El documento propone adecuar la estructura de la ONU a la realidad actual, incluyendo la incorporación de nuevos miembros permanentes al Consejo de Seguridad y la revisión del poder de veto de los cinco países que lo detentan. También sugiere ampliar el alcance de la ONU para incluir a fuerzas políticas opositoras, regular las actividades de corporaciones multinacionales, y establecer mecanismos de control internacional para proteger derechos humanos y ecológicos. Finalmente, se recomienda la intervención en crisis humanitarias, como la situación en Venezuela y África, y la creación de una fuerza de intervención militar mundial contra crímenes del Estado Islámico.