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MANUAL DE ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES 
ESPECÍFICAS DE APOYO EDUCATIVO DERIVADAS DE 
SÍNDROME 
DE DOWN 
6:
2 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
MANUAL DE ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES 
ESPECÍFICAS DE APOYO EDUCATIVO DERIVADAS DE SÍNDROME DOWN 
EDITA: 
Junta de Andalucía 
Consejería de Educación 
Dirección General de Participación e Innovación Educativa 
AUTORES: 
Mª del Carmen Angulo Domínguez 
Antonio Gijón Sánchez 
Manuel Luna Reche 
Inmaculada Prieto Díaz 
DEPÓSITO LEGAL: SE-7537/08 - 6 de 10 
Maquetación y diseño: 
Cúbica Multimedia, S.L. 
impresión: 
Tecnographic, S.L. 
ISBN: 978-84-691-8126-3
6: 3 
ÍNDICE 
Presentación 4 
1. ¿Quiénes son los alumnos y alumnas con Síndrome de Down? 6 
2. Identificación y evaluación del alumnado 14 
3. Necesidades educativas especiales 20 
4. Atención educativa 24 
5. La familia 52 
6. Glosario 54
4 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
Presentación 
T 
ras el fuerte impulso que recibió en 
2002 la atención a la diversidad con 
la primera publicación, por parte de 
la Consejería de Educación, de las 
Guías de Atención al Alumnado con Necesida-des 
Educativas Especiales asociadas a discapa-cidad, 
esta misma Consejería renueva su com-promiso 
con este ámbito. Por esta razón lanza 
una primera revisión de dichas publicaciones, 
actualizándolas y situándolas en un lugar más 
acorde según los cambios normativos, teóricos, 
ideológicos y/o terminológicos que en las últi-mas 
fechas se han producido en educación, en 
general, y en el ámbito de la atención a la diver-sidad, 
en particular; recogiendo así las peculia-ridades 
y exigencias de una realidad dinámica 
como es la educativa. 
En este sentido y dentro de este marco 
de compromiso, difundir entre la comunidad 
educativa la información básica y actualizada 
del alumnado con necesidades específicas de 
apoyo educativo sigue siendo el motor de las 
publicaciones. Para ello, la delimitación de las 
características generales de este alumnado, los 
sistemas y pruebas de detección, la determina-ción 
de las necesidades educativas que suelen 
presentar y la respuesta educativa más adecua-da 
que corresponde a cada una de estas nece-sidades, 
se toman como pilares organizativos 
básicos para su revisión.
6: 5 
La presente publicación se centra en la 
atención al alumnado con síndrome Down, un 
grupo de escolares que demanda una atención 
educativa especializada, con planes de actua-ción 
personalizados en las que el enriqueci-miento 
cognitivo ocupa un papel destacado. 
Atención especializada que debe formar parte 
de una actuación educativa más amplia, en-tendida 
como un continuo sustentado en tres 
pilares principales: la detección de las necesi-dades 
educativas especiales lo más tempra-namente 
posible; la valoración del grado de 
desarrollo real y potencial de sus capacidades; 
y, por último, la toma adecuada de decisiones 
para organizar la atención educativa según las 
necesidades, estableciéndose así la modalidad 
de escolarización oportuna y la determinación 
de los apoyos y recursos ordinarios y/o especia-lizados 
más idóneos según el caso. Se trata de 
englobar la respuesta dentro de una Escuela 
Inclusiva, en la que todos y todas sean tenidos 
en cuenta y progresen y ayuden a progresar al 
resto. Hablamos por tanto de una Escuela para 
Todos y Todas. 
De esta forma, ante esta nueva perspectiva 
de la diversidad, ante esta Escuela para Todos y 
Todas, la integración escolar debe ceder terre-no, 
dejando paso definitivamente, a la Inclu-sión, 
entendida como la capacidad dinámica 
que posee la escuela de atender las necesida-des 
de todo el alumnado. Esto implica, en pa-labras 
de Ainscow, (2006) “la creación de una 
cultura escolar que promueva la tarea de desa-rrollar 
formas de trabajos en centros escolares 
que permitan reducir las barreras al aprendi-zaje 
y la participación del alumnado (...)”, lo 
que contribuye “significativamente a la mejora 
escolar y a convertir las dificultades que ello 
entraña en estímulos, en no problem” . 
Este manual recoge las aportaciones del 
movimiento asociativo síndrome de Down, así 
como de los profesionales que trabajan con 
este alumnado en la delimitación de pautas y 
estrategias didácticas más adecuadas y tenien-do 
en cuenta su forma de ser y aprender. 
Todas estas medidas encierran, en definiti-va, 
la finalidad de proporcionar un marco ge-neral 
que sirva como referente a la comunidad 
educativa a la hora de proyectar una respuesta 
adecuada y realizar una valoración y posterior 
seguimiento de la misma; siempre dentro de 
una perspectiva global del individuo que atien-da 
a sus necesidades personales, sociales y fa-miliares. 
Y todo ello, pretendiendo que cada 
uno de estos escolares consiga el mayor nivel 
de desarrollo posible de sus potencialidades, 
aún siendo conscientes del peligro de las ge-neralizaciones 
y aún sabiendo que, en palabras 
del filósofo alemán Hermann Keyserling, gene-ralizar 
es siempre equivocarse.
¿QUIÉNES SON LOS 
ALUMNOS Y ALUMNAS 
CON SÍNDROME DE DOWN? 1 
MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN 
1.1. El síndrome de Down 
l síndrome de Down (s.D.) o trisomía 
21 es una condición humana ocasio-nada 
por la presencia de 47 cromo-somas 
en los núcleos de las células, 
en lugar de 46. Hay tres cromosomas 21 en 
lugar de los dos habituales. 
Esta alteración genética aparece como conse-cuencia 
de un error, la llamada “no disyunción”, 
durante la división de los cromosomas en el nú-cleo 
de la célula. Consiste en que las células del 
bebé poseen en su núcleo el cromosoma de 
más o cromosoma extra. 
Los seres humanos tenemos normalmente 
46 cromosomas en el núcleo de cada célula de 
nuestro organismo. De esos 46 cromosomas, 
23 los recibimos en el momento en que fuimos 
concebidos del espermatozoide (la célula ger-minal 
del padre) y 23 del óvulo (la célula ger-minal 
de la madre). De esos 46 cromosomas, 
44 son denominados regulares o autosomas y 
forman parejas (de la 1 a la 22), y los otros dos 
constituyen la pareja de cromosomas sexuales, 
6 
E
6: 7 
llamados XX si el bebé es niña y XY si es varón, 
(Pueschel, 1997). 
En cada célula del ser humano se da la acción 
coordinada de sus 46 cromosomas y, por tanto, 
de los cientos de miles de genes que los consti-tuyen. 
En el s.D., el material genético “extra” 
que aparece triplicado en el cromosoma 21, ya 
sea en su totalidad o en parte esencial de él, 
dificulta esa acción coordinada de los cromo-somas 
y provoca una falta de armonía en la 
arquitectura celular que se manifiesta en unas 
alteraciones leves sobre la estructura y función 
del organismo y del cerebro y, en consecuencia 
sobre la conducta y el aprendizaje de las perso-nas 
con s. D. Es un azar genético en la mayoría 
de los casos (Bautista, 2004). 
Nuestra vida depende del equilibrio armo-nioso 
entre los 50.000 a 100.000 genes que 
poseemos. Si hay una trisomía, eso quiere decir 
que un cromosoma está añadiendo más copias 
de genes al conjunto y eso rompe el equilibrio 
armónico entre ellos, con consecuencias sobre 
el funcionamiento de las células y de los órga-nos. 
Es como si en una orquesta hubiera más 
violines o fueran más deprisa de lo debido: la 
armonía de la sinfonía sufre (Flórez, 2006). 
El bebé con síndrome de Down tiene carac-terísticas 
similares al resto de los bebés; las di-ficultades 
que puede presentar somos capaces 
de afrontarlas cada vez mejor. La investigación 
sobre el síndrome de Down en el campo de 
la educación y de la salud es tan intensa que 
vamos alcanzando mejoras sustanciales de una 
generación a otra. 
El síndrome de Down se llama así porque fue 
identificado inicialmente en siglo XIX por el mé-dico 
inglés John Langdon Down. Sin embargo, 
no fue hasta 1957 cuando el Dr. Jerome Leje-une 
descubrió que la razón esencial de que apa-reciera 
este síndrome se debía a que los núcleos 
de las células tenían 47 cromosomas en lugar de 
los 46 habituales (Canal Down 21, 2006). 
1.2. Base neurológica 
del aprendizaje 
Cualquier cerebro humano no está to-talmente 
conformado en el momento de 
nacer, sigue desarrollándose durante varios 
años. La maduración cerebral no termina 
con el nacimiento, sino que prosigue aún 
tiempo después, dándose una plasticidad 
aprovechable. 
El número de neuronas con que nacemos 
no aumenta, pero sí aumenta el número de sus 
conexiones: el número de dendritas. Para que 
una neurona se exprese y funcione tiene que 
tener conexión con otras. Ese número de co-
8 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
nexiones es el que se puede lograr desarrollar 
en las personas con s. D. Es evidente, pues, 
que el cerebro del bebé con s. D. está capacita-do 
para recoger la información e interpretarla; 
sus redes neuronales se lo permiten. 
La sinapsis y, por tanto, la comunicación 
interneuronal es modificada por estímulos ex-ternos; 
es decir, la manipulación del ambiente 
tiene capacidad para instaurar en ella modifica-ciones 
sustanciales y duraderas que facilitan su 
función. La plasticidad es, por tanto, la propie-dad 
que permite que la genética sea invadida, 
corregida, rectificada por la experiencia vital de 
cada individuo (Flórez, 2007). 
Esta propiedad antes referida, la plasticidad 
cerebral, conforma la base esencial del apren-dizaje, 
de tal forma que, si desde el nacimiento 
de una persona con s.D., le proporcionamos 
estímulos correctos para provocar respuestas 
en diferentes áreas, aceleraremos de forma 
significativa el crecimiento de su desarrollo 
cognitivo y de su autonomía. Todo aquello que 
posibilite la llegada de la información exterior 
y el desarrollo de los estímulos sensoriales, fa-vorece 
también el desarrollo cerebral. 
Por lo tanto, el desarrollo del cerebro va 
a ser fruto de dos grandes elementos: la ca-pacidad 
genética y el ambiente; en nuestro 
caso la capacidad genética y la intervención 
educativa (Bautista, 2004). El aprendizaje es 
consecuencia de la influencia reciproca en-tre 
individuo y medio ambiente (Amor Pan, 
2004). La acción educativa va a favorecer 
en gran manera el desarrollo cognitivo. Su 
pleno desarrollo va a depender muy directa-mente 
de nuestro trabajo tenaz, constante 
y confiado en sus posibilidades. 
1.3. Características educativas 
Las personas con s.D. presentan unas carac-terísticas 
que les dan una apariencia común, 
propia del síndrome, pero con una clara diferen-cia 
determinada por la herencia y el ambiente 
de cada individuo. Si bien tienen un fenotipo
6: 9 
en cierto modo característico, las personas con 
s.D. son diferentes entre sí. De ahí la marcada 
individualidad de este síndrome. 
No obstante, partiendo de su individuali-dad, 
podemos considerar un conjunto de ca-racterísticas 
que les son comunes, si bien en 
grado diverso: 
Los alumnos y alumnas con s.D. son compe-tentes 
para aprender. Aprenden lo que se les en-seña 
de manera adecuada a su forma de ser y 
aprender. La variabilidad de capacidades es gran-de, 
pero todos y todas pueden aprender. Cada 
alumno y alumna con s.D. lleva dentro de sí un 
potencial de aprendizaje que se desarrollará si 
creemos en sus posibilidades, le damos oportu-nidades 
de aprender y planteamos estrategias de 
enseñanza acordes con sus peculiaridades. 
Está ampliamente demostrado que son 
competentes para aprender siempre y cuando 
la familia, la escuela y la sociedad interactúen 
con estrategias de aprendizaje apropiadas a 
su forma de ser y de aprender. Cada persona 
aprende si se le ofrece el entorno adecuado, 
se le anima y se le ofrecen oportunidades de 
aprendizaje (Arnaiz, 1996). 
Si una persona con s.D. no aprende, nos te-nemos 
que preguntar el porqué. Puede haber 
problemas en los procedimientos educativos. 
Se puede afirmar que no hay alumnos ni alum-nas 
con s.D. incapaces de aprender, sino más 
bien métodos inadecuados para enseñar. 
Aprenden en la escuela de la diversidad. La es-cuela 
para todos es el mejor escenario posible. 
Estos alumnos y alumnas tienen amplia capa-cidad 
para desenvolverse con crecientes grados 
de autonomía en la vida diaria. La escuela es un 
lugar para educarse en la convivencia y no sólo 
para transmitir conocimientos, sino para apren-der 
a descubrirlos de manera compartida. (Ló-pez 
Melero, 2006). La escuela inclusiva atiende 
esas diferencias con estrategias de enseñanza 
adecuadas a su modo y ritmo de aprender. La 
atención a la diversidad es un concepto para dar 
respuesta a las necesidades educativas de cual-quier 
alumno o alumna. 
En su desarrollo cognitivo, la disgenesia ce-rebral 
es la responsable de la discapacidad in-telectual 
y, por consiguiente, de su dificultad 
de aprendizaje, que en mayor o menor medida 
acompaña a las personas con s.D. 
El número de neuronas que realizan la fun-ción 
de interconexión está disminuido. Por 
ello, para responder a los estímulos externos 
y consolidar los aprendizajes necesitan más 
tiempo, debido a la latencia de respuesta que 
les caracteriza. 
Este alumnado presenta lentitud en su capa-cidad 
cognitiva. Los procesos y los ritmos de los 
sistemas nerviosos y cognitivo son más lentos 
(García, 2000). El aprendizaje de los alumnos y 
alumnas con s.D. se realiza a ritmo lento. Tienen 
una manera distinta de adquirir y organizar la 
información. La entrada de información, su pro-cesamiento 
y su posterior respuesta discurren 
lentamente en su cerebro. Las vías existen, sólo 
que la información pasa más lentamente (López 
Moratalla, 2004).
10 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
La discapacidad intelectual conlleva una me-nor 
capacidad para la adaptación a las circuns-tancias 
(Pan, 2004). 
Las personas con s.D. son inteligentes y de-sarrollan 
su inteligencia a lo largo de su vida, si 
se les ofrecen oportunidades de aprender, me-diante 
la interacción permanente de la familia, 
escuela y sociedad. Una inteligencia entendi-da 
y alejada ya de aquella definición en la que 
imperaban, única y exclusivamente, aspectos 
referentes a las capacidades lógico - matemá-ticas 
y lingüísticas del sujeto, medidas tras la 
aplicación de incompletos test psicométricos. 
Lejos de lo anterior, desde una perspectiva in-clusiva, 
global y multidisciplinar, cuando em-pleamos 
el concepto de inteligencia hacemos 
hincapié en las diversas inteligencias desarro-lladas 
por Howard Gardner en su Teoría de 
las Inteligencias Múltiples, en la que el autor 
establece que no tenemos una única capaci-dad 
mental, sino varias. Esto implica que una 
medida de la inteligencia basada en los ámbi-tos 
lógico-matemáticos y/o lingüísticos no con-cluiría 
resultados ni objetivos, ni definitivos. Es, 
por tanto, muy conveniente, que la atención 
educativa a todo el alumnado, en general, y al 
alumnado con s.D en particular, desarrolle la 
inteligencia en todos sus ámbitos y vertientes, 
ya que así, y sólo así, implementaremos un pro-ceso 
de calidad, respetuoso con el individuo y 
adaptado a las posibilidades reales de nuestro 
alumnado; un proceso en el que prevalezca la 
búsqueda del desarrollo integral de la persona 
como gran objetivo-guía para con ellos y ellas. 
Presentan dificultades en los Procesos Psico-lógicos 
Básicos: percepción, memoria, lenguaje, 
atención y en la motivación. 
Percepción y memoria. En general, podemos 
afirmar que la percepción y memoria visuales 
de las personas con s.D. son mejores que las 
auditivas. Si bien pueden aparecer problemas 
auditivos y de visión que dificulten el apren-dizaje 
a la hora de recibir las explicaciones del 
profesorado o encontrarse alteraciones en la 
percepción del tiempo y del espacio (Flórez, 
1994), podemos afirmar que la memoria visual 
y, por ello, el aprendizaje a partir de la informa-ción 
que se les presenta visualmente, pueden 
considerarse sus puntos fuertes (Buckley y Bird, 
2006). Esto, además, puede considerarse como 
uno de los motivos por los que les gusta apren-der 
en ordenador: presenta la información vi-sualmente 
(Buckley, 1995). Por otra parte, en 
cuanto a la memoria a corto plazo se observan 
deficiencias para captar y memorizar imáge-
6: 11 
nes de objetos, listados de palabras, listados 
de números y especialmente frases. Estas di-ficultades 
son mayores cuando la información 
es verbal que cuando es visual (Flórez, 2004). 
La memoria a largo plazo explícita o declarati-va, 
por su parte, (retener, relacionar y evocar la 
información) está disminuida en las personas 
con s.D., estando más afectada que la implícita 
o instrumental. Esto no significa que las per-sonas 
con s.D. no recuerden hechos o que no 
relacionen datos. Una vez más, la variedad de 
capacidades es muy grande (Flórez, 2004). 
Lenguaje y comunicación. Las personas con 
s.D. presentan problemas de lenguaje y comu-nicación 
(Perera y Rondal, 1995), no sólo por 
sus dificultades para la simbolización y repre-sentación, 
condicionadas por su capacidad inte-lectual, 
sino también por aspectos relacionados 
con la capacidad para emitir y articular palabras, 
ya que presentan dificultades en la respiración y 
en la motricidad bucofacial. Podemos afirmar, 
por tanto, que poseen un pensamiento más cla-ro 
que cuando lo expresan oralmente. Tienen 
claro lo que quieren decir pero les cuesta traba-jo 
expresarlo. 
Atención. Presentan “deficiencias en los sis-temas 
de atención y alerta” (Wisniesky, 1993), 
que se encuentran muy relacionadas con los 
problemas para tomar la iniciativa. Así, pueden 
desconectar y aislarse si no provocamos una in-teracción 
guiada con ellos. Esto, además, unido 
a una baja conciencia de sus limitaciones le pro-voca 
dificultades para prever el peligro. 
Motivación. La motivación del alumnado con 
s.D. parece más débil, más inconstante y menos 
robusta, cuando se tiene que enfrentar a tareas 
más dificultosas y menos agradables. 
La autoestima de las personas con s.D. suele 
estar disminuida. Tienen baja expectativa de éxito. 
Sin embargo, crece enormemente, si intervienen, 
contestan y además aciertan. Ponerles en situa-ciones 
de éxito favorecerá su desarrollo personal, 
mejorando su autoconcepto y su autoestima en 
el ámbito escolar. He aquí un argumento contun-dente 
sobre las ventajas del Aprendizaje sin Erro-res 
como estrategia metodológica. 
Las personas con síndrome de Down apren-den 
a leer antes que a escribir. Su escritura 
muestra signos de imperfección. La ejecución 
de trazos y grafismos es imperfecta y requiere 
numerosas sesiones de aprendizaje y entrena-miento 
(Flórez, 2004).
12 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
Estos alumnos y alumnas presentan más difi-cultades 
para el razonamiento aritmético y el cál-culo. 
Estos problemas aparecen con relativa fre-cuencia, 
agravándose cuando no hay una buena 
intervención educativa (Flórez, 2004). Pueden, sin 
embargo, realizar operaciones abstractas, pero 
precisan más práctica, más ayuda, más tiempo. 
Suelen tener buena capacidad de observa-ción 
e imitación. La inclusión escolar les permite 
adquirir modelos normalizados de conducta, 
aprendizaje, interacción, gracias a la observa-ción 
e imitación de conductas. 
Las personas con s.D. presentan tendencia 
a la persistencia de conducta y resistencia a 
los cambios (García, 2000). Les resulta difícil 
cambiar de conducta rápidamente. Tienen 
menor capacidad de respuesta a lo nuevo. A 
veces se les considera testarudos o testaru-das, 
cuando no es más que menor capacidad 
de reacción al cambio. 
Los alumnos y alumnas con s.D. mejoran el 
contexto escolar. Aportan unas diferencias que 
enriquecen el ambiente escolar. Los apoyos en el 
aula se extienden a otros compañeros y compa-ñeras 
que tienen otras necesidades educativas. 
También enseñan a los demás con su trabajo y 
esfuerzo permanente. Trabajan y se esfuerzan. 
Nos enseñan su pasión por la vida; que cada ser 
humano es único y valioso (Pueschel, 2007). 
Mantienen buenas habilidades de interacción 
social, son comunicativos y responden bien a las 
demandas del entorno. Crean un clima cordial. 
Muestran facilidad para interactuar gratamente 
con las personas. Su sensibilidad afectiva crea 
un ambiente agradable. Pueden captar emocio-nes 
que para otros pasan desapercibidas. 
Existen algunos prejuicios sobre estas perso-nas, 
afortunadamente ya cada vez más lejanos. 
A veces, se les considera como enfermos. “Está 
malito”. Estas personas no son enfermos, no van 
al médico a curarse del síndrome de Down. 
En resumen, los alumnos y alumnas con s.D. 
presentan en su aprendizaje unos puntos débi-les 
que hay que conocer y saber abordar con es-trategias 
adecuadas. Presentan dificultades de 
aprendizaje por razón de su discapacidad inte-lectual. 
Tener una discapacidad no significa no 
ser capaz. Tienen otras capacidades que convie-ne 
conocer y desarrollar. Tienen también pun-tos 
fuertes en los que hay que apoyarse para 
facilitar mejor el aprendizaje. Pueden aprender 
y llevar una vida bastante normalizada en la es-cuela, 
en el trabajo y en las actividades de ocio 
(Flórez, 1999).
6: 13 
En síntesis: CARÁCTERÍSTICAS 
•• Los alumnos y alumnas con s.D. son 
competentes para aprender. 
•• Aprenden en la escuela de todos y 
todas. 
•• La escuela es un lugar para educarse en 
la convivencia y no sólo para transmitir 
conocimientos. 
•• Son puntos fuertes su percepción y me-moria 
visual. Mejoran su aprendizaje a 
partir de la imagen visual. 
•• Su capacidad comprensiva es claramen-te 
superior a la expresiva. 
•• Las personas con s.D. presentan difi-cultades 
generales en los procesos psi-cológicos 
básicos: percepción, aten-ción, 
aprendizaje, memoria y lenguaje. 
Reciben la información, la procesan y 
dan la respuesta de forma lenta. Los 
aprendizajes necesitan más tiempo 
debido a la lentitud de respuesta de 
este alumnado. 
•• Las personas con s.D. desarrollan su in-teligencia 
si se les da oportunidades de 
aprender mediante la interacción de la 
familia y la escuela. 
•• La autoestima de las personas con s.D. 
suele estar disminuida. 
•• Las personas con s.D. aprenden a leer 
antes que a escribir. 
•• Presentan dificultades para el razona-miento 
aritmético y el cálculo. 
•• Suelen tener buena capacidad de obser-vación 
y de imitación. 
•• Las personas con s.D. presentan persis-tencia 
de conducta y resistencia a los 
cambios. 
•• Los alumnos y alumnas con s.D. mejoran 
el contexto escolar. Su trabajo, esfuerzo 
y tenacidad sirven de modelo para otros 
compañeros y compañeras.
Identificación 
y evaluación 
del alumnado 2 
MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN 
2.1. Señales de alerta 
os profesionales de la educa-ción, 
entre cuyas funciones se 
encuentra detectar las necesi-dades 
educativas del alumnado 
con síndrome de Down, deben al Dr. John 
Langdon Down la detección inmediata 
de las señales de alerta, al menos en lo 
que a la identificación del síndrome con-cierne, 
dadas las características físicas de 
estas personas. Igualmente deben al Dr. 
