La jerarquía católica se ordena como una pirámide con diferentes roles al servicio de los demás. En la cima está el Papa, representante de Jesús en la tierra y centro de unidad. Le siguen los cardenales que aconsejan al Papa. Luego están los obispos y arzobispos que supervisan las diócesis, enseñando la doctrina, gobernando y santificando. Los sacerdotes cuidan de las parroquias ofreciendo los sacramentos. Los diáconos asisten a obispos y