Las reformas progresistas en España durante el siglo XIX incluyeron: 1) la disolución del régimen señorial y la conversión de los campesinos en arrendatarios o jornaleros; 2) la supresión de mayorazgos y fideicomisos para liberar las tierras; y 3) la desamortización eclesiástica de Mendizábal que vendió las propiedades de las órdenes religiosas.