Este documento describe las cuitas y preocupaciones de Fefa Marentes ante el Juicio Final. Marentes se angustiaba pensando en el Juicio y en si sería condenada o no. El maestro del pueblo la consoló explicándole la belleza de la música del Requiem de Mozart, lo que la tranquilizó. Aunque Marentes no tenía grandes pecados que confesar, ocasionalmente cometía pequeños actos como robar uvas de la viña del cura.