Este documento discute el segundo mandamiento de no tomar en vano el nombre de Dios. Explica que el nombre de Dios es santo y merece respeto y adoración. Además, advierte contra el uso indebido del nombre de Dios en juramentos y mentiras, ya que esto sería un abuso y falta de respeto. Finalmente, enfatiza la importancia de honrar el nombre de Dios y no usarlo a la ligera.