Jerome Lejeune el reto de identificar o, 
al menos, intentar detectar algunas de la 
consecuencias que produce esa disgene-sia 
cerebral, que conlleva el cromosoma 
de más que tiene en sus núcleos celulares 
nuestro alumnado con s.D. 
En ocasiones la evaluación de las necesi-dades 
de este alumnado impresiona como 
más sencilla; se piensa, equívocamente, que 
va a ser una labor más ágil y consensuada, y 
se tienden a generalizar las observaciones y 
orientaciones a dar. 
14 
L
6: 15 
Ante todo, nos encontramos con un niño 
o niña que va a iniciar su escolaridad, que va 
a acceder al sistema educativo, que va a for-mar 
parte de la escuela, y sus características 
y peculiaridades, como las del resto de la po-blación 
infantil, configurarán nuestro modelo 
de escuela. 
Cabe recordar que es muy difícil evaluar el 
desarrollo evolutivo de un niño o niña con sín-drome 
de Down si no se conoce el desarrollo 
evolutivo de la persona, si no se controlan las 
fases, periodos y adquisiciones en cada una de 
las habilidades (motrices, cognitivas, sensoria-les) 
que configuran el proceso madurativo del 
ser humano. 
2.2. Atención temprana 
Es incuestionable el valor de la atención 
temprana en lo que a la prevención e interven-ción 
directa sobre la infancia con discapaci-dad 
o con riesgo de padecerla concierne. 
El intento de colaboración interinstitu-cional 
y la apuesta por programar Planes de 
Actuación Compartida para la población in-fantil, 
desde los sectores sanitarios, sociales 
y educativos es alentador, coherente y abre 
perspectivas a un trabajo coordinado del 
que se beneficiará todo el alumnado con 
discapacidad, entre ellos los niños y niñas 
con s.D. 
La labor de seguimiento y atención di-recta 
realizada por las unidades de madura-ción, 
los centros de salud, los pediatras, se 
completa desde que se les posibilita a esos 
niños y niñas su incorporación a las Escuelas 
Infantiles que propician la relación con su 
grupo de iguales y proporcionan situaciones 
en las que potenciar conductas adaptativas, 
de participación e interacción. 
Es desde estos servicios sanitarios y educati-vos 
desde donde suele canalizarse a las familias 
hacia los Centros de Valoración y Orientación 
(Consejería para la Igualdad y el Bienestar So-cial) 
para que se les reconozca su síndrome y 
las consecuencias, en cuanto a prestaciones 
sociales a las que tienen derecho. 
Desde esta intervención, facilitada por la 
colaboración familiar, nuestro futuro alum-nado 
con s.D. accede a los Programas de 
Atención Temprana, acudiendo a los CAIT 
(Centros de Atención Infantil Temprana) que 
subvencionados o concertados con la Conse-jería 
de Salud, prestan el asesoramiento fa-miliar 
y el trabajo individualizado y especiali-zado 
de estimulación de habilidades básicas 
para el desarrollo madurativo que los niños y 
niñas precisan, siempre contando con la co-laboración 
familiar. 
Las Asociaciones de Madres y Padres 
también ofertan a las familias programas 
de atención temprana, desde los primeros 
días de nacimiento del bebé, ya que es ur-gente 
y esencial intervenir tempranamente 
para favorecer el máximo desarrollo de sus 
capacidades. 
El trabajo en estos primeros años de vida 
con los niños y niñas suele realizarse de forma 
individualizada, con presencia de las familias,
16 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
aportando pautas concretas que deben gene-ralizarse 
en el hábitat familiar y en la Escuela 
Infantil; por ello, para las familias de los niños y 
niñas con s.D. y para ellos mismos, es tan des-concertante, 
en ocasiones, el paso a la escuela, 
y suelen manifestar reticencias. 
Por norma general, se suele orientar sobre el 
inicio de la escolaridad en la edad que actual-mente 
permite la normativa vigente, a los tres 
años, pero es muy común encontrar familias 
con niños o niñas con s.D. que intentan aplazar 
esta decisión y permanecer algún año más en 
Escuela Infantil aún cuando esta medida no se 
la han planteado con otros de sus hijos o hijas. 
Conocer la atención que se viene prestando a 
estos niños y niñas con s.D. y observarlos direc-tamente 
en su medio es básico para los profe-sionales 
de la orientación educativa que tendrán 
que valorar sus necesidades y características y dar 
orientaciones y pautas concretas para estructurar 
una respuesta educativa adecuada y plantearse, 
en su caso y excepcionalmente, esta permanen-cia 
extraordinaria. 
2.3. La valoración de 
las necesidades educativas 
del niño o la niña con s.D. 
(evaluación psicopedagógica) 
Más que definir este proceso, que se pue-de 
encontrar en la Orden de 9 de septiem-bre 
de 2002, que regula la realización de la 
evaluación psicopedagógica y el dictamen de 
escolarización, intentaremos priorizar actua-ciones 
e intervenciones globales que la prác-tica 
educativa nos ha demostrado como más 
fiables y coherentes. 
Es muy conveniente conocer a la familia y al 
niño o la niña antes de proceder a la evaluación 
psicopedagógica. 
Las visitas a sus diferentes hábitats: Escue-la 
Infantil, hogar, centro de atención infantil 
temprana, revisiones hospitalarias, etc., suelen 
aportar gran información, mayor que la extraída 
en posteriores entrevistas, y sobre todo comple-tará, 
a largo plazo, un proceso que exige: 
•• La observación directa de sus formas 
de interactuar con sus iguales, con sus 
progenitores, en situaciones individuali-zadas 
y controladas, y 
•• La interacción con el niño o niña, sus 
progenitores, sus educadores, el perso-nal 
en general que les atiende, ello irá 
en beneficio de la confianza, la com-plicidad 
que todo proceso de interac-ción, 
comunicativo y asertivo, conlleva. 
Suele ser una buena estrategia aplicar, con 
tiempo, como paso previo a la valoración inicial 
individualizada, previa a su escolarización, escalas 
sencillas de observación, que podrán ser cumpli-mentadas 
tanto por su padre y madre como por 
los profesionales que conocen al niño o la niña, 
bien sea en su Escuela Infantil o en su CAIT. Co-rregir 
estas escalas cruzando las diferentes apre-ciaciones 
de cada uno de los responsables de su 
aplicación arroja datos tan esenciales como:
6: 17 
•• Constatar qué habilidades y logros 
conductuales el niño o la niña tiene 
adquiridos independientemente de la 
situación ambiental en la que se ha 
evaluado. 
•• Apreciar las diferencias observadas en 
cuanto a adquisiciones constatadas en 
situaciones de trabajo individual, gru-pal, 
en casa, en las revisiones sanitarias, 
con su grupo de iguales o interactuan-do 
con personas adultas, etc. 
•• Valorar diferentes estrategias y modos 
de plantear la situación a resolver, y sus 
procedimientos de ejecución y resolu-ción 
de problemas: con qué materiales, 
con qué pautas verbales, con qué con-trol 
estimular, a qué horas, identifica-ción 
de estímulos y contingencias de 
respuesta. 
•• En este sentido, recomendamos la utili-zación 
de sistemas estructurados como 
los aportados por la Guía Portage, el 
Currículum Carolina y la Escala de ma-durez 
de Zulueta. 
Obviamente, toda esta información reco-pilada 
debe ser contrastada con la valoración 
realizada por los profesionales que han de 
orientar sobre su incorporación al Sistema 
Educativo. En este sentido, utilizar durante 
las entrevistas programadas en el período 
previo a la reserva de plaza escolar, y poste-rior 
proceso de matriculación, tests como: 
•• WPPSI.- escala de inteligencia para pre-escolar 
y primaria. 
•• Escala de Desarrollo Psicomotor de la 
Primera Infancia O. Brunet - I. Lezine. 
•• Test de Gesell. 
•• Escalas McCarthy de Aptitudes y Psico-motricidad 
para niños. 
Nos aportará una información que servirá 
de base para cumplimentar y validar las obser-vaciones 
ya detectadas con otras técnicas: ob-servación 
directa, las listas o escalas de verifica-ción, 
los inventarios conductuales, las muestras 
de trabajos, las entrevistas, etc. 
Crear una situación relajada, de confianza 
con el niño o la niña, garantizará su colabora-ción 
y hará de la situación de evaluación una 
experiencia divertida. 
A medida que la edad de nuestro alumna-do 
a “conocer” y valorar es mayor, hay que ir 
modificando estas baterías, en función de la di-versidad 
cultural y lingüística en la que se des-envuelven, 
así como en función de sus procesos 
comunicativos y conductuales. Es frecuente en 
estos estadíos sustituir las escalas de observa-ción 
por tests estandarizados de mayor abanico 
de posibilidades de aplicación como los ante-riormente 
mencionados, así como otras escalas 
que nos aporten información sobre sus niveles, 
habilidades y potencialidades adaptativas. 
No podemos olvidar (aunque siempre que lo 
leemos, por estar impreso, nos parece obvio, 
lo cual no significa que lo tengamos procesado 
y contextualizado en nuestras intervenciones 
como elementos evaluadores del alumnado 
con necesidades educativas especiales) apor-
18 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
tar el enfoque positivo, de logros, de adquisi-ciones, 
de mecanismos de reacción y respuesta, 
con perspectiva, en función de las potenciali-dades 
que toda persona tiene. Las limitaciones 
adaptativas específicas coexisten a menudo con 
puntos fuertes en otras habilidades adaptativas 
u otras capacidades personales; por ello, es tan 
importante nuestra labor de orientar y estable-cer 
los apoyos apropiados durante un periodo de 
tiempo continuado, pues es la forma de evaluar 
cómo el funcionamiento vital de la persona con 
discapacidad intelectual mejorará. 
Tampoco podemos dejar atrás la evidencia 
de que cualquier situación es base para nuevos 
aprendizajes. El trabajo de formación, de ase-soramiento 
y de colaboración con la familia, su 
presencia y participación durante todo el proce-so 
aportará información muy valiosa sobre su 
hijo o hija, o incluso dará “pistas” sobre aspec-tos 
a corregir y controlar, igualmente contando 
siempre con su colaboración. 
Es incuestionable el papel de los profesiona-les 
de la educación a la hora de detectar dificul-tades 
asociadas, problemas de audición, visión, 
de comportamiento, de alimentación, sueño o 
alteraciones de biorritmos, ya que es aquí, en 
la escuela, donde los niños y niñas pasan gran 
parte del día compartiendo espacios, vivencias, 
experiencias con su grupo de iguales, etc. Una 
postura consciente de la gran labor de la mul-tiprofesionalidad 
e interinstitucionalidad necesa-rias 
para facilitar una respuesta educativa ade-cuada 
nos hará valorar como esencial cualquier 
información, observación o dificultad detectada 
en nuestro alumnado.
6: 19
Necesidades 
educativas especiales 3 
MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN 
3.1. El concepto de necesidades 
educativas especiales 
a aprobación y posterior publica-ción 
en el BOE de la Ley Orgánica 
2/2006, de 3 de mayo, de Educa-ción 
ha traído consigo, entre otros 
cambios importantes, modificaciones en la 
organización de la atención a la diversidad. 
Una de estas modificaciones concierne al con-cepto 
de Necesidades Educativas Especiales, 
redefinido en el Título II: Equidad en la Edu-cación, 
de la citada ley y ratificado, en la Ley 
17/2007, de 10 de diciembre, de Educación 
de Andalucía. Modificaciones que se deben, 
por un lado, a la aparición de un nuevo con-cepto 
más general (Necesidades Específicas 
de Apoyo Educativo) y, por otro, a las modifi-caciones 
intrínsecas del mismo. 
A groso modo podemos decir, que este 
nuevo “gran” concepto: Necesidades Específi-cas 
de Apoyo Educativo (NEAE) engloba, desde 
el punto de vista de la LOE, al alumnado con 
20 
L
6: 21 
necesidades educativas especiales (NEE) deri-vadas 
de discapacidad o trastornos graves de 
conducta, al alumnado con altas capacidades 
intelectuales y al alumnado con integración 
tardía en el Sistema Educativo Español. La LEA, 
sin embargo, amplía dicho concepto, incluyen-do, 
además de lo referido en la LOE, la com-pensación 
de desigualdades sociales. En rela-ción 
con las necesidades educativas especiales, 
tanto LEA como LOE coinciden en articular que 
un alumnado con necesidades educativas es-peciales 
es aquel que requiera, por un período 
de su escolarización o a lo largo de toda ella, 
determinados apoyos y atenciones educativas 
específicas derivadas de discapacidad o tras-tornos 
graves de conducta. 
3.2. Las necesidades educativas 
especiales del alumnado con 
síndrome Down 
Teniendo presente, por tanto, la nueva con-cepción 
del término “necesidades educativas 
especiales”, ofrecemos a continuación algu-nas 
de estas necesidades, las más genéricas, 
detectadas al alumnado con s.D. que deberán 
trazar las líneas generales de nuestro diseño y 
posterior desarrollo de la respuesta educativa 
que ofrezcamos. 
Necesidades relacionadas con las 
capacidades básicas 
El diferente ritmo de desarrollo del alumna-do 
con s.D en los ámbitos psicomotor, cogniti-vo, 
del lenguaje y social requiere una adecuada 
estimulación principalmente en los primeros 
años de la escolarización. Así, sus necesidades 
más relevantes en estos ámbitos, que a con-tinuación 
se desarrollan, deberán entenderse 
como pilares básicos sustentadores de la aten-ción 
educativa que ofrezcamos: 
•• Mejora de su capacidad perceptiva visual 
y auditiva, los procesos de discriminación y 
reconocimiento de los estímulos visuales. 
•• El desarrollo de las habilidades y destre-zas 
motrices implicadas en la coordina-ción 
dinámica general, el control postu-ral, 
las conductas motrices de base, las 
habilidades motrices finas y el proceso 
de lateralización. 
•• La estimulación de las funciones cog-nitivas 
básicas, atención y memoria, así 
como de los procesos de representación, 
simbolización y abstracción que conduz-can 
a superar y completar los diferentes 
estadios evolutivos. 
•• La adquisición y consolidación del len-guaje 
oral expresivo y comprensivo, 
atendiendo tanto a la voz y a la articu-lación 
de los sonidos de la lengua como 
a la comprensión y construcción del dis-curso 
(la adquisición del vocabulario bá-sico 
y el empleo de las estructuras mor-fosintácticas).
22 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
•• Apoyo en estrategias de comunicación 
aumentativa para el refuerzo de con-ceptos 
y como medio expresivo (gestos, 
pictogramas, etc.). 
Necesidades relacionadas con 
los ámbitos curriculares 
Las necesidades más importantes en este 
apartado son las referidas a aquellos aprendi-zajes 
que requieren mayor abstracción, que se 
apoyan en la representación y simbolización. Así, 
encontramos generalmente necesidades en: 
•• El empleo de estrategias metodológi-cas 
específicas para el aprendizaje de la 
lectoescritura, apoyadas en la globali-zación, 
en los estímulos visuales, en la 
funcionalidad y en la significatividad de 
las actividades lectoescritura desde las 
primeras fases del aprendizaje. 
•• La adquisición de los conceptos mate-máticos 
básicos y aprendizaje de la nu-meración, 
el cálculo y la resolución de 
problemas a través de las actividades 
directas con los objetos y con el espa-cio, 
en las que la experiencia sensorial y 
la visualización de las acciones sirvan de 
base para la representación y simboliza-ción 
de la realidad. 
•• La aprehensión, organización y asimila-ción 
de los contenidos de los diferentes 
ámbitos o áreas del currículo mediante 
la utilización de claves y referentes vi-suales, 
mapas conceptuales o diagra-mas 
que faciliten la estructuración de la 
información. 
•• El empleo de materiales didácticos espe-cíficos 
o de materiales curriculares de uso 
general adaptados a sus posibilidades 
perceptivas, manipulativas, cognitivas y 
verbales, especialmente la adaptación 
de los textos con mayor complejidad y 
nivel de abstracción. 
•• La adquisición y realización de forma 
autónoma de los hábitos básicos relacio-nados 
con la alimentación, la higiene, el 
vestido y el desenvolvimiento en el ho-gar, 
el centro escolar y en los entornos 
comunitarios. 
•• La adquisición de las habilidades socia-les 
que favorezcan su participación en 
los grupos sociales en los que se des-envuelve 
su vida, la eliminación de las 
conductas inadaptadas, la autorregula-ción 
conductual y la planificación de las 
acciones propias. 
Necesidades relacionadas con 
el tipo de respuesta educativa 
y su organización 
Los centros educativos deben garantizar, 
para la satisfacción de las necesidades educa-tivas 
especiales anteriormente mencionadas, 
una respuesta educativa personalizada y dife-rencial. 
Medidas educativas que, aunque simi-lares 
para la mayoría de los alumnos y alum-nas 
con s.D., dependen de las características
6: 23 
individuales, así como, del contexto en el que 
se apliquen. No obstante, de forma general, 
encontramos, entre otras: 
•• La realización de una evaluación psico-pedagógica, 
de sus competencias curri-culares 
y de su estilo de aprendizaje que 
determine sus necesidades educativas 
especiales. 
•• La elaboración de una estrategia en la 
que se establezca una propuesta cu-rricular 
ajustada a las necesidades del 
alumno o alumna con el referente del 
currículo ordinario, en la que se concre-ten 
lo que corresponde al profesorado 
ordinario y especializado, el grado y el 
tipo de apoyos que recibirá, los mate-riales 
que se emplearán y las atenciones 
especializadas necesarias. 
•• El empleo, por parte de todos los profe-sionales 
de la educación que participan 
en su proceso de enseñanza-aprendiza-je, 
de las estrategias metodológicas ade-cuadas 
a su estilo de aprendizaje: análisis 
de tareas, apoyo y refuerzo continuado 
para la realización de las actividades (que 
se irá debilitando progresivamente has-ta 
conseguir el aprendizaje autónomo), 
empleo de claves, referentes visuales y 
gráficos, mayor tiempo para el aprendi-zaje, 
moldeamiento, modelamiento, en-cadenamiento, 
sistemas de programas 
refuerzo, redundancia de la información 
por diferentes canales, etc. 
•• La atención educativa especializada 
para el desarrollo cognitivo y del len-guaje 
por parte del profesorado de 
apoyo a la integración. 
•• La supervisión, asistencia y cuidados por 
parte del monitor o monitora de educa-ción 
especial cuando sea necesario.
Atención educativa 4 
MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN 
4.1. Escolarización 
asada en el respeto personal y en la 
consideración de las diferencias indi-viduales 
como motor de la atención 
a la diversidad, la respuesta educa-tiva 
debe partir siempre de la evaluación de 
las capacidades y competencias del alumnado. 
La importancia, por tanto, de esta evaluación 
inicial queda patente al ser el pilar en el que 
se sustentará la toma de decisiones posterior. 
Así, la idoneidad de los recursos personales y/o 
materiales que emplearemos, de las medidas 
de atención a la diversidad que pondremos en 
marcha, de la necesidad o no de adaptar el ac-ceso 
y/o los elementos del currículo, etc., de-penderá 
en gran medida de la calidad y ajuste 
de dicha evaluación psicopedagógica, por un 
lado, e inicial, por otro. 
Haciendo un repaso cronológico, la aten-ción 
educativa al alumnado con s.D. que se 
escolariza en nuestro Sistema Educativo, in-dependientemente 
de la etapa, se articula del 
siguiente modo: 
24 
B
6: 25 
1. El Equipo de Orientación Educativa 
en las etapas de Educación Infantil o 
Primaria y el Departamento de Orien-tación 
en la Educación Secundaria 
Obligatoria, realiza una evaluación 
psicopedagógica, con la ayuda del 
equipo docente y la familia, en su 
caso, que interviene con el alumno o 
alumna, si ya está escolarizado. 
2. El Equipo de Orientación Educativa emi-te 
un dictamen de escolarización en 
el que se recoge la modalidad de esco-larización 
más adecuada, así como los 
apoyos y recursos necesarios. 
3. Al inicio del curso, el tutor o tutora rea-liza 
una evaluación inicial que será el 
punto de referencia del equipo docente 
para la toma de decisiones. 
4. Posteriormente, se adoptarán, cuando 
sean necesarias, las medidas de atención 
a la diversidad oportunas (agrupamien-tos 
flexibles y no discriminatorios, desdo-blamientos 
de grupos, apoyos en grupos 
ordinarios, programas y planes de apoyo, 
actividades de refuerzo y recuperación). 
5. En caso necesario, frecuentemente para 
alumnado con s.D., la adaptación curri-cular 
puede ser lo más apropiado como 
medida a adoptar para dar respuesta a 
las necesidades educativas especiales. 
6. Se adoptan acuerdos para la coordi-nación 
del profesorado y de los profe-sionales 
que han de intervenir con el 
alumno o alumna. 
7. Se determinan los criterios para la co-laboración 
de la familila del alumno o 
alumna y la información y el asesora-miento 
durante el proceso educativo. 
Todo este proceso de evaluación y toma de 
decisiones quedará recogido en el plan de ac-tuación 
personal del alumno o alumna, como 
determina la actual Ley Orgánica 2/2006, de 
3 de mayo, de Educación, en el que la evalua-ción 
continua debe ocupar un papel prepon-derante 
como impulsora y aval de un proceso 
de enseñanza-aprendizaje personalizado, res-petuoso 
con la diversidad, no discriminatorio 
y, por ende, de calidad. 
4.2. Medidas de Atención 
a la Diversidad 
4.2.1. Áreas Prioritarias 
A) Dimensiones. (Verdugo Alonso, 
M.A., citado por Menéndez García, A.I.) 
Para evaluar el funcionamiento mental de 
una persona no podemos basarnos tan solo en 
su puntuación psicométrica tras completar al-gún 
test destinado a tal fin. En la evaluación del 
funcionamiento intelectual entran en juego una 
serie de dimensiones, tan importantes y com-plementarias 
al aspecto piscométrico, que ayu-darán 
al profesional a conocer cómo funcionan 
los procesos cognitivos de la persona evaluada. 
Al tener en cuenta estas dimensiones, además
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de dotar a nuestra evaluación de un carácter 
más profesional y de una mayor fundamenta-ción 
científica, estamos minimizando las posibi-lidades 
de error en el diagnóstico, alejándonos 
de posturas clasificatorias y estigmatizantes y 
acercándonos a una evaluación respetuosa con 
el sujeto, que tiene en cuenta el contexto y que 
sirve como fuente de información para la per-sonalización 
o adaptación de la respuesta edu-cativa 
posterior. Una evaluación, por tanto, que 
sirve como punto de partida para la mejora en 
la calidad de vida de la persona en cuestión. 
Dimensión I. Habilidades intelectuales. 
Al medir el funcionamiento intelectual a tra-vés 
de test de inteligencia debemos tener en 
cuenta, principalmente dos aspectos que pueden 
descontextualizar los resultados: por un lado, el 
hecho de que los test deben escogerse conforme 
al contexto sociocultural del sujeto y, por otro, el 
hecho de que los test de inteligencia, como ins-trumentos 
que son, pueden albergar errores en 
sus resultados: un mismo test pasado a un mis-mo 
alumno o alumna puede concluir resultados 
distintos dependiendo del momento, estado de 
ánimo de la persona, motivación para realizarlo, 
etc. He aquí argumentos suficientes para afian-zarnos 
en la idea de que el Cociente Intelectual, 
extraído de un test psicométrico, nunca puede 
utilizarse como único instrumento para el diag-nóstico 
de una persona. 
Dimensión II. Conductas adaptativas. 
Es por ello que necesitamos completar la 
evaluación de estas habilidades intelectuales 
con otros aspectos; principalmente, con las li-mitaciones 
del sujeto en las denominadas con-ductas 
adaptativas. Así, si la persona necesita 
apoyos para un correcto desenvolvimiento en 
varias áreas adaptativas (comunicación, auto-cuidado, 
vida en el hogar, habilidades sociales, 
utilización de la comunidad, autodirección, sa-lud 
y seguridad, habilidades académicas fun-cionales, 
tiempo libre, y trabajo), podemos 
hablar, junto con un C.I. por debajo de 70 en 
una prueba estandarizada, de un posible diag-nóstico 
de discapacidad intelectual. 
