El documento analiza el capítulo 8 del Génesis, describiendo cómo Dios recuerda a Noé y hace retroceder las aguas tras el diluvio, permitiendo que el arca reposara en el monte Ararat. Se destaca el envío de la paloma para verificar la desaparición del agua y culmina con Noé ofreciendo un sacrificio a Dios, quien promete no maldecir la tierra nuevamente. Finalmente, se establece que los ciclos de siembra y cosecha, así como los cambios de estaciones, continuarán mientras la tierra exista.