El documento resume la arquitectura y el arte barroco en Italia entre los siglos XVII y XVIII. Destaca arquitectos como Bernini, Borromini y Guarini y sus obras más representativas como la Plaza de San Pedro y la Columnata de San Pedro en el Vaticano. También describe las características de la arquitectura barroca italiana como el dinamismo, la monumentalidad y la decoración exuberante. Finalmente, hace mención a la literatura, música y escultura barrocas en Italia.