No obstante, tanto los resultados obtenidos en 
los test psicométricos como los resultados obteni-dos 
en las escalas de conductas adaptativas, debe-mos 
complementarlos con otros pasos que otor-guen 
más fiabilidad y validez a nuestras pruebas. 
Dimensión III. Consideraciones 
psicológicas / emocionales. 
La presencia de discapacidad intelectual pue-de 
eclipsar o dificultar el diagnóstico de en-fermedades 
u otros tipos de trastornos men-tales 
asociados que pueden coexistir. Es por 
ello de vital importancia que la evaluación 
se fundamente en diversas fuentes de infor-mación. 
En este sentido, alejarnos de diag-nósticos 
que califiquen tales enfermedades o 
trastornos como consecuencias normales de 
la discapacidad intelectual o bien sean utili-zados 
para estigmatizar aún más a la persona, 
es importante.
6: 27 
Dimensión IV. Consideraciones 
físicas, de salud y etiológicas. 
Los hábitos de salud repercuten de manera 
formidable en el funcionamiento de las perso-nas 
con discapacidad intelectual, ya que inclu-so 
pueden condicionar la correcta realización 
de algunas tareas de la vida diaria. Es por ello 
muy recomendable y necesario entrenar a la 
persona en hábitos saludables y crear entor-nos 
en los que las personas con discapacidad 
intelectual reciban suficientes apoyos para su 
buen desarrollo. 
Si bien, la etiología de la discapacidad in-telectual 
no derivará en respuestas distintas 
para conseguir una mejora en la calidad de 
vida de la persona, sí puede aportarnos in-formación 
relevante en relación con algunos 
problemas de salud asociados o ayudarnos a 
prevenir otros efectos derivados de la misma. 
Dimensión V. Consideraciones 
Ambientales. 
La importancia del entorno en el desarro-llo 
de cualquier persona, y más aún en las 
personas con necesidades especiales, está 
más que argumentada en la literatura actual 
sobre funcionamiento cognitivo, psicopeda-gogía 
u otros temas afines. Se hace necesa-rio, 
en este sentido, crear entornos saluda-bles 
para el buen desarrollo de las personas 
con discapacidad intelectual. Para ello, nues-tros 
entornos deberán proporcionar oportu-nidades 
al individuo, fomentar el bienestar y 
promover la estabilidad. 
B) Aprendizajes curriculares: 
lectura, escritura, cálculo y resolución 
de problemas. 
Lectura. 
El aprendizaje de la lectura de los alumnos 
y alumnas con s.D. debe apoyarse en una 
imagen (foto o dibujos) de la palabra que lee; 
iniciarse de forma global, empezando por la 
lectura de los nombres de los miembros de 
su familia, y realizarse de forma lúdica y crea-tiva. 
Debe resultar una actividad motivadora 
en la que aparezcan palabras que utilicen en 
su entorno de forma habitual, que le gus-ten 
y que pronuncien con más facilidad. Por 
ejemplo: “el pan”, “la pera”. 
Para lograr un adecuado aprendizaje, po-demos 
seguir los siguientes pasos: 
1. Comenzar con una lectura global de 
las palabras con apoyo de una imagen. 
Con ello pretendemos inicialmente que 
el alumno o alumna asocie una tarjeta 
con una foto, dibujo o pictografía de 
un objeto o de una persona con una 
palabra escrita. Este apoyo visual se irá 
retirando progresivamente, a medida 
que identifique y lea la palabra sin ne-cesidad 
de que el estímulo visual esté 
presente. Podemos comenzar con la 
lectura de su nombre y del de los de-más 
miembros de su familia. 
2. Superada esta primera etapa iremos 
incrementando progresivamente el 
número de palabras que lee, toman-
28 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
do el siguiente orden: comenzaremos 
por los sustantivos de una y dos síla-bas, 
anteponiendo el artículo corres-pondiente 
(por ejemplo: “la uva”) y 
después pasaremos a la lectura de los 
verbos. Para ello, y en un principio, 
utilizaremos tarjetas con dibujos que 
impliquen acciones muy conocidas 
para el alumno o alumna, como “be-ber”, 
“comer,” etc., y que no le sean 
de muy difícil pronunciación. 
3. En tercer lugar, pasaremos a la for-mación 
de frases con los sustantivos y 
verbos que conoce asociados a situa-ciones 
reales de su vida cotidiana. Uti-lizaremos, 
primero, una frase modelo 
que el alumno o alumna copiará. Gra-dualmente 
iremos retirándole el mode-lo 
presentado hasta que logre formar 
otras frases con idéntica estructura gra-matical 
de forma autónoma. Finalmen-te, 
podremos proponerle frases para 
que autónomamente las construyas 
con sus tarjetas. Por ejemplo, le indica-remos: 
“Coge las tarjetas para poner: 
Papá come el pan”. Utilizando las fra-ses 
trabajadas y combinándolas de for-ma 
creativa para formar cuentos o his-torias, 
podemos conseguir que llegue a 
elaborar su propio libro personalizado 
de lectura. 
4. Cuando ha ido adquiriendo un número 
determinado de palabras acompañadas 
de su artículo, siempre antes de comen-zar 
la fase analítica, es conveniente que 
aprenda a discriminar los artículos, con 
el fin de que aprenda a unir la palabra 
con su artículo correspondiente. 
5. El inicio de la fase analítica debe hacer-se 
progresivamente, comenzando por 
los sustantivos trabajados. Si en clase 
se utiliza un método de lectura analíti-co, 
se ha de empezar a utilizar las pala-bras 
que en ese momento se trabajen 
en el aula y que contienen la sílaba por 
la que comienza ese método. Por ejem-plo, 
si comienzan con “p”, se utilizarán 
palabras como “papi”, “pie”, “pío”..., 
que empiezan por “p”. 
Escritura. 
El inicio de la escritura no tiene por qué ser 
simultáneo al aprendizaje de la lectura. El pro-ceso 
de adquisición de esta habilidad es más 
complejo que el de la lectura y debe tener en 
cuenta las habilidades grafomotrices del niño 
o niña. 
Este proceso deberá iniciarse utilizando 
materiales alternativos que disminuirán las 
dificultades psicomotrices del alumnado en 
estos inicios. Así, trazos en el aire, pizarras, 
bandejas de arena o harina, etc., ayudarán 
en un primer momento al niño o niña a me-jorar 
la precisión en sus movimientos. Pos-teriormente, 
podremos utilizar engrosado-res 
del lápiz como adaptación para facilitar 
la prensión del útil escritor. Por otra parte, 
graduando el carboncillo del lápiz también 
podemos adecuar la presión que ejerce sobre 
el papel mientras escribe o realiza sus prime-
6: 29 
ros trazos. En este sentido, los ejercicios de 
pinza, así como otros destinados a conseguir 
destreza manual (juegos con plastilina, barro 
u otro material moldeable, cortar y crear bo-las 
o tiras de papel, uso de tijeras, etc.) son 
muy convenientes para la mejora de la psi-comotricidad 
fina de nuestro alumnado, as-pecto 
clave para alcanzar un buen nivel gra-fomotor. 
Además, deberemos aprovechar la 
oportunidad que estos materiales nos ofrece 
para trabajar aspectos como la organización 
espacial y temporal, así como el orden y la 
limpieza durante el trabajo. 
No obstante, como en todo lo que se ense-ña 
y aprende, debemos partir de la motivación 
para escribir y no dejar que la actividad se vuel-va 
repetitiva, valorando en todo momento su 
iniciativa para hacerlo. 
A la hora de iniciar el aprendizaje de la es-critura 
se procurará fomentar ante todo la co-municación 
con los demás. 
¿Qué se escribe primero? Su nombre, ya 
identificado y leído, puede escribirlo y estará 
mucho más motivado o motivada para hacer-lo. 
Ha terminado su ficha de trabajo y tiene 
que comunicarle a los demás que lo ha reali-zado 
él o ella. 
Después de su nombre, podemos continuar 
con su contexto más cercano (mamá/papá), 
valoramos su trazo libre para reproducir lo que 
ya lee. 
En la escritura el proceso lo determina cada 
alumno o alumna: no todos ni todas tienen el 
mismo ritmo en la adquisición de la escritura. 
Cuando se ha iniciado la actividad de escribir 
debe tener una continuidad, hemos partido 
de lo conocido a lo desconocido; cada día 
el alumnado debe descubrir la utilidad de lo 
aprendido. 
Una vez que ha adquirido el trazo de las 
grafías, resultan útiles algunas estrategias para 
el dominio de su escritura: 
•• Realizar preguntas sobre lo que ha escrito. 
•• Realizar escritos funcionales: carta, lista 
de la compra, invitación ... 
•• Autocorregir su propia escritura leyendo 
la palabra. 
•• Dar unas preguntas que le ayuden a es-tructurar 
su escrito. 
Cálculo y resolución de Problemas. 
•• Con el alumnado con s.D. tendremos 
que conocer aquellas habilidades que 
favorezcan el aprendizaje de la numera-ción. 
Su aprendizaje se producirá, aun-que 
tardará más tiempo que el resto de 
sus compañeros y compañeras. El obje-tivo 
inicial es que el alumnado reconoz-ca 
los números naturales hasta el 9 y sea 
capaz de realizar distintas operaciones 
con ellos. 
•• Debemos partir de aquello que el alum-no 
o alumna toca, manipula y se puede 
contar (experiencia práctica del cálcu-lo). 
Podemos utilizar el concepto uno 
en oposición al concepto mucho. Fa-vorecemos 
su aprendizaje si utilizamos 
la diferenciación visual existente entre 
estos dos conceptos (¿dónde hay uno?, 
¿dónde hay muchos?) y si añadimos
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otros conceptos en las comparaciones 
(uno-muchos; dos-muchos; uno-dos-tres 
–muchos;… ). 
•• Usando una representación visual de 
cada número vamos introduciendo al 
alumnado en el aprendizaje del resto de 
los números: uno, dos... Utilizar instruc-ciones 
cortas y precisas: “dame uno”, 
“toma dos”. 
•• Las actividades programadas deben 
realizarse en un primer momento con 
modelos, ya que el aprendizaje por ob-servación 
es muy apropiado para este 
alumnado. Posteriormente, estos mo-delos 
se retiran hasta que el alumno o 
alumna asimila el concepto. 
•• Es importante fomentar entre el profe-sorado 
el uso del aprendizaje sin errores 
como estrategia para encarar nuevos 
conceptos o procedimientos en el pro-ceso 
de enseñanza -aprendizaje de este 
alumnado. Evitamos, así, experiencias 
negativas que generen sentimientos 
de impotencia o fracaso. Dar la pauta 
para que señale o elija la opción correc-ta 
cuando le proponemos aprendizajes 
se convierte, por tanto, en una acción 
muy conveniente, ya que redundará en 
la motivación, seguridad y autoestima 
de nuestro alumnado a la hora de en-frentarse 
a otros aprendizajes. 
•• Paralelamente, podemos trabajar con-ceptos 
como mayor/menor; anterior/ 
posterior; orden ascendente y descen-dente, 
teniendo en cuenta que a nues-tro 
alumnado ya lo vamos introduciendo 
en los primeros números. 
Suma. La fase manipulativa es el comienzo 
de un aprendizaje funcional, práctico y aplica-do. 
La siguiente fase, de representación gráfica, 
se realiza utilizando imágenes cercanas, de su 
entorno, y de situaciones en las que se utiliza la 
expresión “juntar” para acercarle a la suma. 
Cuando el alumno o alumna haya aprendido a 
escribir, a colocar el número correctamente y co-nozca 
el cardinal de cada cifra, la suma se iniciará 
con la manipulación de cantidades equivalentes 
de objetos. En este sentido, el uso de sus propios 
dedos no está del todo indicado pues para ello 
deben soltar el lápiz o el utensilio de escritura, lo 
que provocará, en la mayor parte de los casos, 
distracción en nuestro alumnado. Posteriormen-te, 
pasaremos a una mayor abstracción, trabajan-do 
con el número mayor en la cabeza, en sentido 
figurado, y el otro en la plantilla. 
Resta. Para iniciar la operación de resta 
debemos partir del concepto como tal, em-pleando 
el apoyo verbal, que más tarde aho-rrará 
tiempo con las restas llevadas: “desde___ 
hasta ___”. Por ejemplo: “nos situamos en el 
piso primero para subir al cuarto. ¿cuánto falta 
para llegar?”. 
En operaciones con decenas “llevadas” ne-cesitamos 
unos pasos previos que permitan sa-ber 
el lugar que ocupan decenas y unidades… 
El apoyo en material manipulativo, así como 
de gráficos, favorece el cálculo y el paso a un 
nivel superior de abstracción.
6: 31 
Multiplicación y división. En la multiplica-ción 
y división, como en el resto de las opera-ciones, 
el alumnado debe asimilar el concepto 
de forma manipulativa. Podemos partir de que 
la multiplicación es la suma repetida del mis-mo 
número. Podemos pedir la memorización 
de las tablas, sobre todo de aquellas cuya fun-cionalidad 
es mayor; tabla del 2 y 3 (conceptos 
de doble y triple) y la del 5 y del 10 para el uso 
de las monedas. 
Para comprender la multiplicación partire-mos 
de situaciones de la vida cotidiana en las 
que su uso sea la operación más adecuada. En 
la práctica, para operaciones más complejas, 
es aconsejable el uso de la calculadora. 
La división se aprenderá como reparto en 
partes iguales, como un proceso en el que se 
hacen agrupaciones iguales. Seguimos insis-tiendo 
en iniciar los conceptos manipulando 
objetos, partiendo de cantidades pequeñas 
que los niños y niñas pueden repartir. 
La resolución de problemas. Con la rea-lización 
de las operaciones básicas hemos ido 
introduciendo al alumnado en la resolución de 
problemas, pues a todo concepto abstracto le 
hemos dado una funcionalidad, planteándole 
interrogantes sencillos al realizar esas opera-ciones. 
A su vez, hemos ido planteando oral-mente 
problemas cotidianos para enmarcar las 
operaciones trabajadas. 
Ahora el problema está escrito en papel, y el 
alumno o alumna debe realizar una lectura del 
enunciado, que deberá estar redactado en un 
lenguaje claro, cercano y con frases muy cor-tas, 
que le permita diferenciar datos conocidos, 
datos por resolver y operaciones a realizar. 
En síntesis: 
•• Es importante que el alumnado llegue a 
descubrir cuándo debe utilizar las ope-raciones 
básicas. 
•• Todas las operaciones deben tener un co-rrelato 
funcional en la vida diaria. 
•• El uso del teléfono nos ayuda al aprendi-zaje 
del número. 
•• El uso de la calculadora facilita la realización 
de operaciones ¡Aprendamos a utilizarla!. 
•• Es importante aplicar el cálculo al uso de 
las monedas. 
•• Con una metodología práctica, progresi-va, 
constante, que proceda paso a paso 
y adecuada al ritmo de este alumnado, 
se llega a operaciones más complejas: 
decimales, fracciones, proporcionalidad, 
ecuaciones…
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•• Conviene no olvidar la gran variabilidad 
de capacidades del alumnado con s.D. 
en el aprendizaje del cálculo y las opera-ciones 
abstractas. 
C) Áreas transversales: 
la educación afectiva y sexual 
y las habilidades sociales. 
La Educación Afectiva y Sexual 
“La sexualidad es una dimensión más en el de-sarrollo 
integral del ser humano. Todos tenemos el 
cuerpo sexuado y las necesidades afectivo-sexua-les 
mediatizan las relaciones que establecemos a 
los largo de nuestra vida” (Garvia, 2007). 
“La sexualidad en las personas con s.D. se de-sarrolla 
de la misma manera que en los demás y 
por eso igualmente deberán aprender a canalizar 
los impulsos y los sentimientos” (Fundación Ca-talana 
Síndrome de Down, 2002). 
Las personas con s.D. tienen las mismas 
necesidades afecitvas y sexuales que el resto 
de la población. Experimentan los sentimien-tos 
propios de la adolescencia. Sienten afecto, 
cariño, amor. Quieren sentirse queridos y que-ridas, 
deseados y deseadas, atractivos y atracti-vas, 
amados y amadas. Se enamoran y quieren 
comunicarse de forma más intima a través de 
todo su cuerpo. Tienen necesidades socio-sexuales. 
Tener su pandilla de amigos y amigas 
y salir juntos en sus ratos de ocio, poder elegir 
su colonia, su ropa, su música. Quieren sentir-se 
a gusto consigo mismo y disfrutar de unas 
relaciones personales plenas y satisfactorias. 
No obstante, como todo, también se aprecian 
importantes diferencias individuales porque en 
ésta, como en otras tantas cosas, no todos ni 
todas son iguales y la diversidad es la norma. 
Es fundamental que estas necesidades sean re-conocidas 
y formen parte de su educación. 
¿Pero cómo se educa la sexualidad? 
La educación afectiva y sexual de las personas 
con s.D. se debe afrontar en la familia y también 
en la escuela. Sus aspiraciones se deben respetar 
y atender. Se les debe facilitar una información 
veraz y una formación profunda que orienten sus 
conductas. 
La normalización que proponemos para el 
alumnado con s.D. comprende también la edu-cación 
de la sexualidad. Hay que educar sus 
necesidades afectivas y sexuales que se desen-vuelvan 
en la normalidad. Es necesario exigirles 
conductas adecuadas a la y en la normalización 
(García, 2000).
6: 33 
Este alumnado necesita más apoyo para 
comprender la sexualidad como algo natural 
y positivo. “Es más, dadas las dificultades de 
orden cognitivo, es mucho más necesaria una 
educación afectiva y sexual formal porque, 
de otra manera, no van a poder interiorizar 
las pautas que hagan de su conducta en este 
terreno una fuente de crecimiento personal y 
auténtica felicidad. La falta de formación en 
ese campo les deja más vulnerables. Resulta 
mejor equivocarse por ampliar el ejercicio de 
los derechos que por restringirlos desmesurada 
y prematuramente” (Amor, J.R. 2002). 
Los niños y niñas que están en la escuela 
inclusiva y que se relacionan todo el día con 
otros niños y niñas de su edad van a tener 
unas necesidades parecidas a sus compañeros 
y compañeras. Crecen, como crecen sus com-pañeros 
y compañeras; sus cuerpos cambian, 
como el de los demás y las demás. Experimen-tan 
los mismos sentimientos que el resto; sen-timientos 
que conducen y condicionan sus re-laciones 
interpersonales. Es fundamental que 
estas necesidades sean reconocidas y formen 
parte de su educación. 
El objetivo básico de la educación debe 
acercarse a la necesidad y conveniencia de nor-malizar 
e integrar la sexualidad de las personas 
con s.D. Sus necesidades afectivas y sexuales 
deben ser reconocidas. Educar los comporta-mientos 
sociosexuales mediante el aprendizaje 
de habilidades sociales es, por tanto, una prác-tica 
ineludible. 
¿Qué podemos hacer para ello? ¿Cómo 
descendemos a la práctica real? 
Algunas pautas orientadoras: 
•• “La sexualidad es una práctica adulta. 
Para poder llevar una vida sexual satis-factoria 
han de poder llegar a ser adul-tos” 
(Garvia, 2007). Se debe tratar la 
sexualidad de una forma positiva que 
les facilite sentirse mejor como perso-nas, 
sentirse más contentos con ellos 
mismos, con ellas mismas, y mejor con 
los demás. 
•• La sexualidad no se reduce a la genita-lidad 
exclusivamente. Podemos ayudar 
a los chicos y chicas con s.D. a que vi-van 
su afecto, el amor, la atracción, el 
enamoramiento, el placer de forma 
normalizada, positiva y gratificante, en 
un plano de igualdad, responsabilidad y 
respeto mutuo. 
•• Deben saber diferenciar amistad, no-viazgo, 
pareja y las relaciones que se es-tablecen 
en cada situación. 
•• Los contenidos de la sexualidad se de-ben 
tratar de forma entendible, explícita 
y positiva, propiciando un clima de ex-presión 
sexual saludable, real y social-mente 
aceptable en el contexto de toda 
relación interpersonal. 
•• La educación debe ser individualizada. 
No todas las personas con s.D. tienen 
las mismas aptitudes para aprender, 
idéntica estabilidad emocional e igual 
capacidad para relacionarse socialmen-te 
o para llevar una vida independiente.
34 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
Cada persona es un mundo, y lo impor-tante 
es favorecer, a través de nuestras 
estrategias educativas, opciones lo más 
autónomas posibles. 
•• Los profesionales de la educación deben 
saber que la familia tiene un papel funda-mental 
en la educación de la sexualidad. 
•• El alumnado con s.D. también debe 
aprender a decir “no” cuando algo no 
es de su agrado. Hay que informar sobre 
el derecho de decir “no” a las presiones 
para tener contactos sexuales. 
•• Debemos enseñar que las conductas 
sexuales siempre se realizan en un clima 
de intimidad y privacidad. El alumnado 
con s.D. puede aprender a tener com-portamientos 
socialmente aceptables, a 
protegerse a sí mismos y a ser capaces 
de decir “no”. 
•• Hay que reconocer y aceptar las conduc-tas 
autoerógenas. Los estudios mues-tran 
la masturbación como algo natu-ral 
y normal y como forma adecuada 
de satisfacción sexual. La intervención 
educativa debe tratar el tema, cuando 
se considere necesario, de forma indivi-dualizada 
y orientar las posibles conduc-tas 
masturbatorias hacia los momentos 
y lugares adecuados, siempre en la pri-vacidad, 
asociándolos, además, a unos 
correctos hábitos de higiene. 
•• Hay que educar en la prevención de ries-gos 
de las enfermedades de transmisión 
sexual. Sería conviene, en la edad ade-cuada, 
que conozcan los métodos anti-conceptivos, 
características de los tipos, 
ventajas e inconvenientes, para orien-tar 
hacia relaciones sexuales sin riesgo 
(Amor Pan, 2004). 
•• Si no les preparamos, si no les capacita-mos 
hay más riesgos. Y a mayor integra-ción, 
mayor necesidad de capacitación. 
•• Contra el abuso sexual es sumamente 
recomendable la educación a la edad 
apropiada en comportamientos protec-tivos. 
(Amor, 2004). También se deben 
educar las habilidades de auto-seguri-dad 
y las formas de conseguir ayuda si 
fuera necesario. 
•• Deben aprender a saber estar. Forme-mos 
para evitar conductas inapropiadas: 
no abrazos a otras personas que van por 
la calle y sí a familiares, amigos, novio, 
novia; no se realizan tocamientos a sí 
mismos o a otros en lugares públicos, 
sino en el ámbito de lo privado; no se 
debe realizar nada que no le agrade al 
otro u otra. 
•• A las personas con s.D., les cuesta tra-bajo 
saber estar. Esa capacidad valora-tiva 
la tienen reducida. Pueden darse 
repertorios desadaptativos que requie-ren 
la intervención profesional para ser 
reducidos o eliminados. A este respecto, 
el profesorado debe ser consciente de 
posibles provocaciones de algún o algu-nos 
alumnos y alumnas que inciten al 
alumnado cob s.D. a realizar conductas 
inadecuadas.
6: 35 
¿Y qué conductas se consideran adecuadas? 
Es muy conveniente que estos chicos y chi-cas 
con s.D.: 
•• Posean un buen autoconcepto que les 
permita reconocer las partes íntimas de 
su cuerpo y les posibilite diferenciar qué 
partes pueden mostrarse y qué partes 
de nuestro cuerpo deben ir tapadas en 
lugares públicos. 
•• Deben aprender que en el cuerpo hay 
partes íntimas que siempre están tapa-das, 
que no se deben tocar en público. 
Nadie tiene permiso para verlas ni to-carlas. 
Sólo pueden tocarles cuando la 
persona lo permita (Fundación Catalana 
Síndrome de Down, 2002). 
