El documento resume las investigaciones y directrices sobre el parto vaginal después de una cesárea. Estudios en 1981 y 1988 concluyeron que el parto vaginal tras una cesárea anterior es una opción segura si no hay indicaciones de repetir la cesárea. Se debe alentar la prueba de parto excepto en casos de incisiones uterinas verticales altas u otras contraindicaciones claras. El riesgo de dehiscencia o ruptura uterina es bajo, de alrededor del 1% o menos, y no hay un aumento de la mortalidad materna o neonatal.