Carl Gustaf Mosander descubrió el lantano en 1839 en Suecia al separarlo de un mineral de cerio impuro. Se extrajo de la tierra lantana, tratándola con un ácido fuerte. El lantano se puede encontrar en equipos electrónicos y vidrios, y puede causar daños pulmonares y hepáticos con exposición prolongada. También se puede acumular en suelos, agua y organismos, causando daños reproductivos y neurológicos en animales acuáticos.