•• Comprendan que la masturbación u 
otras conductas de autoexploración no 
son inadecuadas en sí mismas. Sí lo serán 
si se realizan en lugares inapropiados. Es 
importante que aprendan el matiz entre 
lugares públicos y privados y conductas 
que pertenecen a lo público y otras que 
pertenecen al ámbito de lo privado. Es 
muy importante evitar conductas repre-soras 
que puedan provocar insegurida-des 
en la persona, así como dar informa-ción 
negativa o inadecuada al respecto. 
Los hábitos de higiene relacionados con 
las conductas de autoexploración o au-toerógenas 
también deben ser trabaja-dos 
con estos y estas jóvenes. 
•• Vivan su afecto y sentimientos sexuales 
en un plano de igualdad, responsabilidad 
y respeto mutuo. La falta de formación 
en ese campo les deja más vulnerables. 
•• Tengan amigos y amigas con los que 
compartir cosas e ilusiones. Para todos 
y todas es divertido salir con amigos y 
amigas y tener una pandilla. 
•• Reconozcan sus sentimientos hacia otras 
personas. Diferencien entre el amor 
a una pareja, el amor a la familia o el 
amor a los amigos y amigas. 
•• Comprendan que nuestros sentimientos 
hacia las otras personas no siempre son 
recíprocos. Es importante y convenien-te 
fomentar el respeto hacia la libertad 
personal de sentir, independientemente 
de que sea lo que a mí me gustaría en 
un momento dado. 
•• Aprendan a respetar las decisiones del 
otro u otra en cuanto al mantenimien-to 
de relaciones sexuales se refiere. Las 
relaciones sexuales deben estar basadas
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siempre en la libertad y en el respeto 
mutuo de los participantes. 
•• Deben conocer que las relaciones sexuales 
forman parte del ámbito de lo privado. 
•• Aprendan a decir “no” cuando no de-seen 
mantener algún tipo de relación 
con otra persona. Es importante que 
posean una buena batería de respuestas 
para rechazar aquellas propuestas que 
no le satisfacen. 
•• Por su parte, también es importante elimi-nar 
algunas actitudes de insistencia que 
pueden aparecer en algunos niños y niñas 
con s.D. hacia otros compañeros y compa-ñeras 
que les atraen. Enseñarles a ver que 
algunos comportamientos pueden resultar 
molestos a sus amigos y amigas es una 
tarea importante, ya que redundará en la 
mejora de sus relaciones con los iguales. 
Habilidades Sociales. 
No es fácil definir qué es una conducta so-cial 
habilidosa. Sin embargo, todos sabemos 
diferenciar cuándo alguien está comportándo-se 
competentemente en una situación social y 
cuando no. Entonces, ¿cómo se define el tér-mino 
“habilidades sociales”?. 
Esta imposibilidad de encontrar una defini-ción 
consensuada y aceptada del término hace 
que nos planteemos partir del significado de 
cada una de las palabras que lo conforman por 
separado, en pos de encontrar el sentido del 
término en su globalidad. 
Así, por habilidades entendemos la capaci-dad 
y disposición para algo que tiene el indi-viduo. 
Deducimos, hasta aquí, sin menoscabar 
lo innato de la capacidad, que existe una parte 
adquirida a través de la experiencia y la acción – 
reacción con el medio. Esa parte, ese conjunto 
de capacidades aprendidas del individuo, son 
las que más nos interesan si miramos el término 
desde un punto de vista educativo. El termino 
social, por su parte, hace referencia a todo aque-llo 
perteneciente o relativo a la sociedad. Por 
tanto, uniendo ambos términos, definidos en el 
diccionario de la Real Academia Española de la 
Lengua, podríamos definir las habilidades socia-les 
como aquellas capacidades o disposiciones 
para algo perteneciente o relativo a la sociedad. 
Analizando dicha definición, aun de manera su-perficial, 
observamos varios matices reseñables: 
uno, que las capacidades o disposiciones aun-que 
lleven un componente innato poseen un 
margen importante de mejora si enfrentamos al 
individuo a un entrenamiento específico; y dos, 
que estas habilidades se dan en el contexto de 
las relaciones interpersonales. Esto, que puede 
parecer nimio, adquiere tintes muy importante 
si lo observamos desde la intención de com-prender 
el porqué de las dificultades para llegar 
al consenso en la definición global. Algunos de 
estos porqués a los que nos referimos, resumi-dos 
por Ruiz Rodríguez (2006), son: 
•• La conducta social adecuada es par-cialmente 
dependiente del contexto 
cambiante. Lo que es correcto en un 
ambiente familiar puede no serlo en un 
contexto más formal. 
•• La habilidad social debe considerarse 
dentro de un marco cultural determina-
6: 37 
do, existiendo diferencias importantes 
entre culturas e, incluso, dentro de la 
misma cultura. Besar para saludar a una 
persona puede ser adecuado o inade-cuado 
dependiendo de contexto cultu-ral 
que nos rodee en ese momento. 
•• Las habilidades sociales varían a lo largo 
del tiempo. El uso del lenguaje o estilos de 
vestir cambian constantemente. En este 
sentido, el lenguaje inadecuado o una 
apariencia física descuidada o anquilosada 
puede ofrecer imágenes del individuo que 
dificulte su relación con otras personas. 
•• El grado de efectividad de una perso-na 
dependerá de lo que desea lograr 
en la situación particular en que se 
encuentre. Así, una misma conducta 
puede ser inapropiada o apropiada 
dependiendo de la situación. Si el niño 
o niña consigue algo en casa a través 
del lloro y las rabietas puede intentar 
conseguirlo también si nos encontra-mos, 
por ejemplo, en un restaurante o 
en un lugar público. 
Se deduce, de todo lo anterior, que las per-sonas 
con s.D. adquirirán las habilidades so-ciales 
de modo idéntico a cómo las adquirirá 
el resto de compañeros o compañeras, si bien, 
debemos tener en cuenta sus características 
personales cuando planifiquemos el proceso 
de enseñanza – aprendizaje de las mismas. 
Brevemente, y siguiendo con Ruiz Rodríguez 
(2006), podemos indicar que los procesos de 
aprendizaje comúnmente utilizados para la en-señanza 
de las habilidades sociales son: 
1. Enseñanza directa: En el caso de alum-nado 
con s.D. nuestras órdenes serán 
concretas y secuenciadas, no dando más 
de una orden al mismo tiempo y asegu-rándonos 
de que ha comprendido lo que 
le estamos pidiendo. No es este, sin em-bargo, 
el mejor modo de enseñarles ha-bilidades 
sociales a las personas con s.D. 
2. Modelado o aprendizaje por medio 
de modelos. Es muy importante casar 
el discurso con el hecho cuando servi-mos 
de modelos. Además, es impor-tante 
tener en cuenta que en la etapa 
adolescente empieza a tener gran im-portancia 
el grupo de iguales. Su po-der 
como modelos y fuente de reforza-miento 
no debe ser pasado por alto. 
3. Práctica de conducta. Conviene sin 
duda generalizar las prácticas realiza-das 
en entornos de aprendizaje progra-mado 
a otros contextos y/o situaciones 
y con distintas personas. 
4. Reforzamiento de las conductas
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adecuadas y castigo o retirada de 
atención de las inadecuadas. La 
atención del adulto es un importan-te 
reforzador. Se tiende a prestar más 
atención a conductas inadecuadas que 
a conductas adecuadas y esto puede 
desembocar en malos comportamien-tos 
premeditados del niño o niña para 
recibir la atención del adulto, aunque 
sea en forma de reprimenda o castigo. 
5. Retroalimentación de la actuación 
(feedback). Se trata de proporcionar 
información sobre lo que se está practi-cando. 
Insistir en lo correcto, sin eludir a 
los posibles aspectos mejorables, es sin 
duda la mejor estrategia de actuación. 
6. Moldeamiento o aprendizaje por 
aproximaciones sucesivas. Se trata de 
descomponer la conducta en pequeños 
y sucesivos pasos, muy concretos y fá-cilmente 
evaluables, de forma que sólo 
subimos un escalón cuando el anterior 
está perfectamente afianzado. Facilita 
mucho la evaluación e identificación de 
los problemas y se usa frecuentemente 
para desarrollar habilidades de autono-mía 
personal: atarse los zapatos, situa-ciones 
en el aseo, comer solo, etc. 
4.2.2. Orientaciones Metodológicas 
A) Un modelo educativo abierto 
a la diversidad. 
Los alumnos y alumnas con s.D. aprenden 
en la escuela diversa. Aprenden en una escuela 
para todos y todas donde tienen cabida niños 
y niñas diferentes, a los que se propone educar 
(García Pastor, 1998). La escuela de la diversidad 
no ampara una enseñanza única, sino que esta-blece 
que cada cual aprende según sus posibili-dades 
y necesidades, según sus motivaciones. 
Lo que llamamos “atención a la diversidad” 
no es, en realidad, otra cosa que el conjunto 
de recursos y estrategias que empleamos en 
un centro o un aula para “derribar las barreras 
que impiden el aprendizaje y la participación 
en el aula” (González Manjón, 2006). 
La atención a la diversidad, además de un 
derecho y un deber a tener siempre presen-te, 
es una actitud de respeto y confianza en 
la educación de todas las personas. Al mismo 
tiempo, es estar preparado para conocer y 
educar a personas diferentes (López Ocaña y 
Miñán Espigares, 2007). 
Los alumnos y alumnas con S.D. aprenden 
con un modelo educativo que tiene en cuenta 
las diferencias del alumnado y da respuesta a sus
6: 39 
necesidades educativas. Una intervención educa-tiva 
apropiada puede desarrollar el potencial de 
aprendizaje que presenta este alumnado y que 
por mucho tiempo se ha ignorado o negado. 
La atención a la diversidad intenta atender 
las necesidades educativas de todo el alum-nado, 
cobrando especial importancia los 
agrupamientos heterogéneos, la enseñanza 
de estrategias de aprendizaje autónomo y las 
estrategias de aprendizaje cooperativo (Ló-pez 
y Miñán, 2007) que fomenten las inte-racciones 
positivas entre el alumnado. 
Este modelo educativo, por tanto, propo-ne 
aprender y convivir juntos en la escuela 
de todos y todas, respetando las diferen-cias. 
La inclusión escolar es un proceso por 
el que la escuela debe dar respuesta a las 
necesidades que presenten todos y cada uno 
de los escolares que acudan a sus aulas, sin 
exclusión, no sólo en el ámbito físico de la 
clase, sino también en el del currículum (Ló-pez 
Melero, 2006). Los alumnos y alumnas 
con s.D. presentan dificultades de aprendi-zaje, 
pero no son dificultades insalvables en 
su gran mayoría. La acción educativa debe 
abordar esas dificultades y resolverlas favo-rablemente, 
teniendo en cuenta su forma de 
ser y aprender. 
De todo ello, se desprende que los res-ponsables 
de la atención a la diversidad son 
todo el profesorado del centro, en gene-ral, 
y el equipo docente en particular, con 
el orientador u orientadora referente como 
un profesional más, en estrecha relación con 
los otros profesionales externos (López, y Mi-ñán, 
A. 2007). 
B) Estrategias de enseñanza. 
Planteamos aquí un conjunto de orientacio-nes 
metodológicas o actuaciones concretas de 
enseñanza-aprendizaje que hacen más efecti-vo 
este proceso y que, a la vez, nos adentran 
en la manera de ser y aprender que presentan 
los alumnos y alumnas con s.D. 
Ya se ha dicho que no hay dos alumnos o 
alumnas con s.D. iguales. Cada cual va a res-ponder 
según su propia individualidad. Sin em-bargo, 
a todos y todas va a favorecer el conjun-to 
de estrategias didácticas que se proponen: 
En la educación de los alumnos y alumnas 
con s.D. es necesario introducir nuevas estrate-gias 
didácticas, respetando su ritmo y de forma 
gradual. La intervención educativa requiere una 
atención permanente, ajustada a sus necesida-des 
y a su individual capacidad de progreso. 
Es conveniente planificar un currículo accesi-ble, 
que no se focaliza tanto en la reducción de 
contenidos como en adoptar unos procedimien-tos 
educativos adecuados. Se puede trabajar 
sobre los objetivos mínimos, de acuerdo con las 
necesidades educativas del alumno o alumna con 
s.D. Los aprendizajes deben ser eminentemen-te 
funcionales y útiles para desenvolverse en la 
vida cotidiana. En el aprendizaje debemos tener 
en cuenta la transferencia y la generalización de lo 
que aprenden.
40 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
Es necesario creer en sus capacidades y 
posibilidades de aprendizaje, valorar positiva-mente 
los éxitos conseguidos y trasmitir esta 
confianza a los compañeros y compañeras del 
aula. Si no creemos en sus capacidades no les 
proporcionaremos oportunidades reales de 
aprendizaje. Cada alumno o alumna respon-de 
según las expectativas y confianza que se 
pone en él o en ella. Si el equipo educativo 
desconfía de lo que el alumnado puede conse-guir, 
el nivel de exigencia caerá y cederá ante 
los primeros fracasos, no insistiendo mediante 
un cambio inteligente de estrategias. 
Aquí vale invertir el dicho bíblico y decir: 
“Si no lo creo, no lo veo”. Si no creemos en 
sus capacidades, no vamos a ver los resultados 
porque en el fondo no le vamos a dar las opor-tunidades 
de aprender. 
Es necesario acompasar la intervención edu-cativa 
al ritmo comprensivo y expresivo de este 
alumnado. Educador o educadora y alumno y 
alumna son como una pareja de baile que debe 
llevar el mismo ritmo. Se le debe conceder un 
poco más de tiempo para que elabore su 
respuesta. La información debe transmitirse 
mediante frases cortas, de forma clara, con-creta 
y bien pronunciada. Es necesario ha-blar, 
escuchar y actuar con paciencia y cons-tancia. 
Dar más tiempo para que conteste a 
la interpelación del adulto, ejecute las ins-trucciones 
recibidas y realice las tareas. Su 
dignidad lo exige y su lentitud por razón de 
su discapacidad lo necesita. 
Hay que dar más tiempo para que respon-da. 
No conviene adelantar la respuesta. 
Es conveniente descomponer los conte-nidos 
en pasos intermedios. El profesorado 
debe desmenuzar la información y los conte-nidos 
(de las 8 cuestiones o ejercicios de un 
tema, puede trabajar los 3 ó 4 más importan-tes, 
por ejemplo). La exposición se debe reali-zar 
con entusiasmo, claridad y a un ritmo ade-cuado 
(Buckley y otros, 2006). 
También hay que dejar más tiempo para la 
realización de pruebas y evaluaciones. Un buen 
resultado de la prueba se malogra si no le da-mos 
más tiempo que a los demás. 
Se debe tener en cuenta su buena capaci-dad 
perceptiva y su buena memoria visual 
en los mecanismos de acceso a los aprendi-zajes. 
Es necesario tener en cuenta su mayor 
facilidad visual y reforzar éste canal más que 
el auditivo. Se debe incrementar el uso de los 
recursos visuales. Entre ellos, el ordenador es 
un buen recurso.
6: 41 
En los déficits en memoria a corto plazo, los 
ejercicios de intervención aplicados de mane-ra 
sistemática, inteligente, ajustada, cons-tante 
y asociados a situaciones concretas 
consiguen mejorar estos problemas. Si no se 
trabaja en ellos para mejorar la memoria a corto 
plazo, el retraso cognitivo crece (Florez, 2004). 
En la memoria a largo plazo la buena in-tervención 
educativa consigue desarrollar sus 
capacidades. Se debe iniciar con prontitud y 
mantener con constancia la ejercitación de 
este tipo de memoria (Flórez, 2004). Muchos 
de los problemas se superan en mayor o me-nor 
grado con adecuados programas pedagó-gicos 
ajustados a las características del alum-nado 
con s.D. 
El mundo de las emociones y de los afectos, 
la sensibilidad afectiva del alumnado, debe ser 
tenida en cuenta a la hora de plantear la inter-vención 
pedagógica. La relación afectiva entre 
docente y alumnado con s.D. va a condicionar 
intensamente la actitud y la respuesta del alum-no 
o alumna y, consiguientemente, su actividad 
de aprendizaje en sentido positivo o negativo. 
En conjunto, el tono afectivo positivo favore-cerá 
la adquisición de conocimientos, como tam-bién 
la percepción positiva de sí mismo, el deseo 
de agradar o el de ser felicitado (Flórez, 2004). 
Situaciones motivadoras de aprendizaje: 
•• Conocer y confiar en el alumno o alumna. 
•• Proponer tareas asequibles; explicacio-nes 
y razonamientos cortos. 
•• Facilitar refuerzos positivos cuando rea-liza 
la tarea. 
Respetar tiempos de ejecución, es de-cir, 
darle tiempo para que comprenda la ins-trucción, 
la procese, elabore su respuesta y la 
muestre (Flórez, 2004). 
•• La imposición, las órdenes tajantes, alzar 
el tono de voz y recriminar al alumnado 
bloquean el pensamiento y el discurso 
de las personas, más aún del alumnado 
con s.D. 
Si el alumnado con s.D. presenta hipoacu-sias 
o dificultades visuales, además de las 
estrategias didácticas que el equipo educativo 
puede poner en marcha en su aula (situarlo 
más cerca, hablar mirando al grupo, de for-ma 
pausada y con una correcta vocalización, 
etc.), la Administración educativa dispone de 
una serie de recursos para atender dichas ne-cesidades. 
Así, el profesorado de apoyo a la 
integración y el profesorado especialista en 
audición y lenguaje (ambos en el centro edu-cativo), 
el equipo de orientación educativa (de 
ámbito de actuación zonal), el departamento de 
orientación en los IES, el equipo de orientación 
educativa especializada (de ámbito de actuación 
provincial), realizarán una detección y evaluación 
más detallada de las necesidades del alumno o 
alumna en estos aspectos y propondrán las me-didas 
educativas más idóneas: adaptaciones de 
acceso o personalización del currículum; sistemas 
aumentativos o alternativos de comunicación; 
trabajo coordinado entre familia, especialista de
42 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
audición y lenguaje, profesorado de apoyo a la 
integración y equipo educativo; etc. Como se 
puede apreciar, el trabajo en equipo se convierte 
en una herramienta muy necesaria para lograr 
una atención educativa adaptada y personaliza-da 
a las necesidades individuales detectadas en 
nuestro alumnado. 
En las operaciones abstractas se debe 
proceder paso a paso; se necesita más apoyo, 
más práctica y más tiempo. El alumnado llega 
a aprender el mecanismo operativo, aunque 
mantenga dificultades en el razonamiento de 
la operación. 
Necesitan situaciones de aprendizaje signifi-cativo 
para mantener su atención: 
•• Actuar sobre y desde sus intereses. 
•• Ir de lo conocido a lo desconocido. 
•• Hacerlo o hacerla intervenir en cues-tiones 
conocidas. 
•• Reforzar sus avances. 
La situación más favorable en el 
aprendizaje es la que termina con el 
deseo de seguir aprendiendo. 
Dada su falta de iniciativa, es necesario in-teractuar 
siempre y proponer tareas. Hay que 
provocar constantemente al alumnado con s.D. 
e interactuar siempre. No podemos dejarlos o 
dejarlas a su propia iniciativa. La no interven-ción 
significa regresión. 
Hay que razonar con paciencia cuando de-ban 
cambiar de actitud. No es fácil para ellos 
y ellas modificar lo que han decidido hacer. 
Cuando muestra resistencia es bueno cambiar 
de actividad. 
En el aprendizaje de la escritura la eje-cución 
de trazos y grafismos es imperfecta y 
requiere numerosas sesiones de aprendizaje y 
entrenamiento. En los ejercicios de escritura, la 
buena capacidad de imitación puede mejorar 
sus trazos, fijándose en el modelo. 
En el aprendizaje de este alumnado impor-ta 
más el proceso que el resultado. Las es-trategias 
y el proceso de aprendizaje son tan 
importantes como los mismos contenidos. 
Los alumnos y alumnas con s.D. deben ser 
tratados desde la normalidad como uno o 
una más del grupo, respetando su ritmo de 
aprendizaje. El alumnado con s.D. es uno más 
en el centro escolar, aunque tenga sus dificul-tades 
de aprendizaje. Hay que exigirles trabajo 
y comportamiento adecuado como al resto. 
Su discapacidad no puede ser pretexto que les 
dispense de sus tareas.
6: 43 
El lugar de los alumnos y alumnas con s.D. 
es el aula de todos y todas. Salvo contadas 
excepciones, el aula ordinaria es el escenario 
educativo adecuado para el aprendizaje de 
este alumnado. El trabajo cooperativo favore-ce 
el aprendizaje, interrelacionando alumnos y 
alumnas con dificultades de aprendizaje con el 
resto. Sería de desear que el refuerzo que reci-ba 
el alumno o alumna fuera del aula común 
estuviera a cargo del mismo profesor o profe-sora 
que imparte la asignatura. 
Se debe favorecer el aprendizaje autó-nomo, 
evitando la permanente dependencia 
del maestro o maestra o de los compañeros 
o compañeras. Se deben utilizar estrategias 
de autoaprendizaje que les permita trabajar 
de forma autónoma en el aula. El niño o niña 
con s.D. desde la atención temprana está acos-tumbrado 
a la presencia de profesionales de la 
educación. En el aula les cuesta prescindir de 
esa dependencia. 
Es importante tener en cuenta los apoyos 
naturales de los compañeros y compañe-ras. 
En el aula se producen unas sinergias de 
aprendizajes cuando un compañero o compañe-ra 
comparte aprendizajes con el alumnado con 
necesidades educativas especiales. Éste se be-neficia 
de sus compañeros y compañeras, reci-biendo 
aclaraciones y dosis más comprensivas de 
aprendizaje. El compañero, por su parte, además 
de la solidaridad en compartir conocimientos o 
habilidades, afianza mejor sus conocimientos. 
La metodología cooperativa es muy ade-cuada 
en atención a la diversidad. El aprendi-zaje 
cooperativo crea una red de apoyos natu-rales 
en la que el alumnado aprende en grupo y 
se ayuda entre sí. Se organizan, planifican y lle-van 
a cabo sus responsabilidades en un trabajo 
cooperativo dentro del aula. 
Fomento de la autorrepresentación. Se 
hace necesario proporcionarle instrumentos 
para la toma de decisiones, pertenencia y par-ticipación 
en grupos, etc. 
La implicación de la familia en el aprendi-zaje 
del alumnado con necesidades educativas 
especiales es primordial. Es necesario igual-mente 
que las Asociaciones de padres y ma-dres 
de niños y niñas con s.D. colaboren con 
el centro escolar. 
En resumen, el proceso de aprendizaje 
de un alumno o alumna no es fácil. Se trata 
de apostar por ellos y ellas, darles la oportu-nidad 
de aprender y ponerlos en situación de 
aprendizaje. Es ilusionante ver los progresos 
que realizan y cómo nos sorprenden al ver los 
avances que no creíamos alcanzables. Con una 
metodología adecuada el alumnado con s.D. 
aprende y progresa en la escuela. 
La atención a la diversidad exige trabajo, re-quiere 
un esfuerzo de búsqueda e innovación 
para dar con el método adecuado. Y un esfuer-zo 
compartido por toda la comunidad escolar. Si 
no existe un proceso global que incluya al tutor 
o tutora, profesional del apoyo, equipo docen-
44 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
te, orientador y orientadora y la familia, la in-clusión 
escolar no funciona y las estrategias de 
atención a la diversidad pueden correr el riesgo 
de convertirse en producto de segregación. 
En síntesis: ESTRATEGIAS 
•• La atención a la diversidad da respuesta 
a las necesidades que presentan todos y 
cada uno de los escolares. 
•• Es necesario creer que puede apren-der, 
confiar en sus capacidades y po-sibilidades. 
•• Es conveniente planificar un currículo 
accesible con estrategias didácticas ade-cuadas 
a la forma de aprender del alum-nado 
con s.D. 
