El Estadio Olímpico de Berlín fue construido antes de la Segunda Guerra Mundial para albergar los Juegos Olímpicos de 1936. Su arquitectura neoclásica emulaba al Coliseo Romano e incluía una torre central para Adolf Hitler, reflejando los ideales imperialistas nazis. El estadio tuvo capacidad para 100,000 espectadores y utilizó materiales como hormigón y piedra para demostrar la superioridad alemana.