El documento describe cómo las redes sociales y aplicaciones de mensajería se han convertido en nuevos espacios de socialización, especialmente para los jóvenes. Estos usan estas plataformas para comunicarse y mantener relaciones sociales de forma similar a como lo hacen en la vida real. Aunque algunos critican que estas interacciones en línea son menos significativas, el documento argumenta que pueden implicar emociones profundas y no son necesariamente más superficiales que las relaciones cara a cara.