La lección muestra que el testimonio por Cristo es más efectivo cuando está motivado por agradar a Dios y amar a otros. Pablo y Silas predicaron el evangelio valientemente a pesar de la oposición, motivados por su aprobación de Dios y no por agradar a los hombres. Ellos amaron a los tesalonicenses como una nodriza ama a sus hijos, entregándoles no solo el evangelio sino también sus propias vidas.