El documento discute cómo la teoría del aprendizaje ha cambiado en la era digital, argumentando que la experiencia, no la tecnología, es la fuente principal del aprendizaje. Aunque la tecnología puede brindar información rápidamente, el aprendizaje verdadero requiere experiencia personal y emocional que conduzca a un cambio de comportamiento. La tecnología debe usarse como un recurso para apoyar múltiples experiencias de aprendizaje, no como la única metodología.