El documento analiza críticamente la política de evaluación de docentes en Colombia, la cual se enfoca en medir la competencia mínima más que en promover el desarrollo profesional. Esto limita el crecimiento de los docentes y no contribuye a mejorar la calidad educativa. El autor argumenta que la evaluación debería enfocarse en apoyar el aprendizaje continuo de los profesores para beneficiar tanto a los individuos como a las instituciones educativas.