Sistemas
 colaborativos



Esclavos de la
Pasión
Estudiantes : Yelina Franco
Zuleimy Torres
Profesora :
Belén Gonzales
Introducción

La vida esta sembrada de altibajos , pero
nosotros debemos aprender a mantener el
equilibrio. No se trata de que para ser
felices debamos evitar los sentimientos de
angustiosos, si no tan solo que no nos
pasen inadvertidos y terminen desplazando
a los estados de ánimos mas positivos. =)
Sabias que …
Llegar a dominar las emociones constituye una tarea tan
ardua que requiere una dedicación completa y es por ello
por lo que la mayor parte de nosotros sólo podemos tratar de
controlar —en nuestro tiempo libre— el estado de ánimo que
nos embarga. Todo lo que hacemos, desde leer una novela o
ver la televisión, hasta las actividades y los amigos que
elegimos, no son más que intentos de llegar a sentirnos mejor.
El arte de calmarse a uno mismo constituye una habilidad
vital fundamental, y algunos intérpretes del pensamiento
psicoanalítico, como, por ejemplo, John Bowlby y D.W.
Winnicott consideran que se trata del más fundamental de
los recursos psicológicos. En teoría, los niños emocionalmente
sanos aprenden a calmarse tratándose a sí mismos del modo
en que han sido tratados por los demás, y es así como se
vuelven menos vulnerables a las erupciones del cerebro
emocional.
maniaco -depresivos
    Uno de los problemas
    característicos de los trastornos
    maníaco-depresivos es que,
    cuando la persona está
    inmersa en plena crisis
    maníaca, se halla plenamente
    convencida de que no
    necesita ningún tipo de ayuda
    a pesar de las desastrosas
    decisiones que pueda estar
    tomando. Así pues, la
    medicación psiquiátrica
    brinda a las personas que
    están atravesando este tipo
    de episodios un instrumento
    para manejar más
    adecuadamente sus vidas.
La anatomía del enfado
Ejemplo #1
   Supongamos que otro conductor se nos acerca
    peligrosamente mientras estamos circulando por la
    autopista. Aunque nuestro primer pensamiento reflejo sea,
    por ejemplo, «¡maldito hijo de puta!», lo que realmente
    resulta decisivo para el desarrollo de la rabia es que ese
    pensamiento vaya seguido de otros pensamientos de
    irritación y venganza, como, por ejemplo: «¡ese cabrón
    Podría haber chocado conmigo! ¡No puedo permitírselo!».
    En tal caso, nuestros nudillos palidecen mientras las manos
    aprietan firmemente el volante (una especie de sustitución
    del hecho de estrangular al otro conductor), el cuerpo se
    predispone para la lucha —no para la huida— y
    comenzamos a temblar mientras resbalan por nuestra
    frente gotas de sudor, el corazón late con fuerza y
    tensamos todos los músculos del rostro.
Es como si quisiéramos asesinarle. Entonces es
cuando oímos el claxon del coche que nos
sigue y nos damos cuenta de que, después de
haber evitado por los pelos la colisión, hemos
aminorado la marcha inadvertidamente y
estamos a punto de explotar y proyectar toda
nuestra rabia sobre ese otro conductor. Esta es
la sustancia misma de la hipertensión, de la
conducción imprudente y hasta de muchos
accidentes de automóvil.
Solución para apagar el
enfado del conductor….
   Comparemos ahora esta secuencia del desarrollo
    de la rabia con otra línea de pensamiento más
    amable hacia el conductor que se ha interpuesto
    en nuestro camino: «es muy posible que no me
    haya visto o que tenga una buena razón para
    conducir de ese modo, probablemente una
    urgencia médica». Esta posibilidad atempera
    nuestro enfado con la compasión o, al menos,
    con cierta apertura mental que permite detener
    la escalada de la rabia. El problema estriba,
    como nos recuerda el desafío de Aristóteles, en
    tener el grado de enfado apropiado, ya que, con
    demasiada frecuencia, la rabia escapa a nuestro
    control.
Benjamín Franklin expresó muy
acertadamente este punto
cuando dijo:
«siempre hay razones para estar
enfadados, pero éstas rara vez son
buenas».
Solución                =)
En primer lugar, debemos tratar de socavar las
convicciones que alimentan el enfado. Cuantas
más vueltas demos a los motivos que nos llevan al
enojo, más «buenas razones» y más justificaciones
encontraremos para seguir enfadados. Los
pensamientos obsesivos son la leña que alimenta el
fuego de la ira, un fuego que sólo podrá extinguirse
contemplando las cosas desde un punto de vista
diferente. Como ha puesto de manifiesto la
investigación realizada por Tice, uno de los remedios
más poderosos para acabar con el enfado consiste
en volver a encuadrar la situación en un marco más
positivo.
