La ruptura de una pareja genera dolor y pérdida para todos los miembros de la familia. Es importante que los padres manejen sus emociones de forma sana y no involucren a los hijos en sus conflictos, para evitarles sufrimiento. Los padres deben hablar con los hijos sobre la separación de una manera respetuosa, responder sus preguntas pero sin darles demasiados detalles. El bienestar de los niños debe ser la máxima prioridad durante y después del proceso de separación.