El ensayo analiza cómo debe ser la educación futura, enfatizando el uso de tecnologías como smartphones y la enseñanza virtual para mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Destaca la necesidad de formar ciudadanos responsables y competentes, integrando a la familia en el proceso educativo y adaptando las estrategias de enseñanza a las necesidades individuales. La conclusión plantea que los roles del docente cambiarán, evolucionando hacia guías del aprendizaje en un entorno educativo más personalizado para el año 2030.