La «irrupción» de la rabia
Dolf Zillman
   Este descubrimiento confirma las conclusiones a las que ha llegado
    Dolf Zillmann, psicólogo de la Universidad de Alabama, quien, a lo
    largo de una exhaustiva serie de cuidadosos experimentos, ha
    determinado con detalle la anatomía de la rabia. Si tenemos en
    cuenta que la raíz de la cólera se asienta en la vertiente
    beligerante de la respuesta de lucha-o-huida, no es de extrañar
    que Zillman concluya que el detonante universal del enfado sea la
    sensación de hallarse amenazado. Y no nos referimos solamente a
    la amenaza física sino también, como suele ocurrir, a cualquier
    amenaza simbólica para nuestra autoestima o nuestro amor
    propio (como, por ejemplo, sentirse tratado ruda o injustamente,
    sentirse insultado, menospreciado, frustrado en la consecución de
    un determinado objetivo, etcétera), percepciones, todas ellas,
    que actúan a modo de detonante de una respuesta límbica que
    tiene un efecto doble sobre el cerebro.
   Por una parte, libera la secreción de
    catecolaminas que cumplen con la función
    de generar un acceso puntual y rápido de la
    energía necesaria para «emprender una
    acción decidida —como dice Zillman— tal
    como la lucha o la huida». Esta descarga de
    energía límbica perdura varios minutos
    durante los cuales nuestro cuerpo, en función
    de la magnitud que nuestro cerebro
    emocional asigne a la amenaza, se dispone
    para el combate o para la huida.
   Mientras tanto, otra oleada energética activada
    por la amígdala perdura más tiempo que la
    descarga catecolamínica y se desplaza a lo largo
    de la rama adrenocortical del sistema nervioso,
    aportando así el tono general adecuado a la
    respuesta. Esta excitación adrenocortical
    generalizada puede perdurar horas e incluso días,
    manteniendo al cerebro emocional predispuesto
    a la excitación y convirtiéndose en un trampolín
    fisiológico que provoca que las reacciones
    subsecuentes se produzcan con especial
    celeridad.
   Esta hipersensibilidad difusa provocada por la excitación
    adrenocortical explica por qué la mayoría de las personas
    parecen más predispuestas a enfadarse una vez que ya
    han sido provocadas o se hallan ligeramente excitadas.
    Por otra parte, todos los tipos de estrés provocan una
    excitación adrenocortical que contribuye a bajar el
    umbral de la irritabilidad. De este modo, después de un
    duro día del trabajo, una persona se sentirá especialmente
    predispuesta a enfadarse en casa por las razones más
    insignificantes —el ruido o el desorden de los niños, por
    ejemplo—, razones que en otras circunstancias no tendrían
    el poder suficiente para desencadenar un secuestro
    emocional.
   Zillman ha llegado a estas conclusiones después de una
    concienzuda experimentación. En uno de sus estudios, por
    ejemplo, contaba con un cómplice cuya misión era la de
    provocar a las personas que se habían ofrecido voluntarias
    para el experimento haciendo comentarios sarcásticos
    sobre ellos. Seguidamente, los voluntarios veían una
    película divertida u otra de carácter más perturbador. A
    continuación se les ofrecía la ocasión de desquitarse de
    quien les acababa de criticar pidiéndoles que valorasen lo
    que, en su opinión, debía pagársele. Los resultados
    demostraron claramente que la intensidad de su venganza
    era directamente proporcional al grado de excitación que
    habían experimentado durante la contemplación de la
    película. Así pues, quienes acababan de ver la película
    más desagradable se mostraban más enfadados y
    ofrecían las peores valoraciones.
Introducción
 Lainvestigación realizada por Zillman
 parece explicar la dinámica inherente a
 un drama familiar doméstico del que fui
 testigo cierto día que me hallaba de
 compras en el supermercado. Al otro
 extremo del pasillo podía oírse el tono
 mesurado y amable de una joven madre
 que se dirigía a su hijo con un escueto.
El enfado se construye sobre
el enfado
Ejemplo #2
   —Devuelve... eso... a su sitio.
   —Pero yo lo quiero —gimoteaba el pequeño, aferrándose con
    más fuerza a la caja de cereales con la imagen de las Tortugas
    Ninja.
   —Ponlo en su sitio —dijo la madre con un tono de voz que
    comenzaba a traslucir una cierta irritación.
   En aquel momento, una niña más pequeña, que iba sentada en el
    asiento del carro, tiró al suelo el tarro de gelatina que estaba
    mordisqueando y, al derramarse por el suelo, la madre comenzó a
    vociferar.
   —¡Toma! —dijo furiosa mientras le daba un bofetón.
   A continuación arrebató la caja de manos del niño, la arrojó al
    anaquel más cercano y, levantando a su hijo velozmente del suelo
    por la cintura, lo llevó a rastras pasillo adelante mientras empujaba
    el carro amenazadoramente. Ahora la niña lloraba y el niño
    pataleaba protestando:
   —¡Bájame! ¡Bájame!
¿Qué fue lo que paso ?
   Zilíman ha descubierto que cuando el cuerpo
    se encuentra en un estado de irritabilidad —
    como ocurría, por ejemplo, en el caso de esta
    madre— y algo suscita un secuestro
    emocional, la emoción subsecuente, sea de
    enfado o ansiedad, revestirá una intensidad
    especial. Y ésta es la dinámica que
    invariablemente se pone en funcionamiento
    cuando alguien se irrita. Zillman considera la
    escalada del enfado como «una secuencia
    de provocaciones, cada una de las cuales
    suscita una reacción de excitación que tiende
    a disiparse muy lentamente».
