La instalación de Windows es más sencilla pero menos personalizable que la de Linux. Ambos sistemas operativos ofrecen una alta compatibilidad con hardware aunque Windows incluye más controladores. Linux tiene menos software disponible que Windows pero empresas como Sun Microsystems e IBM han ayudado a aumentar la oferta. Linux es más robusto que Windows ya que rara vez necesita reiniciarse y las aplicaciones fallidas no bloquean el sistema.