Dos hermanos en el siglo XV en Alemania querían estudiar arte, pero su padre no podía pagarlo. Lanzaron una moneda para decidir quién estudiaría, y el perdedor trabajaría en las minas para pagar la educación del ganador. Albrecht Dürer ganó y estudió, mientras su hermano Albert trabajó en las minas durante 4 años para pagarlo. Cuando Albert ya no pudo usar sus manos dañadas, Dürer pintó sus "Manos que oran" en homenaje a su sacrificio.