Kodak enfrentó el desafío de transicionar de la fotografía en película a la digital. Si bien invirtió miles de millones en cámaras y servicios digitales, no pudo diferenciarse de la fuerte competencia ni capitalizar adecuadamente estas inversiones. Aunque mantuvo parte de su negocio tradicional, dependió demasiado de fabricantes externos en lugar de crear su propia industria digital, lo que perjudicó su capacidad de competir efectivamente en el nuevo mercado.