En este momento, la persona
se siente incapaz de perdonar
y se cierra a todo
razonamiento. Todos sus
pensamientos gravitan en
torno a la venganza y la
represalia, sin detenerse a
considerar las posibles
consecuencias de sus actos.
Este alto nivel de excitación,
afirma Zillman, «alimenta una
ilusión de poder e
invulnerabilidad que
promueve y fomenta la
agresividad», ya que, «a falta
de toda guía cognitiva
adecuada», la persona
enfadada se retrotrae a la
más primitiva de las
respuestas. Es así cómo las
descargas límbicas prosiguen
su curso ascendente y las
lecciones más rudimentarias
de la brutalidad terminan
convirtiéndose en guías para
la acción.
Un Bálsamo para el enfado
   A la vista de este análisis sobre la anatomía del enfado,
    Zillman considera que existen dos posibilidades de
    intervención en el proceso. El primer modo de restar fuerza
    al enfado consiste en prestar la máxima atención y darnos
    cuenta de los pensamientos que desencadenan la
    primera descarga de enojo (esta evaluación original
    confirma y alienta la primera explosión mientras que las
    siguientes sólo sirven para avivar las llamas ya encendidas).
    El momento del ciclo del enfado en el que intervengamos
    resulta sumamente importante porque, cuanto antes lo
    hagamos, mejores resultados obtendremos. De hecho, el
    enfado puede verse completamente cortocircuitado si,
    antes de darle expresión, damos con alguna información
    que pueda mitigarlo.
como decíamos anteriormente, también existe
otra posibilidad para desarticular el enfado
que, según Zilíman, sólo resulta posible en casos
de irritación moderada y, por el contrario, no
funciona en niveles más intensos, debido a lo
que el mismo Zillman denomina «incapacidad
cognitiva», que impide a las personas razonar
adecuadamente. Cuando la gente se halla
sometida a un nivel de irritabilidad muy intenso,
tiende a infravalorar los posibles mensajes de
información mitigante con frases tales como «
¡esto es intolerable!» o -como afirma Zillmann —
con suma delicadeza— con «las más burdas
procacidades que nos brinda nuestro idioma».
El enfriamiento…
En cierta ocasión, cuando sólo tenía trece
anos, me enzarcé en una agria discusión en
casa y salí de ella jurando que jamás
regresaría. Era un hermoso día de verano y
estuve paseando por el campo hasta que la
paz y la belleza circundantes me invadieron y
gradualmente fui tranquilizándome. Al cabo de
unas horas regresé a casa sereno y
completamente arrepentido. A partir de aquel
momento, cada vez que me enfado busco una
oportunidad para hacer lo mismo, lo que
considero el mejor de los remedios.
Estudios de 1899
   Este relato forma parte de uno de los primeros
    estudios científicos sobre el enfado llevado a
    cabo en 1899, un estudio que aún sigue siendo
    todo un modelo de la segunda forma de aplacar
    el enfado que citábamos anteriormente, tratar de
    aplacar la excitación fisiológica ligada a la
    descarga adrenalínica en un entorno en el que
    no haya peligro de que se produzcan más
    situaciones irritantes. Eso supone, por ejemplo,
    que, en el caso de una discusión, la persona
    agraviada debería alejarse durante un tiempo de
    la persona causante del enojo y frenar la
    escalada de pensamientos hostiles tratando de
    distraerse.
Las distracciones
las distracciones son un recurso
sumamente eficaz para
modificar nuestro estado de
ánimo por la sencilla razón de
que es difícil seguir enfadado
cuando uno se lo está
pasando bien. El truco, pues,
consiste en darnos permiso
para que el enfado vaya
enfriándose mientras tratamos
de disfrutar de un rato
agradable.
La falacia
de la
catarsis
Ejemplo #3
   La falacia de la catarsis
   Apenas subí a un taxi de la ciudad de Nueva York, un joven que quería
    cruzar la calle se detuvo ante el vehículo a esperar que el tráfico
    disminuyera. El taxista, impaciente por arrancar, tocó entonces el claxon y
    comenzó a mover el vehículo lentamente a fin de que el joven se apartara
    de su camino. La réplica de éste fue un ademán obsceno y grosero.
   —Eh. tú. hijo de puta! —le espetó, entonces, el taxista. pisando el acelerador
    y el freno al mismo tiempo amenazando con embestirle.
   Ante aquella intimidación, el joven se hizo a un lado bruscamente y
    descargó un puñetazo sobre la carrocería del taxi mientras éste trataba de
    abrirse paso a través del tráfico. El taxista soltó entonces una burda letanía
    de exclamaciones dirigidas al joven.
   —No puedes cargar con la mierda del primer imbécil que se te cruce en el
    camino. Tienes que devolvérsela a gritos. Por lo menos, eso te hace sentir
    mejor —me dijo luego el conductor, a guisa de conclusión, todavía
    visiblemente afectado.
