El documento describe cómo Jesucristo fundó la Iglesia a través de sus enseñanzas, milagros y la institución de la Eucaristía y el sacerdocio. Su muerte en la cruz tuvo la intención de convocar a toda la humanidad en una comunidad reconciliada con Dios. El Espíritu Santo puso en marcha la Iglesia y la preparó a través de la historia del pueblo de Israel bajo la antigua alianza.