El castellano surgió en el norte de España a partir del latín vulgar hablado por los romanos. Fue influenciado por lenguas prerromanas como el vasco, y luego por invasores como los visigodos y los árabes, dejando préstamos léxicos. Durante la Reconquista, el castellano se expandió por la Península Ibérica, convirtiéndose en el idioma dominante en el siglo XIV. Posteriormente, se extendió a Hispanoamérica y Filipinas debido al colonialismo español.