La catarsis
 Lacatarsis —el hecho de dar rienda
 suelta a nuestro enfado— se ensalza a
 veces como un modo adecuado de
 manejar la irritación.
   Tice descubrió, asimismo, que el hecho de expresar
    abiertamente el enfado constituye una de las peores
    maneras de tratar de aplacarlo, porque los arranques de
    ira incrementan necesariamente la excitación emocional
    del cerebro y hacen que la persona se sienta todavía más
    irritada. En este sentido, las respuestas ofrecidas por la
    gente confirmaron a Tice que el efecto de expresar
    abiertamente la cólera ante la persona que la provocaba
    había sido el de prolongar su mal humor en lugar de
    acabar con él. Parece mucho más eficaz, en suma, que la
    persona comience tratando de calmarse y que
    posteriormente, de un modo más asertivo y constructivo,
    entable un diálogo para tratar de resolver el problema.
    Como escuché en cierta ocasión, al maestro tibetano
    Chogyam Trungpa cuando se le preguntó por el mejor
    modo de relacionarse con el enfado:

«Ni    lo reprimas ni te dejes
    arrastrar por él».
APLACAR LA ANSIEDAD


            ¿QUÉ ES LO QUE ME PREOCUPA?
Ejemplo #1:
Una mujer aquejada de un trastorno obsesivo-compulsivo se veía
obligada a ejecutar una serie de ceremonias rituales que le ocupaban la
mayor parte del tiempo que pasaba despierta, como ducharse durante
cuarenta y cinco minutos varias veces o lavarse las manos cinco minutos
seguidos veinte o más veces al día. No se sentaba a menos que antes
hubiera limpiado el asiento con alcohol para esterilizarlo. Tampoco podía
tocar a niño o a animal alguno porque, según decía, estaban «demasiado
sucios». En realidad, todos estos comportamientos compulsivos estaban
motivados por un miedo mórbido a los gérmenes, puesto que albergaba el
temor constante de que, si no se lavaba y esterilizaba, terminaría
enfermando y moriría.”
Ciclo De La Preocupación

El ciclo de la preocupación suele comenzar con un relato interno que
salta de un tema a otro y que no suele incluir la representación
imaginaria del infortunio en cuestión. En efecto, las
preocupaciones son de carácter más auditivo que visual -es decir,
se expresan en palabras y no en imágenes—, un hecho muy
importante a la hora de intentar controlarlas.
Ejemplo #2:
Ella se había trasladado desde el Medio Oeste hasta Los Ángeles
porque un editor le había ofrecido trabajo pero, una vez ahí, se
enteró de que la editorial había sido comprada por otra empresa y se
quedó sin él. Entonces empezó a trabajar como escritora
independiente, una profesión muy inestable que lo mismo la
sobrecargaba de trabajo que la colocaba en una precaria situación
económica. No era infrecuente que tuviera que racionar las llamadas
telefónicas y por vez primera carecía de seguro de enfermedad.
Aquella inestabilidad la hacía sentirse tan angustiada que no tardó
en descubrirse teniendo pensamientos sombríos sobre su salud,
convencida de que su dolor de cabeza era el síntoma de un tumor
cerebral e imaginando que iba a sufrir un accidente cada vez que
tomaba el coche. Muchas veces se descubría completamente perdida
en una interminable secuencia de preocupaciones que la envolvían
como una especie de neblina. Como ella misma decía, sus
obsesiones habían acabado convirtiéndose en una especie de
adicción.
Una forma de trabajo con la preocupación

 El primer paso consiste en tomar conciencia de uno mismo y
registrar el primer acceso de preocupación tan pronto como sea
posible.

 El siguiente paso consiste en adoptar una postura crítica ante las
creencias que sustentan la preocupación.
EL CONTROL DE LA TRISTEZA


La tristeza es el estado de ánimo del que la gente más quiere
despojarse y Diane Tice descubrió que las estrategias para
conseguirlo son muy variadas.
Dos Estrategias para tratar la Depresión


Una de ellas consiste en aprender a afrontar los
pensamientos que se esconden en el mismo núcleo de la
obsesión, cuestionar su validez y considerar alternativas más
positivas. La otra consiste en establecer deliberadamente un
programa de actividades agradables que procure alguna clase de
distracción.
Ejemplo #3:
Imagine que está conduciendo en medio de la niebla por una
carretera desconocida, empinada y tortuosa, y que, de
pronto, un coche sale bruscamente de una vía lateral pocos
metros delante de usted sin darle tiempo siquiera a
detenerse. Lo único que puede hacer es pisar a fondo el
pedal del freno, con lo cual su vehículo derrapa de un lado a
otro de la calzada. Un instante antes de oír el ruido del
impacto metálico y de los cristales rotos, se da cuenta de
que el otro coche está lleno de niños y de que es un
transporte escolar que va camino de la escuela. Luego, tras
el breve silencio que sucede a la colisión, oye un coro de
llantos y se las arregla como puede para correr hasta el otro
coche. Entonces descubre consternado que uno de los niños
está tendido en el suelo completamente inerte y se siente
invadido por el sentimiento de culpa de haber sido el
causante de una tragedia...