•• La mayor facilidad visual reclama la utili-zación 
de los recursos visuales, como el 
ordenador. 
•• Se debe desmenuzar la información y 
descomponer los contenidos en pasos 
intermedios. La información debe ser 
corta, clara, concreta y bien pronuncia-da. 
Es necesario hablar, escuchar y ac-tuar 
con paciencia y constancia. 
•• En las operaciones abstractas se necesita 
más apoyo, más práctica y más tiempo. 
•• Es necesario trabajar áreas como la co-municación 
y el lenguaje en las personas 
con s.D. 
•• Hay que adaptar la acción educativa a 
las formas de ser y de aprender de es-tos 
alumnos y alumnas con estrategias 
metodológicas innovadoras y acordes al 
alumnado. 
•• Hay que fomentar el desarrollo de los 
aprendizajes más limitados (puntos dé-biles) 
y aprovechar en los que está me-jor 
dotado (puntos fuertes). 
•• Hay que respetar su ritmo de aprendizaje 
y darles más tiempo, pero exigiéndoles 
tareas y comportamientos adecuados. 
•• Hay que darles oportunidades de éxito y 
evitar el fracaso. 
•• La autoestima del alumno o alumna 
crece enormemente cuando interviene, 
contesta y además acierta. 
•• El proceso de aprendizaje se realiza paso 
a paso. Las tareas se deben graduar se-gún 
su nivel de dificultad. 
•• Hay que promover un aprendizaje más 
autónomo, que permita trabajar por sí 
solo al alumnado. 
•• Reforzar los aprendizajes con ejemplos 
de situaciones reales. 
•• Familia y Asociaciones de personas con 
S.D. deben coordinarse con el centro 
educativo para la mejora de la inclusión 
y del aprendizaje. 
•• El aprendizaje cooperativo es una me-todología 
que puede dar respuesta a 
alumnos o alumnas diferentes.
6: 45 
C) Características y respuestas 
educativas. 
EN SÍNTESIS: 
Una vez revisadas las peculiaridades cogni-tivas 
y de aprendizaje de los alumnos y alum-nas 
con s.D. es importante tenerlas presentes 
a la hora de plantear la acción educativa, de 
modo que todo proceso de adaptación de los 
aprendizajes se centre en los puntos fuertes 
y refuerce aquellos puntos débiles que pre-senta 
por razón de su dificultad cognitiva. 
La rica individualidad de las personas con 
s.D. es un reto para los educadores y educado-ras 
llamados a intervenir creativamente en el 
desarrollo de los procesos de aprendizaje más 
limitados y aprovechar al máximo sus poten-cialidades. 
Éstos han de ser los pilares básicos 
de la acción educativa. Es necesario, por tanto, 
ir descubriendo el camino más adecuado para 
responder a sus necesidades, desarrollar sus 
potencialidades y al mismo tiempo fomentar 
su autoestima, tan poco reforzada en el am-biente 
social de hoy. 
Cada característica educativa debe encon-trar 
su respuesta en forma de estrategia de 
enseñanza. Elaboramos, a modo de esquema, 
un cuadro con algunas características y sus 
posibles respuestas educativas:
46 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
Característica Respuesta educativa 
Todos y todas diferentes, todos y todas 
capaces, todos y todas aprenden. 
La escuela inclusiva da respuesta a las necesidades de 
todos y cada uno de los alumnos y alumnas. 
Reciben y procesan la información y responden 
de forma lenta. 
El aprendizaje se realiza a un ritmo más lento. 
La información debe ser corta, clara y concreta. Se deben 
descomponer los contenidos en pasos intermedios. 
Hay que facilitar más tiempo para la respuesta, para la 
realización de tareas y para la evaluación. 
Su capacidad comprensiva es claramente 
superior a la expresiva . 
Hay que dar más tiempo para que se expresen. No 
debemos adelantar su respuesta. 
La percepción y memoria visual es mejor que 
la auditiva. 
Hay que reforzar el canal visual, más que el auditivo. 
Deben abundar los recursos visuales (ordenador). 
Déficit de atención. Baja iniciativa y 
motivación. 
Interactuar siempre. No dejarlo a su iniciativa. Situaciones 
motivadoras. 
Las personas con s.D. presentan problemas de 
lenguaje y comunicación. 
Logopedia. Hablarles y escucharles sin adelantar 
contestación y sin corregirles permanentemente. 
Déficit en la memoria a corto y largo plazo. 
Los ejercicios de intervención se deben iniciar con 
prontitud, de manera sistemática y constante. 
La buena intervención educativa consigue desarrollar sus 
capacidades. 
Presentan persistencia de conducta y 
resistencia a los cambios. 
Hay que razonar con paciencia. No confundir testarudez 
con resistencia a los cambios y a lo nuevo. 
Tienen baja autoestima. Reforzar siempre el éxito, resaltando lo que pueda hacer. 
Evitar cualquier fracaso.
6: 47 
Característica Respuesta educativa 
La implicación de la familia en el aprendizaje 
del alumnado con NEE es un pilar fundamental. 
Es muy importante contar con la colaboración de la famila 
en todos los aspectos del aprendizaje. 
Aprenden bien por imitación. Los modelos normalizados de la inclusión escolar son los 
más adecuados para su aprendizaje. 
Este alumnado tiene baja motivación. 
El aprendizaje sin errores y el refuerzo positivo de lo 
realizado correctamente se convierten en estrategias 
metodológicas convenientes. Situaciones de aprendizaje 
que partan de lo conocido, conexión con los aprendizajes 
nuevos con su experiencia previa, estructuración de 
los contenidos y adecuación del nivel de lenguaje y 
abstracción de las tareas propuestas, provocan el aumento 
de la motivación al sentirse capaz de... 
Aumentar las expectativas sobre sus posibilidades hace 
que además se esfuercen en cumplirlas: Profecía del 
Autocumplimiento o Efecto Pigmalion 
El aprendizaje de este alumnado presenta 
puntos débiles y puntos fuertes. 
Hay que fomentar los aprendizajes más limitados y 
aprovechar aquellos en los que se encuentra mejor dotado. 
4.3. Recursos Humanos y 
Materiales 
4.3.1. Recursos Humanos 
Tutor o tutora. La mayor parte del alum-nado 
con s.D. se encuentra escolarizado en 
modalidad de escolarización B (aula ordina-ria 
con apoyos en períodos variables). Es por 
ello, que el alumno o alumna con s.D. for-ma, 
a todos los efectos, parte del grupo cla-se 
en el que se encuentra escolarizado y, por 
consiguiente, la responsabilidad última sobre 
su proceso de enseñanza – aprendizaje y su 
desarrollo íntegro como persona recae sobre 
el tutor o tutora del grupo, aunque para ello 
pueda y deba apoyarse en otros recursos que 
posibilita la actual normativa. Sus funciones 
quedan reguladas en la Orden de 9 de sep-tiembre 
de 1997, por la que se regulan de-terminados 
aspectos de la organización y el
48 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
nado con perturbaciones del lenguaje y la au-dición. 
Atienden al alumnado con retrasos, 
trastornos y patologías del lenguaje oral y es-crito, 
de distinta índole, así como a aquellos 
que tienen dificultades en el lenguaje asocia-das 
a discapacidad intelectual, motriz y fun-damentalmente 
auditiva. Su intervención, por 
tanto, está muy centrada en la aplicación de 
programas específicos para responder a las ne-cesidades 
educativas detectadas en este alum-nado 
con problemas en el lenguaje. 
Profesorado de Apoyo Curricular. Figura 
creada para realizar refuerzos en Secundaria 
(Obligatoria y Post – obligatoria) que permite 
el modelo bipedagógico en el aula. Dicho pro-fesional 
presta su dedicación a aquellos con-tenidos 
que el maestro o maestra de Apoyo a 
la Integración no refuerza por la especificidad 
de los mismos. 
Monitores y monitoras de Educación 
Especial para la etapa Infantil, Primaria y 
Secundaria. Estos profesionales realizan, prin-cipalmente, 
las funciones de asistencia, cuida-dos, 
desplazamientos y supervisión, que consti-tuyen 
un soporte imprescindible en los centros 
actualmente. Aunque no tienen funciones es-pecíficamente 
educativas, sí pueden, siempre 
bajo la supervisión del maestro o maestra de 
Apoyo a la Integración, colaborar en la progra-mación 
y realización de las mismas. El auge e 
importancia de esta figura queda patente en el 
incremento anual de profesionales que la Con-sejería 
destina a tal fin. 
funcionamiento de las Escuelas Públicas de 
Educación Infantil y de los Colegios Públicos 
de Educación Primaria de la Comunidad Au-tónoma 
de Andalucía. Es, sin duda, la figura 
más importante en Atención a la Diversidad. 
Maestro o maestra de Pedagogía Te-rapéutica. 
Realizan funciones de apoyo a la 
integración tanto en la etapa primaria como 
en la secundaria (primer y segundo ciclo). Su 
intervención en alumnado con necesidades 
educativas especiales se centra en participar 
de forma muy activa en la evaluación psicope-dagógica, 
junto con el orientador u orienta-dora 
responsable de la misma. Además, rea-lizan 
los refuerzos (anteriores, simultáneos 
o posteriores) de contenidos preferentemen-te 
dentro del aula ordinaria, ponen en mar-cha 
programas específicos de intervención, 
orientan al equipo educativo, colaboran con 
el tutor o tutora en el asesoramiento e infor-mación 
a padres, madres, etc. Sus funciones, 
más concretamente, vienen recogidas en el 
artículo 28 de la Orden de 9 de septiembre 
de 1997, anteriormente citada y en el artículo 
5 de la orden de 27 de julio de 2006, por la 
que se regulan determinados aspectos refe-ridos 
a la organización y funcionamiento del 
departamento de orientación en los Institutos 
de Educación Secundaria. 
Maestro o maestra de Audición y Len-guaje. 
La intervención de estos profesionales 
se centra, fundamentalmente, sobre el alum-
6: 49 
Educador o Educadora. Este personal la-boral 
está encargado básicamente de la for-mación, 
cuidado y atención al alumnado con 
especiales requerimientos en movilidad o des-plazamientos, 
ayudas técnicas, alimentación, 
control de esfínteres, etc. Sus funciones se 
centran en la participación y responsabilización 
de la programación de actividades de tiempo 
libre y extraescolares, colaborando además en 
la elaboración y aplicación de los planes de in-tervención 
para con estos alumnos y alumnas. 
Otras funciones importantes son las referidas a 
favorecer la coordinación escuela – familia, la 
colaboración en la vigilancia en los recreos o la 
atención en el comedor. 
Equipos de Orientación Educativa 
(E.O.E.). De carácter sectorial o zonal, estos 
equipos son concebidos como un recurso de 
apoyo a los centros educativos, centrando su 
trabajo principalmente en los Centros de Edu-cación 
Infantil y/o Primaria. Si bien más deta-lladamente 
podemos encontrar sus funciones 
en la Orden de 23 de julio de 2003, por la que 
se regulan determinados aspectos sobre la or-ganización 
y el funcionamiento de los Equipos 
de Orientación Educativa, la colaboración con 
los centros de infantil y/o primaria en la elabo-ración, 
aplicación y evaluación de las medidas 
de atención a la diversidad del alumnado y de 
los Planes de Orientación y de Acción Tutorial 
son pilares importantes en el trabajo de estos 
Equipos. Es importante resaltar además que a 
estos equipos corresponde la evaluación psico-pedagógica 
y la elaboración del dictamen de 
escolarización para el alumnado con necesida-des 
educativas especiales. 
Departamentos de Orientación en Se-cundaria 
(D.O.). Con una filosofía de trabajo 
similar a la que abarcan los E.O.E. en infan-til 
y Primaria, los D.O. en la etapa Secunda-ria 
focalizan su trabajo en torno a tres áreas 
o ámbitos principales: la Atención a la Diversi-dad, 
la Orientación Vocacional y Profesional y 
la Acción Tutorial. Las funciones de este D.O. 
quedan recogidas en la Orden de 27 de julio 
de 2006, por la que se regulan determinados 
aspectos referidos a la organización y funcio-namiento 
del departamento de orientación 
en los Institutos de Educación Secundaria, de 
forma más detallada y explícita. No obstante, 
a diferencia de los E.O.E., el D.O. no realiza 
dictámenes de escolarización, siendo ésta, en 
todos los casos e independiente de la etapa 
del alumnado, función de los E.O.E. También 
podemos encontrar las funciones de este de-partamento 
en la Orden de 9 de septiembre de 
1997, por la que se regulan determinados as-pectos 
de la organización y el funcionamiento 
de los Institutos de Educación Secundaria de la 
Comunidad Autónoma de Andalucía. 
Equipos de Orientación Educativa Espe-cializados. 
De demarcación geográfica pro-vincial, 
la actuación de estos equipos ha su-puesto 
un avance importante en la atención 
al alumnado que presenta necesidades edu-cativas 
especiales derivados de discapacidad 
o trastornos graves de conducta, complemen-
50 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
tando, con una intervención de mayor espe-cialización, 
la atención que se ofrece al mismo 
desde los centros educativos y servicios como 
los E.O.E. y los D.O. Así, su actuación estará 
definida en torno a los principios de preven-ción 
y anticipación, detección temprana de 
necesidades, coordinación intrainstitucional 
e interinstitucional desde un enfoque multi-disciplinar 
de la intervención. Más detallada-mente 
podemos encontrar sus funciones en 
las Instrucciones de 28 de junio de 2007 de 
la Dirección General de Participación y Soli-daridad 
en la Educación por la que se regulan 
determinados aspectos sobre la organización 
y el funcionamiento de los Equipos de Orien-tación 
Educativa Especializados.
6: 51
MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN 
5.1. ¿Por qué es necesaria 
la colaboración? 
La colaboración de la familia es ne-cesaria 
en todo el alumnado. Cuan-do 
tratamos con alumnos y alumnas 
con necesidades educativas espe-ciales 
tal colaboración resulta imprescindible. 
Los padres y madres son los primeros agentes 
educativos de sus hijos e hijas. Ahora, en la es-cuela, 
continúan siendo un pilar fundamental. 
El aprendizaje escolar se realiza en el aula, pero 
los logros educativos de sus hijos e hijas con NEE 
va a depender bastante de la participación de la 
familia en el proyecto educativo de la escuela. 
Es necesaria una colaboración de la familia 
con la escuela para mejorar la inclusión y el 
aprendizaje del alumnado con s.D. La familia 
tiene que ser una plataforma de inclusión y no 
un núcleo de sobreprotección” (Perera, 1993). 
El escenario educativo familiar permite dotar 
a los aprendizajes de un mayor significado y 
funcionalidad, permite optimizar el aprendiza-je 
escolar y facilita mejor su generalización. 
52 
LA FAMILIA 5
6: 53 
Profesorado y familia deben tomar medidas 
para establecer una comunicación fluida y una 
estrecha colaboración. 
La colaboración de los padres y madres con 
la escuela es un derecho y una responsabilidad. 
La familia refuerza día a día en la casa el apren-dizaje 
de su hijo o hija con NEE. Toda la acción 
educativa que se realiza con el alumnado con 
s.D. queda muy debilitada si no hay detrás una 
familia que colabore activamente en la educa-ción 
y formación. 
5.2. Pautas de colaboración 
Desde la familia es necesario que se adopte 
una actitud de confianza hacia el centro edu-cativo 
y el profesorado y de respeto hacia la 
autonomía del centro. 
El profesorado debe informar a la familia 
sobre los planes, proyectos, dificultades y de-más 
incidencias que se producen en el proceso 
educativo de sus hijos o hijas y solicitar su cola-boración 
siempre que sea necesaria. 
En la propuesta de escolarización del alum-nado 
con s.D. la familia debe participar activa-mente 
en el proceso de toma de decisiones que 
afecten a la modalidad de escolarización. 
En la comunicación escuela-familia, conviene 
contactar con todos el profesorado implicados 
en la educación del alumnado con s.D. El tutor 
o tutora es el responsable del proceso educa-tivo. 
El profesorado de apoyo y orientador u 
orientadora comparten con el tutor o tutora la 
dinámica del aprendizaje de alumnos y alumnas 
con s.D. y colabora en un aprendizaje coopera-tivo 
que, a su vez, crea otros apoyos naturales 
dentro del aula. 
El diario de clase, así como la agenda, son de 
gran utilidad para reflejar las incidencias del apren-dizaje 
diario en el aula, recibir las indicaciones de 
lo que ha de trabajar en casa o reflejar, por parte 
de la familia, aquellas circunstancias que interac-túen 
mejor en el aprendizaje del alumnado, para 
conseguir así la generalización del aprendizaje. 
En la reunión colectiva con las familias al 
comienzo de cada periodo lectivo, es conve-niente 
explicar y hacerles partícipes de los ob-jetivos, 
metodología y criterios de evaluación 
que se van a utilizar durante el mismo. 
5.3. Down Andalucía colabora 
con los Centros Educativos 
Las familias de personas con s.D. se han orga-nizado 
y constituyen las Asociaciones Síndro-me 
de Down. Tienden un puente entre profe-sorado 
y familia y favorecen en gran manera el 
aprendizaje escolar. Los profesionales de las Aso-ciaciones 
de Down Andalucía se coordinan con 
los centros educativos donde aprende el alumna-do 
con s.D y asesoran al profesorado, ofreciendo 
colaboración en coordinación con la familia. 
Down Andalucía y la Consejería de Educa-ción 
tienen firmado un Convenio para colabo-rar 
con los Centros educativos en la mejora de 
la inclusión y aprendizaje escolares del alum-nado 
con s.D.
MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN 
John Langdon Down (1828-1896) (pág. 7): 
John Langdon Down nació en 1828 en Tor-point, 
Cornwall. 
Poseía estudios de Farmacia y conocimien-tos 
en Química Orgánica, Fisiología, Psiquia-tría 
y Psicología. 
En 1866 publicó en la revista London 
Hospital Reports, un artículo de tres pági-nas 
y media en el que presentaba una des-cripción 
minuciosa de un grupo de “pa-cientes” 
con discapacidad intelectual que 
mostraban características físicas parecidas: 
“Observations on an Ethnic Classification of 
Idiots”. Describió las características faciales, 
la anormal coordinación neuromuscular, las 
dificultades que mostraban con el lenguaje 
oral, así como la asombrosa facilidad que 
tenían para imitar a los médicos, además de 
su gran sentido del humor. 
De acuerdo con la teoría de Darwin, Down 
creyó que la entidad que hoy se conoce con 
su nombre, era un retroceso hacia un tipo 
racial más primitivo, una forma de regresión 
al estado primario del hombre. Sus rasgos le 
54 
GLOSARIO 6
6: 55 
recordaron los mongoles, nómadas de la re-gión 
central de Mongolia, que entonces se 
consideraban “primitivos” y poco evolucio-nados. 
También pensó en un principio que 
ciertas enfermedades de los padres y madres 
podían originar este síndrome y en trabajos 
posteriores señaló que la tuberculosis duran-te 
el embarazo podía romper la barrera de las 
razas y ocasionar que padres y madres euro-peos 
tuvieran hijos e hijas orientales. Down 
buscaba explicaciones científicas y naturales 
para las anomalías congénitas que se acha-caban 
entonces a razones divinas. 
En 1868 se fue de Londres y creó una ins-titución 
en Teddington para la educación de ni-ños 
y niñas con enfermedades mentales de fa-milias 
ricas. Llegaron a tener más de cien niños 
y niñas. Lo equiparon al más alto nivel y con-trataron 
profesorado. Había talleres y se practi-caban 
varios deportes. Tenía también un teatro 
y se prefirió al personal que supiera música, 
cantara o tocara algún instrumento. Down, no 
obstante, atendió a niños y niñas pobres hasta 
su muerte y fue consultor del Dispensario de 
Kington Provident sin salario y del Teddington 
Cottage Hospital. 
Down era de ideas liberales. Defendió 
que las mujeres podían acceder a todas las 
profesiones, incluida la de clérigo, y debían 
tener derecho al voto. Se opuso fuertemente 
a la esclavitud. Señaló que debía proveerse 
educación especial y dar oportunidades a to-dos 
los niños y niñas con discapacidad, inde-pendientemente 
de su extracción social (On 
the education and training of the feeble in 
Mind, 1876). En esa época a estos niños y 
niñas se les tenía encerrados, se les asilaba y 
se les privaba de educación. Down siempre 
criticó esta situación y señaló que debían re-cibir 
una formación adecuada y que incluso 
podían llegar a ser socialmente útiles para 
desempeñar determinadas tareas. También 
tuvo fuertes convicciones religiosas. 
En 1890 sufrió una grave enfermedad. 
Murió el 7 de octubre de 1896. 
Jérôme Lejeune (Montrouge, París, 1926 - 3 
de abril de 1994) (pág. 7): Médico genetista 
francés. Descubridor de que el síndrome de 
Down se debe a la presencia de un cromoso-ma 
de más. 
Estudió medicina y en 1952 comienza a 
trabajar como investigador del CNRS del que 
llegó a ser director diez años más tarde. Se 
convierte en experto internacional de Francia 
sobre radiaciones atómicas. 
En 1958, a la edad de 32 años, descubre 
la primera anomalía cromosómica en el hom-bre: 
la trisomía 21. 
Más tarde, con sus colaboradores, descu-bre 
el mecanismo de muchas más enferme-dades 
cromosómicas, abriendo así la vía a la 
citogenética y a la genética moderna. 
En 1964, es el primer profesor de Genéti-ca 
Fundamental en la Facultad de Medicina 
de París. Al año siguiente es nombrado jefe
56 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
del servicio de la misma especialidad en el 
hospital Necker-Enfants Malades, de la ca-pital 
francesa. Allí trabajó hasta su muerte 
en la atención a los niños y niñas enfermos, 
buscando terapias eficaces contra las ano-malías 
causantes de discapacidad e investi-gando 
sobre las afecciones de origen gené-tico 
en general. 
Recibió diversos galardones científicos, 
tanto en Francia como en otros países, ya 
que era reconocido como uno de los prime-ros 
expertos mundiales en genética. 
Plasticidad cerebral (pág. 7): Capacidad de 
cambio o de adquisición de nuevas conduc-tas 
como respuesta a las modificaciones del 
ambiente. Posibilita el carácter de intencio-nal 
inherente a la conducta humana, de tal 
forma que la adaptación no es nunca auto-mática, 
sino constructiva. 
Sinápsis (pág. 8): Conexión del axón de 
una neurona con la dendrita o el cuerpo ce-lular 
de la neurona siguiente. Al existir una 
pequeña distancia entre el axón y la den-drita 
que establecen sinapsis no se puede 
considerar como una conexión anatómica, 
sino exclusivamente funcional. 
Fenotipo (pág. 9): Conjunto de mani-festaciones 
externas de un individuo que 
constituye el producto de la interacción de 
las influencias ambientales y las disposicio-nes 
hereditarias (genotipo). Por tanto, dos 
individuos con el mismo genotipo pueden 
poseer, dentro de ciertos límites, fenotipos 
diferentes, debido al efecto del medio. 
Disgenesia cerebral (pág. 9): Es la alte-ración 
en el desarrollo normal del cerebro. 
En dicha alteración, en el caso del síndro-me 
Down, no sólo influye el cromosoma 
21 extra sino también el juego de fuerzas 
y relaciones que se haya establecido entre 
los genes de ese cromosoma y los demás 
cromosomas que dependen de la herencia 
de los padres y madres. 
Escuela inclusiva (pág. 9): Es un enfoque 
educativo que entiende la diversidad no 
como un obstáculo sino como un elemen-to 
enriquecedor donde todos los alumos y 
alumnas aprenden juntos independiente-mente 
de sus condiciones personales, so-ciales 
o culturales. 
Latencia de respuesta (pág. 9): Tiempo 
de reacción. Período que transcurre desde 
la presentación de un estímulo hasta que 
el individuo emite una respuesta. 
Motricidad bucofacial (pág. 11): Ca-pacidad 
de los músculos (de boca y cara) 
para excitarse y contraerse bajo la acción 
de determinados estímulos (al recibir un 
impulso nervioso que transmite una orden 
de movimiento).
