El ensayo examina la geoingeniería como una estrategia militar oculta utilizada por países con capacidades para controlar el clima, incluyendo EE.UU. y Rusia, y argumenta que tales prácticas han estado en curso durante décadas. Se discute la manipulación climática como una forma de intentar abordar el calentamiento global mientras se ignoran las consecuencias ambientales y sociales. Además, se solicita una moratoria en la experimentación de geoingeniería y se critica la falta de transparencia en las decisiones que afectan a la población global.