El documento discute la necesidad de una educación ética en el contexto de fortalecer la profesión docente. Señala que existe una gran demanda por una educación basada en valores en el sistema escolar, pero que los esfuerzos en la formación y perfeccionamiento de los profesores son insuficientes para enfrentar esta tarea con rigor. Finalmente, destaca como avances positivos la instalación de la transversalidad en el currículo y la promulgación de un Código de Ética para los profesores.