San Agustín de Hipona propuso que el conocimiento humano proviene de dos fuentes: los sentidos y la razón iluminada por Dios. Defendió que el alma es inmortal e indivisible, mientras que el cuerpo es su instrumento. También argumentó que Dios existe y creó el alma de cada persona, y que los seres humanos pueden elegir entre vivir para la "Ciudad de Dios" o la "Ciudad terrenal".