La historia cuenta la experiencia de un niño que se subió al escenario durante un concierto y comenzó a tocar el piano inocentemente. Cuando el gran maestro Paderewski llegó, en lugar de enojarse, susurró al niño que continuara tocando y luego acompañó al niño tocando otra parte para transformar la situación en un momento creativo. La historia enseña que con la ayuda de Dios, uno puede convertir situaciones embarazosas en obras de arte.