El relato describe un río que, inicialmente estancado y sucio, encuentra su propósito tras la intervención del dios Indra. A medida que el río se transforma, sus aguas se vuelven limpias y bellas, atrayendo vida y admiración, en contraste con aquellos humanos que desperdician sus oportunidades. La historia culmina con la reflexión de Indra sobre la naturaleza humana y su inclinación a permanecer en la inercia.