Un vehículo que funcione con agua podría mejorar el medio ambiente al no emitir gases de efecto invernadero y depender de un recurso renovable. Sin embargo, dividir el agua en hidrógeno y oxígeno requiere mucha energía, y almacenar eficazmente los gases sigue siendo un desafío técnico. Más investigación es necesaria para determinar la viabilidad comercial de tales vehículos.