La narrativa presenta la historia de Ramón Figuerola, un cronista de la ciudad de Coatzacoalcos que recuerda el pasado de la zona. Describe cómo era el área antes de que llegaran los trabajadores del ferrocarril y la ciudad comenzara a expandirse, cuando había pantanos, árboles y vida silvestre. A pesar de los cambios, Figuerola acepta que el progreso trae un mundo mejor. Comparte sus recuerdos con nostalgia hasta que su esposa Luciana le recuerda tomar té.