El padre de un niño discapacitado pronunció un discurso sobre cómo un grupo de jóvenes le permitió a su hijo jugar béisbol con ellos y ganar el juego, mostrando la perfección de Dios en cómo tratamos a los demás. El padre concluyó que al darle a su hijo esta oportunidad, los jugadores alcanzaron su propio nivel de perfección divina. La historia insta a los lectores a compartir mensajes positivos sobre la vida tanto como comparten bromas.