6: 57 
Sensibilidad afectiva (pág 12): Capacidad 
de emocionarse (emotividad), de ser incluido 
en la esfera afectiva. 
Evaluación Psicopedagógica (pág. 16): Con-junto 
de actuaciones encaminadas a recoger, 
analizar y valorar la información sobre las 
condiciones personales del alumno o alum-na, 
su interacción con el contexto escolar y 
familiar y su competencia curricular. Es com-petencia 
de los Equipos de Orientación Edu-cativa 
en primaria y de los Departamentos de 
Orientación en secundaria, (Orden de 19 de 
septiembre de 2002, por la que se regula la 
realización de la evaluación psicopedagógica 
y el dictamen de escolarización). 
Dictamen de escolarización (pág. 16): Infor-me 
fundamentado en la evaluación psicope-dagógica 
en el que se determinan las nece-sidades 
educativas especiales y se concretan 
la propuesta de modalidad de escolarización 
y la propuesta de las ayudas, los apoyos y 
las adaptaciones que cada alumno o alum-na 
requiera. Es competencia de los Equipos 
de Orientación Educativa de la Consejería de 
Educación. (Orden de 19 de septiembre de 
2002, por la que se regula la realización de 
la evaluación psicopedagógica y el dictamen 
de escolarización). 
Modalidad de Escolarización (pág. 25): Or-ganización 
de la escolarización en los cen-tros 
ordinarios docentes públicos y privados 
concertados de la Comunidad Autónoma de 
Andalucía. Las modalidades recogidas son: 
a. En un grupo ordinario a tiempo 
completo. 
b. En un grupo ordinario con apoyos 
en períodos variables. 
c. En un aula de educación especial. 
Sólo se escolarizará al alumnado en cen-tro 
específico de educación especial cuando, 
por sus especiales características o grado de 
discapacidad, sus necesidades educativas no 
puedan ser satisfechas en régimen de inte-gración. 
(Decreto 147/2002, de 14 de mayo, 
por el que se establece la ordenación de la 
atención educativa al alumnado con necesi-dades 
educativas especiales asociadas a sus 
capacidades personales). 
Evaluación Inicial (pág. 24): Se realizará en 
el comienzo del curso escolar, al inicio de 
cada ciclo, e incluirá el análisis de los infor-mes 
personales de la etapa o ciclo anterior, 
que se completarán con otros datos obteni-dos 
por el propio tutor o tutora sobre el punto 
de partida desde el que el alumno o alumna 
inicia los nuevos aprendizajes. Será el punto 
de referencia del equipo docente para la toma 
de decisiones relativas al desarrollo del currí-culo 
y para su adecuación a las características 
y conocimientos del alumnado. Como conse-cuencia 
de esta evaluación inicial, el equipo 
docente adoptará las medidas pertinentes de 
apoyo, refuerzo y recuperación para aque-llos 
alumnos y alumnas que lo precisen o de
58 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN 
adaptación curricular para el alumnado con 
necesidad específica de apoyo educativo). 
Adaptación curricular (pág. 25): Medida de 
modificación de los elementos del currícu-lo, 
a fin de dar respuesta al alumnado con 
necesidades específicas de apoyo educativo 
(Orden de 25 de julio de 2008, por la que se 
regula la atención a la diversidad del alum-nado 
que cursa la educación básica en los 
centros docentes públicos de Andalucía). 
Conductas adaptativas (pág. 26): Conjunto 
de disposiciones que capacitan a un organis-mo 
para mantener una relación de equilibrio 
con las situaciones nuevas del medio. Las si-tuaciones 
y el organismo varían a lo largo de su 
ciclo vital y, en consonancia, estas disposicio-nes 
deben evolucionar a lo largo de las etapas 
de la vida. La herencia, a través de la dotación 
genética, supone el cauce a través del cual se 
desarrolla la adaptabilidad en interacción con 
las condiciones del medio, pero es también 
la misma plasticidad de los seres vivos la que 
permite ir adquiriendo continuamente nuevas 
posibilidades y características que favorecen los 
procesos de adaptación al medio.
6: 59
6 sc3adndrome-de-down
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6: DIRECCIONES DE INTERÉS 
DOWN ANDALUCÍA 
Federación Andaluza de Asociaciones para el Síndrome de Down 
C/ Perete, 36. CP: 18014 Granada 
Teléfono: 958 160104 
Fax: 958 160873 
Web: www.andadown.com 
E-mail: coordinacion@andadown.com 
DOWN ALMERÍA “ASALSIDO” 
C/ José Morales Abad, 10; C.P.: 04007 Almería 
Teléfono: 950 268777 
Fax: 950 262807 
Web: www.asalsido.org 
E-mail: almeria@asalsido.org 
A.S.D. CAMPO DE GIBRALTAR “BESANA” 
C/ San Nicolás, nº 1 bajo - Edif. “MAR 1”; C.P.: 11207 Algeciras, Cádiz 
Teléfono: 956 605341 
Fax: 956 605341 
E-mail: besana@hotmail.com 
A.S.D.. “A.SI.QUI.PU.” (Asociación Si Quieres Puedo) 
Avda. Generalísimo Edif. Ayuntamiento; C.P.: 11160 Barbate, Cádiz 
Teléfono: 956 434553 
Fax: 956 433546 
E-mail: down@asiquipu.org 
DOWN CÁDIZ “LEJEUNE” 
C/ Periodista Federico Joly, s/n; C.P.: 11012 Cádiz 
Teléfono: 956 293201 
Fax: 956 293202 
Web: www.uca.es/huesped/down 
E-mail: asociacion.sindromedown@uca.es 
A.S.D. DE CHICLANA “ASODOWN” 
Carretera de la Barrosa. Parque “El Campito” s/n. C.P.: 11130 Chiclana, Cádiz 
Teléfono: 956 537871 
Fax: 956 537871 
E-mail: asodown@hotmail.com 
DOWN CÓRDOBA 
C/ María la Judía, s/n; C.P.: 14011 Córdoba 
Teléfono: 957 498610 
Fax: 957 401516 
Web: www.downcordoba.org 
E-mail: administracion@downcordoba.org 
DOWN GRANADA “GRANADOWN” 
C/ Perete, 36; C.P.: 18014 Granada 
Teléfono: 958 151616 
Fax: 958 156659 
Web: www.downgranada.org 
E-mail: asociacion@downgranada.org 
DOWN HUELVA “AONES” 
Avda. Federico Molina, 10 1º; C.P.: 21005 Huelva 
Teléfono: 959 270918 
Fax: 959 270918 
Web: http://nuestronombre.es/aones 
E-mail: aoneshuelva@hotmail.com 
DOWN JAÉN Y PROVINCIA 
Avda. de Andalucía, 92 bajos; C.P.: 23006 Jaén 
Teléfono: 953 260413 
Fax: 953 260413 
Web: http://es.geocities.com/downjaen 
E-mail: downjaen@downjaen.e.telefonica.net
A.S.D. CENTRO DOWN “CEDOWN” 
Plaza de los Ángeles, parcela 9. Local 5; C.P.: 11400 Jerez de la Frontera, Cádiz 
Teléfono: 956 336969 
Fax: 956 169632 
E-mail: equipocedown@hotmail.com 
Web: www.cedown.org 
DOWN JEREZ ASPANIDO 
C/ Pedro Alonso, 11; C.P.: 11402 Jerez de la Frontera, Cádiz 
Teléfono: 956 344650 
Fax: 956 323077 
Web: www.cedown.org 
E-mail: abuzarzuela@hotmail.com 
DOWN MÁLAGA 
C/ Godino, 9; C.P.: 29009 Málaga 
Teléfono: 952 274040 
Fax: 952 274050 
Web: www.downmalaga.com 
E-mail: downmalaga@downmalaga.com 
DOWN RONDA “ASIDOSER” 
C/ José Mª Castellón Madrid s/n; C.P.: 29400 Ronda, Málaga 
Teléfono: 952 872979 
Fax: 952 872979 
E-mail: asidoser@telefonica.net 
A.S.D. ASPANRI DOWN 
C/ Enrique Marco Dorta, 2 acceso A; C.P.: 41018 Sevilla 
Teléfono: 954 418030 
Fax: 954 419899 
Web: www.aspanri.org 
E-mail: aspanri@aspanri.org 
A.S.D. SEVILLA Y PROVINCIA “ASEDOWN” 
Avda. Cristo de la Expiración S/N Bajo Local 4; C.P.: 41001 Sevilla 
Teléfono: 954 902096 
Fax: 954 371804 
Web: www.asedown.org 
E-mail: asedown@asedown.org
6: PÁGINAS WEB 
Portal de referencia para el síndrome de Down 
http://www.down21.es. 
Web sobre la historia de la medicina 
http://www.historiadelamedicina.org. 
Web de la Consejería de Educación 
http://www.ced.junta-andalucia.es. 
Sexualidad y personas con síndrome de Down 
http://www.down21.org/educ_psc/sexualidad/sexualidadpersonassd.htm.
6 NORMATIVA 
Marco General: 
Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE). (BOE nº 106, de 4 
de mayo de 2006). 
Ley 17/2007, de 10 de diciembre, de Educación de Andalucía (LEA). (BOJA 
nº 252, de 26 de diciembre de 2007). 
Ley 9/1999, de 18 de noviembre, de Solidaridad en la Educación. (BOJA 
nº 140, de 2 de diciembre de 1999). 
Ley 1/1999, de 31 de marzo, de atención a las personas con discapacidad 
en Andalucía. (BOJA nº 45, de 17 de abril de 1999). 
Escolarización: 
Decreto 53/2007, de 20 de febrero, por el que se regulan los criterios y el 
procedimiento de admisión del alumnado en los centros docentes públicos y 
privados concertados, a excepción de los universitarios. (BOJA nº 40, de 23 
de febrero de 2007). 
Orden de 24 de febrero de 2007, por la que se desarrolla el procedi-miento 
de admisión del alumnado en los centros docentes públicos y privados 
concertados, a excepción de los universitarios. (BOJA nº 41, de 26 de febrero 
de 2007). 
Orden de 27 de febrero de 2009, por la que se modifica la de 24 de febre-ro 
de 2007, por la que se desarrolla el procedimiento de admisión del alumna-do 
en los centros docentes públicos y privados concertados, a excepción de los 
universitarios. (BOJA nº 40, de 27 de febrero de 2009). 
Orden de 19 de febrero de 2008, por la que se modifica la de 24 de febre-ro 
de 2007, por la que se desarrolla el procedimiento de admisión del alumna-do 
en los centros docentes públicos y privados concertados, a excepción de los 
universitarios. (BOJA nº 42, de 29 de febrero de 2008) 
Orden de 13 de mayo de 2009, por la que se convoca el procedimiento de 
admisión del alumnado en las Escuelas Infantiles de titularidad de la Junta de 
Andalucía y en los centros de convenio que imparten el primer ciclo de Educación 
Infantil para el curso 2009/2010 (BOJA nº 93, de 18 de mayo de 2009). 
Orden de 14 de mayo de 2007 por la que se desarrolla el procedimiento 
de admisión del alumnado en la oferta completa y parcial de los ciclos for-mativos 
de formación profesional sostenidos con fondos públicos en los centros 
docentes de la Comunidad Autónoma de Andalucía. (BOJA nº 107, de 31 de mayo 
de 2007) 
Ordenación de las enseñanzas: 
Decreto 428/2008, de 29 de julio, por el que se establece la ordenación y las 
enseñanzas correspondientes a la Educación Infantil en Andalucía. (BOJA nº 164, de 
19 de agosto de 2008). 
Decreto 149 /2009, de 12 de mayo, por el que se regulan los centros que impar-ten 
el primer ciclo de la Educación Infantil. (BOJA nº 92, de 15 de mayo de 2009). 
Decreto 230/2007, de 31 de julio, por el que se establece la ordenación y las 
enseñanzas correspondientes a la Educación Primaria en Andalucía. (BOJA nº 156, 
de 8 de agosto de 2007). 
Decreto 231/2007, de 31 de julio, por el que se establece la ordenación y las 
enseñanzas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria en Andalucía. 
(BOJA nº 156, de 8 de agosto de 2007). 
Decreto 416/2008, de 22 de julio, por el que se establece la ordenación y las 
enseñanzas correspondientes al Bachillerato en Andalucía. (BOJA nº 149, de 28 de 
julio de 2008). 
Decreto 436/2008, de 2 de septiembre, por el que se establece la ordenación 
y las enseñanzas de la Formación Profesional inicial que forma parte del sistema 
educativo. (BOJA nº 182, de 12 septiembre de 2008). 
Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se regula el Plan Educativo de Forma-ción 
Básica para personas adultas. (BOJA nº 173, de 3 de septiembre de 2007). 
Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se regula la Educación Secundaria 
Obligatoria para personas adultas. (BOJA nº 172, de 31 de agosto de 2007). 
Orden de 29 de septiembre de 2008, por la que se regulan las enseñanzas de 
Bachillerato para personas adultas. (BOJA nº 208, de 20 de octubre de 2009). 
Orden de 24 de junio de 2008, por la que se regulan los Programas de Cualifi-cación 
Profesional Inicial. (BOJA nº 157, de 7 de agosto de 2008) 
Decreto 147/2002, de 14 de mayo, por el que se establece la ordenación edu-cativa 
a los alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales asociadas a 
capacidades personales. (BOJA nº 58, de 18 de mayo de 2002).
Orden de 19 de septiembre de 2002, por la que se regula el periodo de for-mación 
para la transición a la vida adulta y laboral, destinado a jóvenes con necesi-dades 
educativas especiales. (BOJA nº 125, de 26 de octubre de 2002). 
Currículo: 
Orden de 5 de agosto de 2008, por la que se desarrolla el currículo corres-pondiente 
a la Educación Infantil en Andalucía. (BOJA nº 169, de 26 de agosto de 
2008). 
Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se desarrolla el currículo correspon-diente 
a la Educación Primaria en Andalucía. (BOJA nº 171, de 30 de agosto de 2007). 
Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se desarrolla el currículo corres-pondiente 
a la Educación Secundaria Obligatoria en Andalucía. (BOJA nº 171, de 30 
de agosto de 2007). 
Orden de 5 de agosto de 2008, por la que se desarrolla el currículo correspon-diente 
al Bachillerato en Andalucía. (BOJA nº 169, de 26 de agosto de 2008). 
Con respecto al currículo correspondiente a los títulos de Técnico y Técnico Supe-rior 
de Formación Profesional, consultar cada una de las órdenes que los desarrollan 
en función de la cualificación profesional deseada según el Catálogo Nacional. 
Orden de 19 de septiembre de 2002, por la que se regula la elaboración del 
proyecto curricular de los centros específicos de educación especial y de la progra-mación 
de las aulas de educación especial e los centros ordinarios. (BOJA nº 125, de 
26 de octubre de 2002). 
Evaluación: 
Orden de 29 de diciembre de 2008, por la que se establece la ordenación de 
la evaluación en la Educación Infantil en la Comunidad Autónoma de Andalucía. 
(BOJA nº 15, de 23 de enero de 2009). 
Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se establece la ordenación de la 
evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado de Educación Primaria en la 
Comunidad Autónoma de Andalucía. (BOJA nº 166, de 23 de agosto de 2007). 
Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se establece la ordenación de la eva-luación 
del proceso de aprendizaje del alumnado de Educación Secundaria Obligatoria 
en la Comunidad Autónoma de Andalucía. (BOJA nº 166, de 23 de agosto de 2007). 
Orden de 15 de diciembre de 2008, por la que se establece la ordenación de 
la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado de Bachillerato en la Comu-nidad 
Autónoma de Andalucía. (BOJA nº 2, de 5 de enero de 2009). 
Atención a la Diversidad: 
Orden de 25 de julio de 2008, por la que se regula la atención a la diversidad 
del alumnado que cursa la educación básica en los centros docentes públicos de 
Andalucía. (BOJA nº 167, de 22 de agosto de 2008). 
Orientación: 
Decreto 213/1995, de 12 de septiembre de 1995, por el que se regulan los 
Equipos de Orientación Educativa. (BOJA nº 153, de 29 de noviembre de 1995). 
Orden de 19 de septiembre de 2002, por la que se regula la realización de la 
evaluación psicopedagógica y el dictamen de escolarización. (BOJA nº 125, de 26 
de octubre de 2002). 
Orden de 23 de julio de 2003, por la que se regulan determinados aspectos 
sobre la organización y el funcionamiento de los Equipos de Orientación Educa-tiva. 
(BOJA nº 155, de 13 de agosto de 2003). 
Orden de 27 de julio de 2006, por la que se regulan determinados aspectos 
referidos al Plan de Orientación y Acción Tutorial en los Institutos de Enseñanza 
Secundaria. (BOJA nº 175, de 8 de septiembre de 2006). 
Orden de 27 de julio de 2006, por la que se regulan determinados as-pectos 
referidos a la organización de y funcionamiento del Departamento de 
Orientación en los Institutos de Enseñanza Secundaria. (BOJA nº 175, de 8 de 
septiembre de 2006). 
Instrucciones de 28 de junio de 2007, de la Dirección General de Parti-cipación 
y Solidaridad en la Educación por la que se regulan determinados as-pectos 
sobre la organización y el funcionamiento de los Equipos de Orientación 
Educativa Especializados. 
Orden de 14 de julio de 2008, por la que se modifica la de 16 de noviembre de 
2007, por la que se regula la organización de la orientación y la acción Tutorial en 
los centros públicos que imparten las enseñanzas de Educación Infantil y Primaria. 
(BOJA nº 157, de 7 de agosto de 2008).
NORMATIVA 
Accesibilidad y barreras arquitectónicas: 
Decreto 293/2009, de 7 de julio, por el que se aprueba el reglamento que 
regula las normas para la accesibilidad en las infraestructuras, el urbanismo, la edi-ficación 
y el transporte en Andalucía. (BOJA nº 140, de 21 de julio de 2009). 
Ayudas y subvenciones educativas: 
Resolución de 1 de junio de 2009, de la Secretaría de Estado de Educación y 
Formación Profesional, por la que se convocan ayudas para alumnado con necesi-dad 
específica de apoyo educativo para el curso académico 2009-2010. (BOE nº 136, 
de 5 de junio de 2009). 
Orden de 27 de abril de 2005, por la que se regula el programa de gratuidad de 
los libros de texto dirigido al alumnado que curse enseñanzas obligatorias en los centros 
docentes sostenidos con fondos públicos. (BOJA nº 92, de 13 de mayo de 2005). 
Orden de 8 de enero de 2009, por la que se establecen las bases reguladoras 
para la concesión de subvenciones a corporaciones locales, asociaciones profe-sionales 
y organizaciones no gubernamentales para el desarrollo de los módulos 
obligatorios de los Programas de Cualificación Profesional Inicial y se convocan las 
correspondientes para el curso 2009/2010 (BOJA nº 31, de 16 de febrero de 2009). 
Orden de 14 de enero de 2009, por la que se regulan las medidas de apoyo, 
aprobación y reconocimiento al profesorado para la realización de proyectos de 
investigación e innovación educativa y de elaboración de materiales curriculares. 
(BOJA nº 21, de 2 de febrero de 2009). 
Orden de 9 de mayo de 2008, por la que se establecen las bases reguladoras 
y se convocan ayudas económicas para financiar actividades extraescolares organi-zadas 
por las federaciones y confederaciones de asociaciones de padres y madres 
del alumnado, con necesidades específicas de apoyo educativo, asociadas a sus 
capacidades personales, escolarizado en centros educativos sostenidos con fondos 
públicos. (BOJA nº 105, de 28 de mayo de 2008). 
Plan de Apoyo Familias: 
Decreto 137/2002, de 30 de abril, de apoyo a las familias andaluzas. (BOJA nº 
52, de 4 de mayo de 2002). 
Decreto 18/2003, de 4 de febrero, de ampliación de las medidas de apoyo a 
las familias andaluzas (BOJA nº 26, de 7 de febrero de 2003). 
Decreto 64/2008, de 26 de febrero, por el que se modifica el Decreto 
137/2002, de 30 de abril, de apoyo a las familias andaluzas. (BOJA nº 43, de 3 de 
marzo de 2008). 
Decreto 59/2009, de 10 de marzo, por el que se modifica el Decreto 137/2002, 
de 30 de abril, de apoyo a las familias andaluzas, y el Decreto 18/2003, de 4 de fe-brero, 
de ampliación de las medidas de apoyo a las familias andaluzas. (BOJA nº 50, 
de 13 de marzo de 2009). 
Transporte escolar: 
Decreto 287/2009, de 30 de junio, por el que se regula la prestación gratuita 
del servicio complementario de transporte escolar para alumnado de los centros do-centes 
sostenidos con fondos públicos. (BOJA nº 128, de 3 de julio de 2009). 
Orden de 29 de junio de 2009, por la que se modifica parcialmente la de 
9 de febrero de 2004, por la que se regula la concesión de ayudas por despla-zamiento 
para alumnos y alumnas que realizan prácticas formativas corres-pondientes 
a la fase de Formación en centros de Trabajo. (BOJA nº 145, de 28 
de julio de 2009). 
Acuerdo de 1 de julio de 2008, del Consejo de Gobierno, por el que se establece 
la prestación gratuita del servicio de transporte escolar al alumnado de Bachillerato y 
Formación Profesional Inicial. (BOJA nº 138, de 11 de julio de 2008). 
Residencias escolares: 
Orden de 3 de febrero de 2009, por la que se convocan las plazas de Residen-cia 
Escolar para cursar estudios posteriores a la educación secundaria obligatoria en 
el curso 2009/2010. (BOJA nº 41, de 2 de marzo de 2009). 
Orden de 3 de febrero de 2009, por la que se convocan plazas de Residencia 
Escolar o Escuela Hogar para facilitar la escolarización del alumnado en las ense-ñanzas 
obligatorias en el curso 2009/2010. (BOJA nº 41, de 2 de marzo de 2009). 
Orden de 9 de abril de 2008, por la que se efectúa la convocatoria para la conce-sión 
de subvenciones instrumentalizadas a través de convenios con escuelas Hogar y 
Entidades de titularidad privada sin ánimo de lucro, para facilitar la escolarización del 
alumnado con graves discapacidades. (BOJA nº 87, de 2 de mayo de 2008). 
6:
Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y su 
Protocolo Facultativo. Resolución aprobada por la Asamblea General 
de la ONU [A/RES/62/170] . En vigor desde el 3 de Mayo de 2008. 
Recomendación Rec (2006)-5 del Comité de Ministros a los Esta-dos 
miembros sobre el Plan de Acción del Consejo de Europa para la 
promoción de derechos y la plena participación de las personas con 
discapacidad en la sociedad: mejorar la calidad de vida de las perso-nas 
con discapacidad en Europa 2006-2015. (15 líneas de acción clave 
y aspectos transversales). Diario Oficial de las Comunidades Europeas 
(03/11/2006).

