Este ensayo sostiene que Jesucristo es el máximo exponente y defensor de las escrituras, íntimamente relacionado con toda la Biblia y su mensaje central. Se argumenta que, a lo largo de su ministerio, Jesucristo cumplió las profecías del Antiguo Testamento y que el verdadero conocimiento de Dios se encuentra únicamente a través de Él. Además, se critica la percepción contemporánea de un 'falso Jesús' que se aleja de la verdad bíblica, enfatizando la importancia del arrepentimiento y el amor verdadero entre los creyentes.