Este documento explora por qué el color azul se asocia tradicionalmente con los niños y el rosa con las niñas. Presenta dos teorías sobre el origen de esta asociación: 1) una tradición que se remonta a la Inglaterra anglosajona y Alemania y 2) un cambio en el siglo XIX donde los roles se invirtieron. También analiza un estudio que sugiere que las preferencias de color pueden deberse a diferencias evolutivas en las tareas de los géneros ancestrales. El documento concluye que