Los elevadores del estado de ánimo
      Según afirma una teoría, el
      llanto puede constituir un
      método natural para reducir
      los niveles de
      neurotransmisores
      cerebrales que alimentan la
      angustia.




Uno de los antídotos más
eficaces contra la depresión —      Según Tice, el aerobic es una de
muy poco utilizado, por cierto,     las tácticas más eficaces para
fuera del contexto de la            sacudirse de encima tanto la
terapia— es la llamada              depresión leve como otros
reestructuración cognitiva.         estados de ánimo negativos.
LOS REPRESORES DE LA EMOCIÓN—LA NEGACIÓN OPTIMISTA
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  • 1. Sistemas colaborativos Esclavos de la Pasión Estudiantes : Yelina Franco Zuleimy Torres Profesora : Belén Gonzales
  • 2. Introducción La vida esta sembrada de altibajos , pero nosotros debemos aprender a mantener el equilibrio. No se trata de que para ser felices debamos evitar los sentimientos de angustiosos, si no tan solo que no nos pasen inadvertidos y terminen desplazando a los estados de ánimos mas positivos. =)
  • 3. Sabias que … Llegar a dominar las emociones constituye una tarea tan ardua que requiere una dedicación completa y es por ello por lo que la mayor parte de nosotros sólo podemos tratar de controlar —en nuestro tiempo libre— el estado de ánimo que nos embarga. Todo lo que hacemos, desde leer una novela o ver la televisión, hasta las actividades y los amigos que elegimos, no son más que intentos de llegar a sentirnos mejor. El arte de calmarse a uno mismo constituye una habilidad vital fundamental, y algunos intérpretes del pensamiento psicoanalítico, como, por ejemplo, John Bowlby y D.W. Winnicott consideran que se trata del más fundamental de los recursos psicológicos. En teoría, los niños emocionalmente sanos aprenden a calmarse tratándose a sí mismos del modo en que han sido tratados por los demás, y es así como se vuelven menos vulnerables a las erupciones del cerebro emocional.
  • 4. maniaco -depresivos  Uno de los problemas característicos de los trastornos maníaco-depresivos es que, cuando la persona está inmersa en plena crisis maníaca, se halla plenamente convencida de que no necesita ningún tipo de ayuda a pesar de las desastrosas decisiones que pueda estar tomando. Así pues, la medicación psiquiátrica brinda a las personas que están atravesando este tipo de episodios un instrumento para manejar más adecuadamente sus vidas.
  • 6. Ejemplo #1  Supongamos que otro conductor se nos acerca peligrosamente mientras estamos circulando por la autopista. Aunque nuestro primer pensamiento reflejo sea, por ejemplo, «¡maldito hijo de puta!», lo que realmente resulta decisivo para el desarrollo de la rabia es que ese pensamiento vaya seguido de otros pensamientos de irritación y venganza, como, por ejemplo: «¡ese cabrón Podría haber chocado conmigo! ¡No puedo permitírselo!». En tal caso, nuestros nudillos palidecen mientras las manos aprietan firmemente el volante (una especie de sustitución del hecho de estrangular al otro conductor), el cuerpo se predispone para la lucha —no para la huida— y comenzamos a temblar mientras resbalan por nuestra frente gotas de sudor, el corazón late con fuerza y tensamos todos los músculos del rostro.
  • 7. Es como si quisiéramos asesinarle. Entonces es cuando oímos el claxon del coche que nos sigue y nos damos cuenta de que, después de haber evitado por los pelos la colisión, hemos aminorado la marcha inadvertidamente y estamos a punto de explotar y proyectar toda nuestra rabia sobre ese otro conductor. Esta es la sustancia misma de la hipertensión, de la conducción imprudente y hasta de muchos accidentes de automóvil.
  • 8. Solución para apagar el enfado del conductor….  Comparemos ahora esta secuencia del desarrollo de la rabia con otra línea de pensamiento más amable hacia el conductor que se ha interpuesto en nuestro camino: «es muy posible que no me haya visto o que tenga una buena razón para conducir de ese modo, probablemente una urgencia médica». Esta posibilidad atempera nuestro enfado con la compasión o, al menos, con cierta apertura mental que permite detener la escalada de la rabia. El problema estriba, como nos recuerda el desafío de Aristóteles, en tener el grado de enfado apropiado, ya que, con demasiada frecuencia, la rabia escapa a nuestro control.
  • 9. Benjamín Franklin expresó muy acertadamente este punto cuando dijo: «siempre hay razones para estar enfadados, pero éstas rara vez son buenas».
  • 10. Solución =) En primer lugar, debemos tratar de socavar las convicciones que alimentan el enfado. Cuantas más vueltas demos a los motivos que nos llevan al enojo, más «buenas razones» y más justificaciones encontraremos para seguir enfadados. Los pensamientos obsesivos son la leña que alimenta el fuego de la ira, un fuego que sólo podrá extinguirse contemplando las cosas desde un punto de vista diferente. Como ha puesto de manifiesto la investigación realizada por Tice, uno de los remedios más poderosos para acabar con el enfado consiste en volver a encuadrar la situación en un marco más positivo.
