El documento discute las limitaciones de una visión limitada de la cognición en la enseñanza. Señala que el desarrollo cognitivo y afectivo ocurren juntos, no por separado, y que la percepción es un proceso cognitivo que depende de la experiencia a través de los sentidos y la imaginación. Concluye que los programas educativos deberían enfocarse en ayudar a los estudiantes a experimentar el entorno para formar diferentes significados.