El documento aborda la importancia de la menstruación en la educación sexual integral, destacando los tabúes y dificultades que enfrenta su enseñanza. Propone que hablar sobre menstruación en las aulas puede desafiar estereotipos de género y abordar temas de autocuidado, salud y equidad. También señala la relación entre menstruación, pobreza y desigualdad, así como la falta de políticas públicas que aborden su impacto en la vida social y personal de las personas menstruantes.