  • 12. Dolf Zillman  Este descubrimiento confirma las conclusiones a las que ha llegado Dolf Zillmann, psicólogo de la Universidad de Alabama, quien, a lo largo de una exhaustiva serie de cuidadosos experimentos, ha determinado con detalle la anatomía de la rabia. Si tenemos en cuenta que la raíz de la cólera se asienta en la vertiente beligerante de la respuesta de lucha-o-huida, no es de extrañar que Zillman concluya que el detonante universal del enfado sea la sensación de hallarse amenazado. Y no nos referimos solamente a la amenaza física sino también, como suele ocurrir, a cualquier amenaza simbólica para nuestra autoestima o nuestro amor propio (como, por ejemplo, sentirse tratado ruda o injustamente, sentirse insultado, menospreciado, frustrado en la consecución de un determinado objetivo, etcétera), percepciones, todas ellas, que actúan a modo de detonante de una respuesta límbica que tiene un efecto doble sobre el cerebro.
  • 13. Por una parte, libera la secreción de catecolaminas que cumplen con la función de generar un acceso puntual y rápido de la energía necesaria para «emprender una acción decidida —como dice Zillman— tal como la lucha o la huida». Esta descarga de energía límbica perdura varios minutos durante los cuales nuestro cuerpo, en función de la magnitud que nuestro cerebro emocional asigne a la amenaza, se dispone para el combate o para la huida.
  • 14. Mientras tanto, otra oleada energética activada por la amígdala perdura más tiempo que la descarga catecolamínica y se desplaza a lo largo de la rama adrenocortical del sistema nervioso, aportando así el tono general adecuado a la respuesta. Esta excitación adrenocortical generalizada puede perdurar horas e incluso días, manteniendo al cerebro emocional predispuesto a la excitación y convirtiéndose en un trampolín fisiológico que provoca que las reacciones subsecuentes se produzcan con especial celeridad.
  • 15. Esta hipersensibilidad difusa provocada por la excitación adrenocortical explica por qué la mayoría de las personas parecen más predispuestas a enfadarse una vez que ya han sido provocadas o se hallan ligeramente excitadas. Por otra parte, todos los tipos de estrés provocan una excitación adrenocortical que contribuye a bajar el umbral de la irritabilidad. De este modo, después de un duro día del trabajo, una persona se sentirá especialmente predispuesta a enfadarse en casa por las razones más insignificantes —el ruido o el desorden de los niños, por ejemplo—, razones que en otras circunstancias no tendrían el poder suficiente para desencadenar un secuestro emocional.
  • 16. Zillman ha llegado a estas conclusiones después de una concienzuda experimentación. En uno de sus estudios, por ejemplo, contaba con un cómplice cuya misión era la de provocar a las personas que se habían ofrecido voluntarias para el experimento haciendo comentarios sarcásticos sobre ellos. Seguidamente, los voluntarios veían una película divertida u otra de carácter más perturbador. A continuación se les ofrecía la ocasión de desquitarse de quien les acababa de criticar pidiéndoles que valorasen lo que, en su opinión, debía pagársele. Los resultados demostraron claramente que la intensidad de su venganza era directamente proporcional al grado de excitación que habían experimentado durante la contemplación de la película. Así pues, quienes acababan de ver la película más desagradable se mostraban más enfadados y ofrecían las peores valoraciones.
  • 17. Introducción  Lainvestigación realizada por Zillman parece explicar la dinámica inherente a un drama familiar doméstico del que fui testigo cierto día que me hallaba de compras en el supermercado. Al otro extremo del pasillo podía oírse el tono mesurado y amable de una joven madre que se dirigía a su hijo con un escueto.
  • 18. El enfado se construye sobre el enfado
  • 19. Ejemplo #2  —Devuelve... eso... a su sitio.  —Pero yo lo quiero —gimoteaba el pequeño, aferrándose con más fuerza a la caja de cereales con la imagen de las Tortugas Ninja.  —Ponlo en su sitio —dijo la madre con un tono de voz que comenzaba a traslucir una cierta irritación.  En aquel momento, una niña más pequeña, que iba sentada en el asiento del carro, tiró al suelo el tarro de gelatina que estaba mordisqueando y, al derramarse por el suelo, la madre comenzó a vociferar.  —¡Toma! —dijo furiosa mientras le daba un bofetón.  A continuación arrebató la caja de manos del niño, la arrojó al anaquel más cercano y, levantando a su hijo velozmente del suelo por la cintura, lo llevó a rastras pasillo adelante mientras empujaba el carro amenazadoramente. Ahora la niña lloraba y el niño pataleaba protestando:  —¡Bájame! ¡Bájame!
  • 20. ¿Qué fue lo que paso ?  Zilíman ha descubierto que cuando el cuerpo se encuentra en un estado de irritabilidad — como ocurría, por ejemplo, en el caso de esta madre— y algo suscita un secuestro emocional, la emoción subsecuente, sea de enfado o ansiedad, revestirá una intensidad especial. Y ésta es la dinámica que invariablemente se pone en funcionamiento cuando alguien se irrita. Zillman considera la escalada del enfado como «una secuencia de provocaciones, cada una de las cuales suscita una reacción de excitación que tiende a disiparse muy lentamente».