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  • 1. MANUAL DE ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES ESPECÍFICAS DE APOYO EDUCATIVO DERIVADAS DE SÍNDROME DE DOWN 6:
  • 2. 2 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN MANUAL DE ATENCIÓN AL ALUMNADO CON NECESIDADES ESPECÍFICAS DE APOYO EDUCATIVO DERIVADAS DE SÍNDROME DOWN EDITA: Junta de Andalucía Consejería de Educación Dirección General de Participación e Innovación Educativa AUTORES: Mª del Carmen Angulo Domínguez Antonio Gijón Sánchez Manuel Luna Reche Inmaculada Prieto Díaz DEPÓSITO LEGAL: SE-7537/08 - 6 de 10 Maquetación y diseño: Cúbica Multimedia, S.L. impresión: Tecnographic, S.L. ISBN: 978-84-691-8126-3
  • 3. 6: 3 ÍNDICE Presentación 4 1. ¿Quiénes son los alumnos y alumnas con Síndrome de Down? 6 2. Identificación y evaluación del alumnado 14 3. Necesidades educativas especiales 20 4. Atención educativa 24 5. La familia 52 6. Glosario 54
  • 4. 4 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN Presentación T ras el fuerte impulso que recibió en 2002 la atención a la diversidad con la primera publicación, por parte de la Consejería de Educación, de las Guías de Atención al Alumnado con Necesida-des Educativas Especiales asociadas a discapa-cidad, esta misma Consejería renueva su com-promiso con este ámbito. Por esta razón lanza una primera revisión de dichas publicaciones, actualizándolas y situándolas en un lugar más acorde según los cambios normativos, teóricos, ideológicos y/o terminológicos que en las últi-mas fechas se han producido en educación, en general, y en el ámbito de la atención a la diver-sidad, en particular; recogiendo así las peculia-ridades y exigencias de una realidad dinámica como es la educativa. En este sentido y dentro de este marco de compromiso, difundir entre la comunidad educativa la información básica y actualizada del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo sigue siendo el motor de las publicaciones. Para ello, la delimitación de las características generales de este alumnado, los sistemas y pruebas de detección, la determina-ción de las necesidades educativas que suelen presentar y la respuesta educativa más adecua-da que corresponde a cada una de estas nece-sidades, se toman como pilares organizativos básicos para su revisión.
  • 5. 6: 5 La presente publicación se centra en la atención al alumnado con síndrome Down, un grupo de escolares que demanda una atención educativa especializada, con planes de actua-ción personalizados en las que el enriqueci-miento cognitivo ocupa un papel destacado. Atención especializada que debe formar parte de una actuación educativa más amplia, en-tendida como un continuo sustentado en tres pilares principales: la detección de las necesi-dades educativas especiales lo más tempra-namente posible; la valoración del grado de desarrollo real y potencial de sus capacidades; y, por último, la toma adecuada de decisiones para organizar la atención educativa según las necesidades, estableciéndose así la modalidad de escolarización oportuna y la determinación de los apoyos y recursos ordinarios y/o especia-lizados más idóneos según el caso. Se trata de englobar la respuesta dentro de una Escuela Inclusiva, en la que todos y todas sean tenidos en cuenta y progresen y ayuden a progresar al resto. Hablamos por tanto de una Escuela para Todos y Todas. De esta forma, ante esta nueva perspectiva de la diversidad, ante esta Escuela para Todos y Todas, la integración escolar debe ceder terre-no, dejando paso definitivamente, a la Inclu-sión, entendida como la capacidad dinámica que posee la escuela de atender las necesida-des de todo el alumnado. Esto implica, en pa-labras de Ainscow, (2006) “la creación de una cultura escolar que promueva la tarea de desa-rrollar formas de trabajos en centros escolares que permitan reducir las barreras al aprendi-zaje y la participación del alumnado (...)”, lo que contribuye “significativamente a la mejora escolar y a convertir las dificultades que ello entraña en estímulos, en no problem” . Este manual recoge las aportaciones del movimiento asociativo síndrome de Down, así como de los profesionales que trabajan con este alumnado en la delimitación de pautas y estrategias didácticas más adecuadas y tenien-do en cuenta su forma de ser y aprender. Todas estas medidas encierran, en definiti-va, la finalidad de proporcionar un marco ge-neral que sirva como referente a la comunidad educativa a la hora de proyectar una respuesta adecuada y realizar una valoración y posterior seguimiento de la misma; siempre dentro de una perspectiva global del individuo que atien-da a sus necesidades personales, sociales y fa-miliares. Y todo ello, pretendiendo que cada uno de estos escolares consiga el mayor nivel de desarrollo posible de sus potencialidades, aún siendo conscientes del peligro de las ge-neralizaciones y aún sabiendo que, en palabras del filósofo alemán Hermann Keyserling, gene-ralizar es siempre equivocarse.
  • 6. ¿QUIÉNES SON LOS ALUMNOS Y ALUMNAS CON SÍNDROME DE DOWN? 1 MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN 1.1. El síndrome de Down l síndrome de Down (s.D.) o trisomía 21 es una condición humana ocasio-nada por la presencia de 47 cromo-somas en los núcleos de las células, en lugar de 46. Hay tres cromosomas 21 en lugar de los dos habituales. Esta alteración genética aparece como conse-cuencia de un error, la llamada “no disyunción”, durante la división de los cromosomas en el nú-cleo de la célula. Consiste en que las células del bebé poseen en su núcleo el cromosoma de más o cromosoma extra. Los seres humanos tenemos normalmente 46 cromosomas en el núcleo de cada célula de nuestro organismo. De esos 46 cromosomas, 23 los recibimos en el momento en que fuimos concebidos del espermatozoide (la célula ger-minal del padre) y 23 del óvulo (la célula ger-minal de la madre). De esos 46 cromosomas, 44 son denominados regulares o autosomas y forman parejas (de la 1 a la 22), y los otros dos constituyen la pareja de cromosomas sexuales, 6 E
  • 7. 6: 7 llamados XX si el bebé es niña y XY si es varón, (Pueschel, 1997). En cada célula del ser humano se da la acción coordinada de sus 46 cromosomas y, por tanto, de los cientos de miles de genes que los consti-tuyen. En el s.D., el material genético “extra” que aparece triplicado en el cromosoma 21, ya sea en su totalidad o en parte esencial de él, dificulta esa acción coordinada de los cromo-somas y provoca una falta de armonía en la arquitectura celular que se manifiesta en unas alteraciones leves sobre la estructura y función del organismo y del cerebro y, en consecuencia sobre la conducta y el aprendizaje de las perso-nas con s. D. Es un azar genético en la mayoría de los casos (Bautista, 2004). Nuestra vida depende del equilibrio armo-nioso entre los 50.000 a 100.000 genes que poseemos. Si hay una trisomía, eso quiere decir que un cromosoma está añadiendo más copias de genes al conjunto y eso rompe el equilibrio armónico entre ellos, con consecuencias sobre el funcionamiento de las células y de los órga-nos. Es como si en una orquesta hubiera más violines o fueran más deprisa de lo debido: la armonía de la sinfonía sufre (Flórez, 2006). El bebé con síndrome de Down tiene carac-terísticas similares al resto de los bebés; las di-ficultades que puede presentar somos capaces de afrontarlas cada vez mejor. La investigación sobre el síndrome de Down en el campo de la educación y de la salud es tan intensa que vamos alcanzando mejoras sustanciales de una generación a otra. El síndrome de Down se llama así porque fue identificado inicialmente en siglo XIX por el mé-dico inglés John Langdon Down. Sin embargo, no fue hasta 1957 cuando el Dr. Jerome Leje-une descubrió que la razón esencial de que apa-reciera este síndrome se debía a que los núcleos de las células tenían 47 cromosomas en lugar de los 46 habituales (Canal Down 21, 2006). 1.2. Base neurológica del aprendizaje Cualquier cerebro humano no está to-talmente conformado en el momento de nacer, sigue desarrollándose durante varios años. La maduración cerebral no termina con el nacimiento, sino que prosigue aún tiempo después, dándose una plasticidad aprovechable. El número de neuronas con que nacemos no aumenta, pero sí aumenta el número de sus conexiones: el número de dendritas. Para que una neurona se exprese y funcione tiene que tener conexión con otras. Ese número de co-
  • 8. 8 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN nexiones es el que se puede lograr desarrollar en las personas con s. D. Es evidente, pues, que el cerebro del bebé con s. D. está capacita-do para recoger la información e interpretarla; sus redes neuronales se lo permiten. La sinapsis y, por tanto, la comunicación interneuronal es modificada por estímulos ex-ternos; es decir, la manipulación del ambiente tiene capacidad para instaurar en ella modifica-ciones sustanciales y duraderas que facilitan su función. La plasticidad es, por tanto, la propie-dad que permite que la genética sea invadida, corregida, rectificada por la experiencia vital de cada individuo (Flórez, 2007). Esta propiedad antes referida, la plasticidad cerebral, conforma la base esencial del apren-dizaje, de tal forma que, si desde el nacimiento de una persona con s.D., le proporcionamos estímulos correctos para provocar respuestas en diferentes áreas, aceleraremos de forma significativa el crecimiento de su desarrollo cognitivo y de su autonomía. Todo aquello que posibilite la llegada de la información exterior y el desarrollo de los estímulos sensoriales, fa-vorece también el desarrollo cerebral. Por lo tanto, el desarrollo del cerebro va a ser fruto de dos grandes elementos: la ca-pacidad genética y el ambiente; en nuestro caso la capacidad genética y la intervención educativa (Bautista, 2004). El aprendizaje es consecuencia de la influencia reciproca en-tre individuo y medio ambiente (Amor Pan, 2004). La acción educativa va a favorecer en gran manera el desarrollo cognitivo. Su pleno desarrollo va a depender muy directa-mente de nuestro trabajo tenaz, constante y confiado en sus posibilidades. 1.3. Características educativas Las personas con s.D. presentan unas carac-terísticas que les dan una apariencia común, propia del síndrome, pero con una clara diferen-cia determinada por la herencia y el ambiente de cada individuo. Si bien tienen un fenotipo
  • 9. 6: 9 en cierto modo característico, las personas con s.D. son diferentes entre sí. De ahí la marcada individualidad de este síndrome. No obstante, partiendo de su individuali-dad, podemos considerar un conjunto de ca-racterísticas que les son comunes, si bien en grado diverso: Los alumnos y alumnas con s.D. son compe-tentes para aprender. Aprenden lo que se les en-seña de manera adecuada a su forma de ser y aprender. La variabilidad de capacidades es gran-de, pero todos y todas pueden aprender. Cada alumno y alumna con s.D. lleva dentro de sí un potencial de aprendizaje que se desarrollará si creemos en sus posibilidades, le damos oportu-nidades de aprender y planteamos estrategias de enseñanza acordes con sus peculiaridades. Está ampliamente demostrado que son competentes para aprender siempre y cuando la familia, la escuela y la sociedad interactúen con estrategias de aprendizaje apropiadas a su forma de ser y de aprender. Cada persona aprende si se le ofrece el entorno adecuado, se le anima y se le ofrecen oportunidades de aprendizaje (Arnaiz, 1996). Si una persona con s.D. no aprende, nos te-nemos que preguntar el porqué. Puede haber problemas en los procedimientos educativos. Se puede afirmar que no hay alumnos ni alum-nas con s.D. incapaces de aprender, sino más bien métodos inadecuados para enseñar. Aprenden en la escuela de la diversidad. La es-cuela para todos es el mejor escenario posible. Estos alumnos y alumnas tienen amplia capa-cidad para desenvolverse con crecientes grados de autonomía en la vida diaria. La escuela es un lugar para educarse en la convivencia y no sólo para transmitir conocimientos, sino para apren-der a descubrirlos de manera compartida. (Ló-pez Melero, 2006). La escuela inclusiva atiende esas diferencias con estrategias de enseñanza adecuadas a su modo y ritmo de aprender. La atención a la diversidad es un concepto para dar respuesta a las necesidades educativas de cual-quier alumno o alumna. En su desarrollo cognitivo, la disgenesia ce-rebral es la responsable de la discapacidad in-telectual y, por consiguiente, de su dificultad de aprendizaje, que en mayor o menor medida acompaña a las personas con s.D. El número de neuronas que realizan la fun-ción de interconexión está disminuido. Por ello, para responder a los estímulos externos y consolidar los aprendizajes necesitan más tiempo, debido a la latencia de respuesta que les caracteriza. Este alumnado presenta lentitud en su capa-cidad cognitiva. Los procesos y los ritmos de los sistemas nerviosos y cognitivo son más lentos (García, 2000). El aprendizaje de los alumnos y alumnas con s.D. se realiza a ritmo lento. Tienen una manera distinta de adquirir y organizar la información. La entrada de información, su pro-cesamiento y su posterior respuesta discurren lentamente en su cerebro. Las vías existen, sólo que la información pasa más lentamente (López Moratalla, 2004).
  • 10. 10 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN La discapacidad intelectual conlleva una me-nor capacidad para la adaptación a las circuns-tancias (Pan, 2004). Las personas con s.D. son inteligentes y de-sarrollan su inteligencia a lo largo de su vida, si se les ofrecen oportunidades de aprender, me-diante la interacción permanente de la familia, escuela y sociedad. Una inteligencia entendi-da y alejada ya de aquella definición en la que imperaban, única y exclusivamente, aspectos referentes a las capacidades lógico - matemá-ticas y lingüísticas del sujeto, medidas tras la aplicación de incompletos test psicométricos. Lejos de lo anterior, desde una perspectiva in-clusiva, global y multidisciplinar, cuando em-pleamos el concepto de inteligencia hacemos hincapié en las diversas inteligencias desarro-lladas por Howard Gardner en su Teoría de las Inteligencias Múltiples, en la que el autor establece que no tenemos una única capaci-dad mental, sino varias. Esto implica que una medida de la inteligencia basada en los ámbi-tos lógico-matemáticos y/o lingüísticos no con-cluiría resultados ni objetivos, ni definitivos. Es, por tanto, muy conveniente, que la atención educativa a todo el alumnado, en general, y al alumnado con s.D en particular, desarrolle la inteligencia en todos sus ámbitos y vertientes, ya que así, y sólo así, implementaremos un pro-ceso de calidad, respetuoso con el individuo y adaptado a las posibilidades reales de nuestro alumnado; un proceso en el que prevalezca la búsqueda del desarrollo integral de la persona como gran objetivo-guía para con ellos y ellas. Presentan dificultades en los Procesos Psico-lógicos Básicos: percepción, memoria, lenguaje, atención y en la motivación. Percepción y memoria. En general, podemos afirmar que la percepción y memoria visuales de las personas con s.D. son mejores que las auditivas. Si bien pueden aparecer problemas auditivos y de visión que dificulten el apren-dizaje a la hora de recibir las explicaciones del profesorado o encontrarse alteraciones en la percepción del tiempo y del espacio (Flórez, 1994), podemos afirmar que la memoria visual y, por ello, el aprendizaje a partir de la informa-ción que se les presenta visualmente, pueden considerarse sus puntos fuertes (Buckley y Bird, 2006). Esto, además, puede considerarse como uno de los motivos por los que les gusta apren-der en ordenador: presenta la información vi-sualmente (Buckley, 1995). Por otra parte, en cuanto a la memoria a corto plazo se observan deficiencias para captar y memorizar imáge-
  • 11. 6: 11 nes de objetos, listados de palabras, listados de números y especialmente frases. Estas di-ficultades son mayores cuando la información es verbal que cuando es visual (Flórez, 2004). La memoria a largo plazo explícita o declarati-va, por su parte, (retener, relacionar y evocar la información) está disminuida en las personas con s.D., estando más afectada que la implícita o instrumental. Esto no significa que las per-sonas con s.D. no recuerden hechos o que no relacionen datos. Una vez más, la variedad de capacidades es muy grande (Flórez, 2004). Lenguaje y comunicación. Las personas con s.D. presentan problemas de lenguaje y comu-nicación (Perera y Rondal, 1995), no sólo por sus dificultades para la simbolización y repre-sentación, condicionadas por su capacidad inte-lectual, sino también por aspectos relacionados con la capacidad para emitir y articular palabras, ya que presentan dificultades en la respiración y en la motricidad bucofacial. Podemos afirmar, por tanto, que poseen un pensamiento más cla-ro que cuando lo expresan oralmente. Tienen claro lo que quieren decir pero les cuesta traba-jo expresarlo. Atención. Presentan “deficiencias en los sis-temas de atención y alerta” (Wisniesky, 1993), que se encuentran muy relacionadas con los problemas para tomar la iniciativa. Así, pueden desconectar y aislarse si no provocamos una in-teracción guiada con ellos. Esto, además, unido a una baja conciencia de sus limitaciones le pro-voca dificultades para prever el peligro. Motivación. La motivación del alumnado con s.D. parece más débil, más inconstante y menos robusta, cuando se tiene que enfrentar a tareas más dificultosas y menos agradables. La autoestima de las personas con s.D. suele estar disminuida. Tienen baja expectativa de éxito. Sin embargo, crece enormemente, si intervienen, contestan y además aciertan. Ponerles en situa-ciones de éxito favorecerá su desarrollo personal, mejorando su autoconcepto y su autoestima en el ámbito escolar. He aquí un argumento contun-dente sobre las ventajas del Aprendizaje sin Erro-res como estrategia metodológica. Las personas con síndrome de Down apren-den a leer antes que a escribir. Su escritura muestra signos de imperfección. La ejecución de trazos y grafismos es imperfecta y requiere numerosas sesiones de aprendizaje y entrena-miento (Flórez, 2004).
  • 12. 12 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN Estos alumnos y alumnas presentan más difi-cultades para el razonamiento aritmético y el cál-culo. Estos problemas aparecen con relativa fre-cuencia, agravándose cuando no hay una buena intervención educativa (Flórez, 2004). Pueden, sin embargo, realizar operaciones abstractas, pero precisan más práctica, más ayuda, más tiempo. Suelen tener buena capacidad de observa-ción e imitación. La inclusión escolar les permite adquirir modelos normalizados de conducta, aprendizaje, interacción, gracias a la observa-ción e imitación de conductas. Las personas con s.D. presentan tendencia a la persistencia de conducta y resistencia a los cambios (García, 2000). Les resulta difícil cambiar de conducta rápidamente. Tienen menor capacidad de respuesta a lo nuevo. A veces se les considera testarudos o testaru-das, cuando no es más que menor capacidad de reacción al cambio. Los alumnos y alumnas con s.D. mejoran el contexto escolar. Aportan unas diferencias que enriquecen el ambiente escolar. Los apoyos en el aula se extienden a otros compañeros y compa-ñeras que tienen otras necesidades educativas. También enseñan a los demás con su trabajo y esfuerzo permanente. Trabajan y se esfuerzan. Nos enseñan su pasión por la vida; que cada ser humano es único y valioso (Pueschel, 2007). Mantienen buenas habilidades de interacción social, son comunicativos y responden bien a las demandas del entorno. Crean un clima cordial. Muestran facilidad para interactuar gratamente con las personas. Su sensibilidad afectiva crea un ambiente agradable. Pueden captar emocio-nes que para otros pasan desapercibidas. Existen algunos prejuicios sobre estas perso-nas, afortunadamente ya cada vez más lejanos. A veces, se les considera como enfermos. “Está malito”. Estas personas no son enfermos, no van al médico a curarse del síndrome de Down. En resumen, los alumnos y alumnas con s.D. presentan en su aprendizaje unos puntos débi-les que hay que conocer y saber abordar con es-trategias adecuadas. Presentan dificultades de aprendizaje por razón de su discapacidad inte-lectual. Tener una discapacidad no significa no ser capaz. Tienen otras capacidades que convie-ne conocer y desarrollar. Tienen también pun-tos fuertes en los que hay que apoyarse para facilitar mejor el aprendizaje. Pueden aprender y llevar una vida bastante normalizada en la es-cuela, en el trabajo y en las actividades de ocio (Flórez, 1999).
  • 13. 6: 13 En síntesis: CARÁCTERÍSTICAS •• Los alumnos y alumnas con s.D. son competentes para aprender. •• Aprenden en la escuela de todos y todas. •• La escuela es un lugar para educarse en la convivencia y no sólo para transmitir conocimientos. •• Son puntos fuertes su percepción y me-moria visual. Mejoran su aprendizaje a partir de la imagen visual. •• Su capacidad comprensiva es claramen-te superior a la expresiva. •• Las personas con s.D. presentan difi-cultades generales en los procesos psi-cológicos básicos: percepción, aten-ción, aprendizaje, memoria y lenguaje. Reciben la información, la procesan y dan la respuesta de forma lenta. Los aprendizajes necesitan más tiempo debido a la lentitud de respuesta de este alumnado. •• Las personas con s.D. desarrollan su in-teligencia si se les da oportunidades de aprender mediante la interacción de la familia y la escuela. •• La autoestima de las personas con s.D. suele estar disminuida. •• Las personas con s.D. aprenden a leer antes que a escribir. •• Presentan dificultades para el razona-miento aritmético y el cálculo. •• Suelen tener buena capacidad de obser-vación y de imitación. •• Las personas con s.D. presentan persis-tencia de conducta y resistencia a los cambios. •• Los alumnos y alumnas con s.D. mejoran el contexto escolar. Su trabajo, esfuerzo y tenacidad sirven de modelo para otros compañeros y compañeras.
