El documento analiza el neogótico como un movimiento artístico historicista vinculado al romanticismo y al nacionalismo, que busca reproducir el lenguaje arquitectónico del arte gótico medieval. Destaca ejemplos significativos de este estilo en diversas construcciones, como el Parlamento de Londres y la Catedral de Colonia, así como otros estilos historicistas como el neobarroco, neoárabe y neomudéjar, que emergieron en el siglo XIX y su influencia en la arquitectura internacional. También se menciona la importancia de diversas estructuras y su impacto cultural a lo largo de la historia.