La rubéola se transmite a través de gotas de secreciones de la nariz y la garganta de personas infectadas, y puede transmitirse hasta un año después de la infección inicial a través de la orina y otras secreciones. La vacuna contra la rubéola es importante para prevenir posibles daños al feto si una mujer no inmunizada contrae la enfermedad durante el embarazo. La vacunación de niñas y mujeres en edad fértil que no son inmunes ayuda a reducir el riesgo de brotes.