Los padres deben comunicarse con sus hijos sobre el uso de Internet y no dejarlos navegar solos por largos períodos. Es mejor que el ordenador familiar se ubique en un área común en lugar de los dormitorios de los niños. Los padres también deben revisar ocasionalmente el historial y conversaciones en el ordenador para asegurarse de que los niños no accedan a contenido inapropiado o hablen con extraños.