  • 21. En este momento, la persona se siente incapaz de perdonar y se cierra a todo razonamiento. Todos sus pensamientos gravitan en torno a la venganza y la represalia, sin detenerse a considerar las posibles consecuencias de sus actos. Este alto nivel de excitación, afirma Zillman, «alimenta una ilusión de poder e invulnerabilidad que promueve y fomenta la agresividad», ya que, «a falta de toda guía cognitiva adecuada», la persona enfadada se retrotrae a la más primitiva de las respuestas. Es así cómo las descargas límbicas prosiguen su curso ascendente y las lecciones más rudimentarias de la brutalidad terminan convirtiéndose en guías para la acción.
  • 22. Un Bálsamo para el enfado
  • 23. A la vista de este análisis sobre la anatomía del enfado, Zillman considera que existen dos posibilidades de intervención en el proceso. El primer modo de restar fuerza al enfado consiste en prestar la máxima atención y darnos cuenta de los pensamientos que desencadenan la primera descarga de enojo (esta evaluación original confirma y alienta la primera explosión mientras que las siguientes sólo sirven para avivar las llamas ya encendidas). El momento del ciclo del enfado en el que intervengamos resulta sumamente importante porque, cuanto antes lo hagamos, mejores resultados obtendremos. De hecho, el enfado puede verse completamente cortocircuitado si, antes de darle expresión, damos con alguna información que pueda mitigarlo.
  • 24. como decíamos anteriormente, también existe otra posibilidad para desarticular el enfado que, según Zilíman, sólo resulta posible en casos de irritación moderada y, por el contrario, no funciona en niveles más intensos, debido a lo que el mismo Zillman denomina «incapacidad cognitiva», que impide a las personas razonar adecuadamente. Cuando la gente se halla sometida a un nivel de irritabilidad muy intenso, tiende a infravalorar los posibles mensajes de información mitigante con frases tales como « ¡esto es intolerable!» o -como afirma Zillmann — con suma delicadeza— con «las más burdas procacidades que nos brinda nuestro idioma».
  • 25. El enfriamiento… En cierta ocasión, cuando sólo tenía trece anos, me enzarcé en una agria discusión en casa y salí de ella jurando que jamás regresaría. Era un hermoso día de verano y estuve paseando por el campo hasta que la paz y la belleza circundantes me invadieron y gradualmente fui tranquilizándome. Al cabo de unas horas regresé a casa sereno y completamente arrepentido. A partir de aquel momento, cada vez que me enfado busco una oportunidad para hacer lo mismo, lo que considero el mejor de los remedios.
  • 26. Estudios de 1899  Este relato forma parte de uno de los primeros estudios científicos sobre el enfado llevado a cabo en 1899, un estudio que aún sigue siendo todo un modelo de la segunda forma de aplacar el enfado que citábamos anteriormente, tratar de aplacar la excitación fisiológica ligada a la descarga adrenalínica en un entorno en el que no haya peligro de que se produzcan más situaciones irritantes. Eso supone, por ejemplo, que, en el caso de una discusión, la persona agraviada debería alejarse durante un tiempo de la persona causante del enojo y frenar la escalada de pensamientos hostiles tratando de distraerse.
  • 27. Las distracciones las distracciones son un recurso sumamente eficaz para modificar nuestro estado de ánimo por la sencilla razón de que es difícil seguir enfadado cuando uno se lo está pasando bien. El truco, pues, consiste en darnos permiso para que el enfado vaya enfriándose mientras tratamos de disfrutar de un rato agradable.
  • 29. Ejemplo #3  La falacia de la catarsis  Apenas subí a un taxi de la ciudad de Nueva York, un joven que quería cruzar la calle se detuvo ante el vehículo a esperar que el tráfico disminuyera. El taxista, impaciente por arrancar, tocó entonces el claxon y comenzó a mover el vehículo lentamente a fin de que el joven se apartara de su camino. La réplica de éste fue un ademán obsceno y grosero.  —Eh. tú. hijo de puta! —le espetó, entonces, el taxista. pisando el acelerador y el freno al mismo tiempo amenazando con embestirle.  Ante aquella intimidación, el joven se hizo a un lado bruscamente y descargó un puñetazo sobre la carrocería del taxi mientras éste trataba de abrirse paso a través del tráfico. El taxista soltó entonces una burda letanía de exclamaciones dirigidas al joven.  —No puedes cargar con la mierda del primer imbécil que se te cruce en el camino. Tienes que devolvérsela a gritos. Por lo menos, eso te hace sentir mejor —me dijo luego el conductor, a guisa de conclusión, todavía visiblemente afectado.
  • 30. La catarsis  Lacatarsis —el hecho de dar rienda suelta a nuestro enfado— se ensalza a veces como un modo adecuado de manejar la irritación.
