Este documento destaca la importancia de moderar nuestras palabras, ya que pueden construir o destruir. Las palabras tienen un gran poder y pueden afectar a los demás de maneras duraderas. La moderación implica controlar lo que decimos para evitar causar daño y, en cambio, usar palabras amables que inspiren a los demás. Cultivar la moderación requiere sabiduría, integridad y humildad.