Las primeras formas de iluminación eran antorchas y recipientes con brasas. Más tarde se desarrollaron lámparas de aceite con mechas que permitían una combustión más prolongada. En los siglos XVIII y XIX hubo avances significativos como las mechas planas, la lámpara de Argand y las lámparas de gas e incandescentes. Finalmente, en el siglo XX las lámparas eléctricas como las incandescentes y fluorescentes reemplazaron a las anteriores formas de iluminación.