La ley de Boyle establece que, a temperatura constante, la presión de un gas es inversamente proporcional a su volumen en un recipiente cerrado. La relación se puede expresar como p • v = constante, con implicaciones directas sobre cómo cambios en la presión afectan el volumen del gas. Por ejemplo, duplicar la presión reduce el volumen a la mitad y triplicar el volumen reduce la presión a un tercio.