  • 31. Tice descubrió, asimismo, que el hecho de expresar abiertamente el enfado constituye una de las peores maneras de tratar de aplacarlo, porque los arranques de ira incrementan necesariamente la excitación emocional del cerebro y hacen que la persona se sienta todavía más irritada. En este sentido, las respuestas ofrecidas por la gente confirmaron a Tice que el efecto de expresar abiertamente la cólera ante la persona que la provocaba había sido el de prolongar su mal humor en lugar de acabar con él. Parece mucho más eficaz, en suma, que la persona comience tratando de calmarse y que posteriormente, de un modo más asertivo y constructivo, entable un diálogo para tratar de resolver el problema. Como escuché en cierta ocasión, al maestro tibetano Chogyam Trungpa cuando se le preguntó por el mejor modo de relacionarse con el enfado: «Ni lo reprimas ni te dejes arrastrar por él».
  • 32. APLACAR LA ANSIEDAD ¿QUÉ ES LO QUE ME PREOCUPA?
  • 33. Ejemplo #1: Una mujer aquejada de un trastorno obsesivo-compulsivo se veía obligada a ejecutar una serie de ceremonias rituales que le ocupaban la mayor parte del tiempo que pasaba despierta, como ducharse durante cuarenta y cinco minutos varias veces o lavarse las manos cinco minutos seguidos veinte o más veces al día. No se sentaba a menos que antes hubiera limpiado el asiento con alcohol para esterilizarlo. Tampoco podía tocar a niño o a animal alguno porque, según decía, estaban «demasiado sucios». En realidad, todos estos comportamientos compulsivos estaban motivados por un miedo mórbido a los gérmenes, puesto que albergaba el temor constante de que, si no se lavaba y esterilizaba, terminaría enfermando y moriría.”
  • 34. Ciclo De La Preocupación El ciclo de la preocupación suele comenzar con un relato interno que salta de un tema a otro y que no suele incluir la representación imaginaria del infortunio en cuestión. En efecto, las preocupaciones son de carácter más auditivo que visual -es decir, se expresan en palabras y no en imágenes—, un hecho muy importante a la hora de intentar controlarlas.
  • 35. Ejemplo #2: Ella se había trasladado desde el Medio Oeste hasta Los Ángeles porque un editor le había ofrecido trabajo pero, una vez ahí, se enteró de que la editorial había sido comprada por otra empresa y se quedó sin él. Entonces empezó a trabajar como escritora independiente, una profesión muy inestable que lo mismo la sobrecargaba de trabajo que la colocaba en una precaria situación económica. No era infrecuente que tuviera que racionar las llamadas telefónicas y por vez primera carecía de seguro de enfermedad. Aquella inestabilidad la hacía sentirse tan angustiada que no tardó en descubrirse teniendo pensamientos sombríos sobre su salud, convencida de que su dolor de cabeza era el síntoma de un tumor cerebral e imaginando que iba a sufrir un accidente cada vez que tomaba el coche. Muchas veces se descubría completamente perdida en una interminable secuencia de preocupaciones que la envolvían como una especie de neblina. Como ella misma decía, sus obsesiones habían acabado convirtiéndose en una especie de adicción.
  • 36. Una forma de trabajo con la preocupación  El primer paso consiste en tomar conciencia de uno mismo y registrar el primer acceso de preocupación tan pronto como sea posible.  El siguiente paso consiste en adoptar una postura crítica ante las creencias que sustentan la preocupación.
  • 37. EL CONTROL DE LA TRISTEZA La tristeza es el estado de ánimo del que la gente más quiere despojarse y Diane Tice descubrió que las estrategias para conseguirlo son muy variadas.
  • 38. Dos Estrategias para tratar la Depresión Una de ellas consiste en aprender a afrontar los pensamientos que se esconden en el mismo núcleo de la obsesión, cuestionar su validez y considerar alternativas más positivas. La otra consiste en establecer deliberadamente un programa de actividades agradables que procure alguna clase de distracción.
  • 39. Ejemplo #3: Imagine que está conduciendo en medio de la niebla por una carretera desconocida, empinada y tortuosa, y que, de pronto, un coche sale bruscamente de una vía lateral pocos metros delante de usted sin darle tiempo siquiera a detenerse. Lo único que puede hacer es pisar a fondo el pedal del freno, con lo cual su vehículo derrapa de un lado a otro de la calzada. Un instante antes de oír el ruido del impacto metálico y de los cristales rotos, se da cuenta de que el otro coche está lleno de niños y de que es un transporte escolar que va camino de la escuela. Luego, tras el breve silencio que sucede a la colisión, oye un coro de llantos y se las arregla como puede para correr hasta el otro coche. Entonces descubre consternado que uno de los niños está tendido en el suelo completamente inerte y se siente invadido por el sentimiento de culpa de haber sido el causante de una tragedia...
  • 40. Los elevadores del estado de ánimo Según afirma una teoría, el llanto puede constituir un método natural para reducir los niveles de neurotransmisores cerebrales que alimentan la angustia. Uno de los antídotos más eficaces contra la depresión — Según Tice, el aerobic es una de muy poco utilizado, por cierto, las tácticas más eficaces para fuera del contexto de la sacudirse de encima tanto la terapia— es la llamada depresión leve como otros reestructuración cognitiva. estados de ánimo negativos.
  • 41. LOS REPRESORES DE LA EMOCIÓN—LA NEGACIÓN OPTIMISTA