El orador dice que los hijos no pertenecen a sus padres, sino que son hijos de la Vida. Los niños vienen a través de sus padres pero no son de ellos. Aunque los padres pueden amar a sus hijos, no pueden controlar sus almas ni pensamientos. Los padres deben dejar que sus hijos sigan su propio camino en la vida y no intentar hacerlos como ellos mismos.