  • 14. Identificación y evaluación del alumnado 2 MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN 2.1. Señales de alerta os profesionales de la educa-ción, entre cuyas funciones se encuentra detectar las necesi-dades educativas del alumnado con síndrome de Down, deben al Dr. John Langdon Down la detección inmediata de las señales de alerta, al menos en lo que a la identificación del síndrome con-cierne, dadas las características físicas de estas personas. Igualmente deben al Dr. Jerome Lejeune el reto de identificar o, al menos, intentar detectar algunas de la consecuencias que produce esa disgene-sia cerebral, que conlleva el cromosoma de más que tiene en sus núcleos celulares nuestro alumnado con s.D. En ocasiones la evaluación de las necesi-dades de este alumnado impresiona como más sencilla; se piensa, equívocamente, que va a ser una labor más ágil y consensuada, y se tienden a generalizar las observaciones y orientaciones a dar. 14 L
  • 15. 6: 15 Ante todo, nos encontramos con un niño o niña que va a iniciar su escolaridad, que va a acceder al sistema educativo, que va a for-mar parte de la escuela, y sus características y peculiaridades, como las del resto de la po-blación infantil, configurarán nuestro modelo de escuela. Cabe recordar que es muy difícil evaluar el desarrollo evolutivo de un niño o niña con sín-drome de Down si no se conoce el desarrollo evolutivo de la persona, si no se controlan las fases, periodos y adquisiciones en cada una de las habilidades (motrices, cognitivas, sensoria-les) que configuran el proceso madurativo del ser humano. 2.2. Atención temprana Es incuestionable el valor de la atención temprana en lo que a la prevención e interven-ción directa sobre la infancia con discapaci-dad o con riesgo de padecerla concierne. El intento de colaboración interinstitu-cional y la apuesta por programar Planes de Actuación Compartida para la población in-fantil, desde los sectores sanitarios, sociales y educativos es alentador, coherente y abre perspectivas a un trabajo coordinado del que se beneficiará todo el alumnado con discapacidad, entre ellos los niños y niñas con s.D. La labor de seguimiento y atención di-recta realizada por las unidades de madura-ción, los centros de salud, los pediatras, se completa desde que se les posibilita a esos niños y niñas su incorporación a las Escuelas Infantiles que propician la relación con su grupo de iguales y proporcionan situaciones en las que potenciar conductas adaptativas, de participación e interacción. Es desde estos servicios sanitarios y educati-vos desde donde suele canalizarse a las familias hacia los Centros de Valoración y Orientación (Consejería para la Igualdad y el Bienestar So-cial) para que se les reconozca su síndrome y las consecuencias, en cuanto a prestaciones sociales a las que tienen derecho. Desde esta intervención, facilitada por la colaboración familiar, nuestro futuro alum-nado con s.D. accede a los Programas de Atención Temprana, acudiendo a los CAIT (Centros de Atención Infantil Temprana) que subvencionados o concertados con la Conse-jería de Salud, prestan el asesoramiento fa-miliar y el trabajo individualizado y especiali-zado de estimulación de habilidades básicas para el desarrollo madurativo que los niños y niñas precisan, siempre contando con la co-laboración familiar. Las Asociaciones de Madres y Padres también ofertan a las familias programas de atención temprana, desde los primeros días de nacimiento del bebé, ya que es ur-gente y esencial intervenir tempranamente para favorecer el máximo desarrollo de sus capacidades. El trabajo en estos primeros años de vida con los niños y niñas suele realizarse de forma individualizada, con presencia de las familias,
  • 16. 16 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN aportando pautas concretas que deben gene-ralizarse en el hábitat familiar y en la Escuela Infantil; por ello, para las familias de los niños y niñas con s.D. y para ellos mismos, es tan des-concertante, en ocasiones, el paso a la escuela, y suelen manifestar reticencias. Por norma general, se suele orientar sobre el inicio de la escolaridad en la edad que actual-mente permite la normativa vigente, a los tres años, pero es muy común encontrar familias con niños o niñas con s.D. que intentan aplazar esta decisión y permanecer algún año más en Escuela Infantil aún cuando esta medida no se la han planteado con otros de sus hijos o hijas. Conocer la atención que se viene prestando a estos niños y niñas con s.D. y observarlos direc-tamente en su medio es básico para los profe-sionales de la orientación educativa que tendrán que valorar sus necesidades y características y dar orientaciones y pautas concretas para estructurar una respuesta educativa adecuada y plantearse, en su caso y excepcionalmente, esta permanen-cia extraordinaria. 2.3. La valoración de las necesidades educativas del niño o la niña con s.D. (evaluación psicopedagógica) Más que definir este proceso, que se pue-de encontrar en la Orden de 9 de septiem-bre de 2002, que regula la realización de la evaluación psicopedagógica y el dictamen de escolarización, intentaremos priorizar actua-ciones e intervenciones globales que la prác-tica educativa nos ha demostrado como más fiables y coherentes. Es muy conveniente conocer a la familia y al niño o la niña antes de proceder a la evaluación psicopedagógica. Las visitas a sus diferentes hábitats: Escue-la Infantil, hogar, centro de atención infantil temprana, revisiones hospitalarias, etc., suelen aportar gran información, mayor que la extraída en posteriores entrevistas, y sobre todo comple-tará, a largo plazo, un proceso que exige: •• La observación directa de sus formas de interactuar con sus iguales, con sus progenitores, en situaciones individuali-zadas y controladas, y •• La interacción con el niño o niña, sus progenitores, sus educadores, el perso-nal en general que les atiende, ello irá en beneficio de la confianza, la com-plicidad que todo proceso de interac-ción, comunicativo y asertivo, conlleva. Suele ser una buena estrategia aplicar, con tiempo, como paso previo a la valoración inicial individualizada, previa a su escolarización, escalas sencillas de observación, que podrán ser cumpli-mentadas tanto por su padre y madre como por los profesionales que conocen al niño o la niña, bien sea en su Escuela Infantil o en su CAIT. Co-rregir estas escalas cruzando las diferentes apre-ciaciones de cada uno de los responsables de su aplicación arroja datos tan esenciales como:
  • 17. 6: 17 •• Constatar qué habilidades y logros conductuales el niño o la niña tiene adquiridos independientemente de la situación ambiental en la que se ha evaluado. •• Apreciar las diferencias observadas en cuanto a adquisiciones constatadas en situaciones de trabajo individual, gru-pal, en casa, en las revisiones sanitarias, con su grupo de iguales o interactuan-do con personas adultas, etc. •• Valorar diferentes estrategias y modos de plantear la situación a resolver, y sus procedimientos de ejecución y resolu-ción de problemas: con qué materiales, con qué pautas verbales, con qué con-trol estimular, a qué horas, identifica-ción de estímulos y contingencias de respuesta. •• En este sentido, recomendamos la utili-zación de sistemas estructurados como los aportados por la Guía Portage, el Currículum Carolina y la Escala de ma-durez de Zulueta. Obviamente, toda esta información reco-pilada debe ser contrastada con la valoración realizada por los profesionales que han de orientar sobre su incorporación al Sistema Educativo. En este sentido, utilizar durante las entrevistas programadas en el período previo a la reserva de plaza escolar, y poste-rior proceso de matriculación, tests como: •• WPPSI.- escala de inteligencia para pre-escolar y primaria. •• Escala de Desarrollo Psicomotor de la Primera Infancia O. Brunet - I. Lezine. •• Test de Gesell. •• Escalas McCarthy de Aptitudes y Psico-motricidad para niños. Nos aportará una información que servirá de base para cumplimentar y validar las obser-vaciones ya detectadas con otras técnicas: ob-servación directa, las listas o escalas de verifica-ción, los inventarios conductuales, las muestras de trabajos, las entrevistas, etc. Crear una situación relajada, de confianza con el niño o la niña, garantizará su colabora-ción y hará de la situación de evaluación una experiencia divertida. A medida que la edad de nuestro alumna-do a “conocer” y valorar es mayor, hay que ir modificando estas baterías, en función de la di-versidad cultural y lingüística en la que se des-envuelven, así como en función de sus procesos comunicativos y conductuales. Es frecuente en estos estadíos sustituir las escalas de observa-ción por tests estandarizados de mayor abanico de posibilidades de aplicación como los ante-riormente mencionados, así como otras escalas que nos aporten información sobre sus niveles, habilidades y potencialidades adaptativas. No podemos olvidar (aunque siempre que lo leemos, por estar impreso, nos parece obvio, lo cual no significa que lo tengamos procesado y contextualizado en nuestras intervenciones como elementos evaluadores del alumnado con necesidades educativas especiales) apor-
  • 18. 18 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN tar el enfoque positivo, de logros, de adquisi-ciones, de mecanismos de reacción y respuesta, con perspectiva, en función de las potenciali-dades que toda persona tiene. Las limitaciones adaptativas específicas coexisten a menudo con puntos fuertes en otras habilidades adaptativas u otras capacidades personales; por ello, es tan importante nuestra labor de orientar y estable-cer los apoyos apropiados durante un periodo de tiempo continuado, pues es la forma de evaluar cómo el funcionamiento vital de la persona con discapacidad intelectual mejorará. Tampoco podemos dejar atrás la evidencia de que cualquier situación es base para nuevos aprendizajes. El trabajo de formación, de ase-soramiento y de colaboración con la familia, su presencia y participación durante todo el proce-so aportará información muy valiosa sobre su hijo o hija, o incluso dará “pistas” sobre aspec-tos a corregir y controlar, igualmente contando siempre con su colaboración. Es incuestionable el papel de los profesiona-les de la educación a la hora de detectar dificul-tades asociadas, problemas de audición, visión, de comportamiento, de alimentación, sueño o alteraciones de biorritmos, ya que es aquí, en la escuela, donde los niños y niñas pasan gran parte del día compartiendo espacios, vivencias, experiencias con su grupo de iguales, etc. Una postura consciente de la gran labor de la mul-tiprofesionalidad e interinstitucionalidad necesa-rias para facilitar una respuesta educativa ade-cuada nos hará valorar como esencial cualquier información, observación o dificultad detectada en nuestro alumnado.
  • 19. 6: 19
  • 20. Necesidades educativas especiales 3 MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN 3.1. El concepto de necesidades educativas especiales a aprobación y posterior publica-ción en el BOE de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educa-ción ha traído consigo, entre otros cambios importantes, modificaciones en la organización de la atención a la diversidad. Una de estas modificaciones concierne al con-cepto de Necesidades Educativas Especiales, redefinido en el Título II: Equidad en la Edu-cación, de la citada ley y ratificado, en la Ley 17/2007, de 10 de diciembre, de Educación de Andalucía. Modificaciones que se deben, por un lado, a la aparición de un nuevo con-cepto más general (Necesidades Específicas de Apoyo Educativo) y, por otro, a las modifi-caciones intrínsecas del mismo. A groso modo podemos decir, que este nuevo “gran” concepto: Necesidades Específi-cas de Apoyo Educativo (NEAE) engloba, desde el punto de vista de la LOE, al alumnado con 20 L
  • 21. 6: 21 necesidades educativas especiales (NEE) deri-vadas de discapacidad o trastornos graves de conducta, al alumnado con altas capacidades intelectuales y al alumnado con integración tardía en el Sistema Educativo Español. La LEA, sin embargo, amplía dicho concepto, incluyen-do, además de lo referido en la LOE, la com-pensación de desigualdades sociales. En rela-ción con las necesidades educativas especiales, tanto LEA como LOE coinciden en articular que un alumnado con necesidades educativas es-peciales es aquel que requiera, por un período de su escolarización o a lo largo de toda ella, determinados apoyos y atenciones educativas específicas derivadas de discapacidad o tras-tornos graves de conducta. 3.2. Las necesidades educativas especiales del alumnado con síndrome Down Teniendo presente, por tanto, la nueva con-cepción del término “necesidades educativas especiales”, ofrecemos a continuación algu-nas de estas necesidades, las más genéricas, detectadas al alumnado con s.D. que deberán trazar las líneas generales de nuestro diseño y posterior desarrollo de la respuesta educativa que ofrezcamos. Necesidades relacionadas con las capacidades básicas El diferente ritmo de desarrollo del alumna-do con s.D en los ámbitos psicomotor, cogniti-vo, del lenguaje y social requiere una adecuada estimulación principalmente en los primeros años de la escolarización. Así, sus necesidades más relevantes en estos ámbitos, que a con-tinuación se desarrollan, deberán entenderse como pilares básicos sustentadores de la aten-ción educativa que ofrezcamos: •• Mejora de su capacidad perceptiva visual y auditiva, los procesos de discriminación y reconocimiento de los estímulos visuales. •• El desarrollo de las habilidades y destre-zas motrices implicadas en la coordina-ción dinámica general, el control postu-ral, las conductas motrices de base, las habilidades motrices finas y el proceso de lateralización. •• La estimulación de las funciones cog-nitivas básicas, atención y memoria, así como de los procesos de representación, simbolización y abstracción que conduz-can a superar y completar los diferentes estadios evolutivos. •• La adquisición y consolidación del len-guaje oral expresivo y comprensivo, atendiendo tanto a la voz y a la articu-lación de los sonidos de la lengua como a la comprensión y construcción del dis-curso (la adquisición del vocabulario bá-sico y el empleo de las estructuras mor-fosintácticas).
  • 22. 22 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN •• Apoyo en estrategias de comunicación aumentativa para el refuerzo de con-ceptos y como medio expresivo (gestos, pictogramas, etc.). Necesidades relacionadas con los ámbitos curriculares Las necesidades más importantes en este apartado son las referidas a aquellos aprendi-zajes que requieren mayor abstracción, que se apoyan en la representación y simbolización. Así, encontramos generalmente necesidades en: •• El empleo de estrategias metodológi-cas específicas para el aprendizaje de la lectoescritura, apoyadas en la globali-zación, en los estímulos visuales, en la funcionalidad y en la significatividad de las actividades lectoescritura desde las primeras fases del aprendizaje. •• La adquisición de los conceptos mate-máticos básicos y aprendizaje de la nu-meración, el cálculo y la resolución de problemas a través de las actividades directas con los objetos y con el espa-cio, en las que la experiencia sensorial y la visualización de las acciones sirvan de base para la representación y simboliza-ción de la realidad. •• La aprehensión, organización y asimila-ción de los contenidos de los diferentes ámbitos o áreas del currículo mediante la utilización de claves y referentes vi-suales, mapas conceptuales o diagra-mas que faciliten la estructuración de la información. •• El empleo de materiales didácticos espe-cíficos o de materiales curriculares de uso general adaptados a sus posibilidades perceptivas, manipulativas, cognitivas y verbales, especialmente la adaptación de los textos con mayor complejidad y nivel de abstracción. •• La adquisición y realización de forma autónoma de los hábitos básicos relacio-nados con la alimentación, la higiene, el vestido y el desenvolvimiento en el ho-gar, el centro escolar y en los entornos comunitarios. •• La adquisición de las habilidades socia-les que favorezcan su participación en los grupos sociales en los que se des-envuelve su vida, la eliminación de las conductas inadaptadas, la autorregula-ción conductual y la planificación de las acciones propias. Necesidades relacionadas con el tipo de respuesta educativa y su organización Los centros educativos deben garantizar, para la satisfacción de las necesidades educa-tivas especiales anteriormente mencionadas, una respuesta educativa personalizada y dife-rencial. Medidas educativas que, aunque simi-lares para la mayoría de los alumnos y alum-nas con s.D., dependen de las características
  • 23. 6: 23 individuales, así como, del contexto en el que se apliquen. No obstante, de forma general, encontramos, entre otras: •• La realización de una evaluación psico-pedagógica, de sus competencias curri-culares y de su estilo de aprendizaje que determine sus necesidades educativas especiales. •• La elaboración de una estrategia en la que se establezca una propuesta cu-rricular ajustada a las necesidades del alumno o alumna con el referente del currículo ordinario, en la que se concre-ten lo que corresponde al profesorado ordinario y especializado, el grado y el tipo de apoyos que recibirá, los mate-riales que se emplearán y las atenciones especializadas necesarias. •• El empleo, por parte de todos los profe-sionales de la educación que participan en su proceso de enseñanza-aprendiza-je, de las estrategias metodológicas ade-cuadas a su estilo de aprendizaje: análisis de tareas, apoyo y refuerzo continuado para la realización de las actividades (que se irá debilitando progresivamente has-ta conseguir el aprendizaje autónomo), empleo de claves, referentes visuales y gráficos, mayor tiempo para el aprendi-zaje, moldeamiento, modelamiento, en-cadenamiento, sistemas de programas refuerzo, redundancia de la información por diferentes canales, etc. •• La atención educativa especializada para el desarrollo cognitivo y del len-guaje por parte del profesorado de apoyo a la integración. •• La supervisión, asistencia y cuidados por parte del monitor o monitora de educa-ción especial cuando sea necesario.
  • 24. Atención educativa 4 MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN 4.1. Escolarización asada en el respeto personal y en la consideración de las diferencias indi-viduales como motor de la atención a la diversidad, la respuesta educa-tiva debe partir siempre de la evaluación de las capacidades y competencias del alumnado. La importancia, por tanto, de esta evaluación inicial queda patente al ser el pilar en el que se sustentará la toma de decisiones posterior. Así, la idoneidad de los recursos personales y/o materiales que emplearemos, de las medidas de atención a la diversidad que pondremos en marcha, de la necesidad o no de adaptar el ac-ceso y/o los elementos del currículo, etc., de-penderá en gran medida de la calidad y ajuste de dicha evaluación psicopedagógica, por un lado, e inicial, por otro. Haciendo un repaso cronológico, la aten-ción educativa al alumnado con s.D. que se escolariza en nuestro Sistema Educativo, in-dependientemente de la etapa, se articula del siguiente modo: 24 B
  • 25. 6: 25 1. El Equipo de Orientación Educativa en las etapas de Educación Infantil o Primaria y el Departamento de Orien-tación en la Educación Secundaria Obligatoria, realiza una evaluación psicopedagógica, con la ayuda del equipo docente y la familia, en su caso, que interviene con el alumno o alumna, si ya está escolarizado. 2. El Equipo de Orientación Educativa emi-te un dictamen de escolarización en el que se recoge la modalidad de esco-larización más adecuada, así como los apoyos y recursos necesarios. 3. Al inicio del curso, el tutor o tutora rea-liza una evaluación inicial que será el punto de referencia del equipo docente para la toma de decisiones. 4. Posteriormente, se adoptarán, cuando sean necesarias, las medidas de atención a la diversidad oportunas (agrupamien-tos flexibles y no discriminatorios, desdo-blamientos de grupos, apoyos en grupos ordinarios, programas y planes de apoyo, actividades de refuerzo y recuperación). 5. En caso necesario, frecuentemente para alumnado con s.D., la adaptación curri-cular puede ser lo más apropiado como medida a adoptar para dar respuesta a las necesidades educativas especiales. 6. Se adoptan acuerdos para la coordi-nación del profesorado y de los profe-sionales que han de intervenir con el alumno o alumna. 7. Se determinan los criterios para la co-laboración de la familila del alumno o alumna y la información y el asesora-miento durante el proceso educativo. Todo este proceso de evaluación y toma de decisiones quedará recogido en el plan de ac-tuación personal del alumno o alumna, como determina la actual Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, en el que la evalua-ción continua debe ocupar un papel prepon-derante como impulsora y aval de un proceso de enseñanza-aprendizaje personalizado, res-petuoso con la diversidad, no discriminatorio y, por ende, de calidad. 4.2. Medidas de Atención a la Diversidad 4.2.1. Áreas Prioritarias A) Dimensiones. (Verdugo Alonso, M.A., citado por Menéndez García, A.I.) Para evaluar el funcionamiento mental de una persona no podemos basarnos tan solo en su puntuación psicométrica tras completar al-gún test destinado a tal fin. En la evaluación del funcionamiento intelectual entran en juego una serie de dimensiones, tan importantes y com-plementarias al aspecto piscométrico, que ayu-darán al profesional a conocer cómo funcionan los procesos cognitivos de la persona evaluada. Al tener en cuenta estas dimensiones, además
  • 26. 26 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN de dotar a nuestra evaluación de un carácter más profesional y de una mayor fundamenta-ción científica, estamos minimizando las posibi-lidades de error en el diagnóstico, alejándonos de posturas clasificatorias y estigmatizantes y acercándonos a una evaluación respetuosa con el sujeto, que tiene en cuenta el contexto y que sirve como fuente de información para la per-sonalización o adaptación de la respuesta edu-cativa posterior. Una evaluación, por tanto, que sirve como punto de partida para la mejora en la calidad de vida de la persona en cuestión. Dimensión I. Habilidades intelectuales. Al medir el funcionamiento intelectual a tra-vés de test de inteligencia debemos tener en cuenta, principalmente dos aspectos que pueden descontextualizar los resultados: por un lado, el hecho de que los test deben escogerse conforme al contexto sociocultural del sujeto y, por otro, el hecho de que los test de inteligencia, como ins-trumentos que son, pueden albergar errores en sus resultados: un mismo test pasado a un mis-mo alumno o alumna puede concluir resultados distintos dependiendo del momento, estado de ánimo de la persona, motivación para realizarlo, etc. He aquí argumentos suficientes para afian-zarnos en la idea de que el Cociente Intelectual, extraído de un test psicométrico, nunca puede utilizarse como único instrumento para el diag-nóstico de una persona. Dimensión II. Conductas adaptativas. Es por ello que necesitamos completar la evaluación de estas habilidades intelectuales con otros aspectos; principalmente, con las li-mitaciones del sujeto en las denominadas con-ductas adaptativas. Así, si la persona necesita apoyos para un correcto desenvolvimiento en varias áreas adaptativas (comunicación, auto-cuidado, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la comunidad, autodirección, sa-lud y seguridad, habilidades académicas fun-cionales, tiempo libre, y trabajo), podemos hablar, junto con un C.I. por debajo de 70 en una prueba estandarizada, de un posible diag-nóstico de discapacidad intelectual. No obstante, tanto los resultados obtenidos en los test psicométricos como los resultados obteni-dos en las escalas de conductas adaptativas, debe-mos complementarlos con otros pasos que otor-guen más fiabilidad y validez a nuestras pruebas. Dimensión III. Consideraciones psicológicas / emocionales. La presencia de discapacidad intelectual pue-de eclipsar o dificultar el diagnóstico de en-fermedades u otros tipos de trastornos men-tales asociados que pueden coexistir. Es por ello de vital importancia que la evaluación se fundamente en diversas fuentes de infor-mación. En este sentido, alejarnos de diag-nósticos que califiquen tales enfermedades o trastornos como consecuencias normales de la discapacidad intelectual o bien sean utili-zados para estigmatizar aún más a la persona, es importante.
  • 27. 6: 27 Dimensión IV. Consideraciones físicas, de salud y etiológicas. Los hábitos de salud repercuten de manera formidable en el funcionamiento de las perso-nas con discapacidad intelectual, ya que inclu-so pueden condicionar la correcta realización de algunas tareas de la vida diaria. Es por ello muy recomendable y necesario entrenar a la persona en hábitos saludables y crear entor-nos en los que las personas con discapacidad intelectual reciban suficientes apoyos para su buen desarrollo. Si bien, la etiología de la discapacidad in-telectual no derivará en respuestas distintas para conseguir una mejora en la calidad de vida de la persona, sí puede aportarnos in-formación relevante en relación con algunos problemas de salud asociados o ayudarnos a prevenir otros efectos derivados de la misma. Dimensión V. Consideraciones Ambientales. La importancia del entorno en el desarro-llo de cualquier persona, y más aún en las personas con necesidades especiales, está más que argumentada en la literatura actual sobre funcionamiento cognitivo, psicopeda-gogía u otros temas afines. Se hace necesa-rio, en este sentido, crear entornos saluda-bles para el buen desarrollo de las personas con discapacidad intelectual. Para ello, nues-tros entornos deberán proporcionar oportu-nidades al individuo, fomentar el bienestar y promover la estabilidad. B) Aprendizajes curriculares: lectura, escritura, cálculo y resolución de problemas. Lectura. El aprendizaje de la lectura de los alumnos y alumnas con s.D. debe apoyarse en una imagen (foto o dibujos) de la palabra que lee; iniciarse de forma global, empezando por la lectura de los nombres de los miembros de su familia, y realizarse de forma lúdica y crea-tiva. Debe resultar una actividad motivadora en la que aparezcan palabras que utilicen en su entorno de forma habitual, que le gus-ten y que pronuncien con más facilidad. Por ejemplo: “el pan”, “la pera”. Para lograr un adecuado aprendizaje, po-demos seguir los siguientes pasos: 1. Comenzar con una lectura global de las palabras con apoyo de una imagen. Con ello pretendemos inicialmente que el alumno o alumna asocie una tarjeta con una foto, dibujo o pictografía de un objeto o de una persona con una palabra escrita. Este apoyo visual se irá retirando progresivamente, a medida que identifique y lea la palabra sin ne-cesidad de que el estímulo visual esté presente. Podemos comenzar con la lectura de su nombre y del de los de-más miembros de su familia. 2. Superada esta primera etapa iremos incrementando progresivamente el número de palabras que lee, toman-
  • 28. 28 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN do el siguiente orden: comenzaremos por los sustantivos de una y dos síla-bas, anteponiendo el artículo corres-pondiente (por ejemplo: “la uva”) y después pasaremos a la lectura de los verbos. Para ello, y en un principio, utilizaremos tarjetas con dibujos que impliquen acciones muy conocidas para el alumno o alumna, como “be-ber”, “comer,” etc., y que no le sean de muy difícil pronunciación. 3. En tercer lugar, pasaremos a la for-mación de frases con los sustantivos y verbos que conoce asociados a situa-ciones reales de su vida cotidiana. Uti-lizaremos, primero, una frase modelo que el alumno o alumna copiará. Gra-dualmente iremos retirándole el mode-lo presentado hasta que logre formar otras frases con idéntica estructura gra-matical de forma autónoma. Finalmen-te, podremos proponerle frases para que autónomamente las construyas con sus tarjetas. Por ejemplo, le indica-remos: “Coge las tarjetas para poner: Papá come el pan”. Utilizando las fra-ses trabajadas y combinándolas de for-ma creativa para formar cuentos o his-torias, podemos conseguir que llegue a elaborar su propio libro personalizado de lectura. 4. Cuando ha ido adquiriendo un número determinado de palabras acompañadas de su artículo, siempre antes de comen-zar la fase analítica, es conveniente que aprenda a discriminar los artículos, con el fin de que aprenda a unir la palabra con su artículo correspondiente. 5. El inicio de la fase analítica debe hacer-se progresivamente, comenzando por los sustantivos trabajados. Si en clase se utiliza un método de lectura analíti-co, se ha de empezar a utilizar las pala-bras que en ese momento se trabajen en el aula y que contienen la sílaba por la que comienza ese método. Por ejem-plo, si comienzan con “p”, se utilizarán palabras como “papi”, “pie”, “pío”..., que empiezan por “p”. Escritura. El inicio de la escritura no tiene por qué ser simultáneo al aprendizaje de la lectura. El pro-ceso de adquisición de esta habilidad es más complejo que el de la lectura y debe tener en cuenta las habilidades grafomotrices del niño o niña. Este proceso deberá iniciarse utilizando materiales alternativos que disminuirán las dificultades psicomotrices del alumnado en estos inicios. Así, trazos en el aire, pizarras, bandejas de arena o harina, etc., ayudarán en un primer momento al niño o niña a me-jorar la precisión en sus movimientos. Pos-teriormente, podremos utilizar engrosado-res del lápiz como adaptación para facilitar la prensión del útil escritor. Por otra parte, graduando el carboncillo del lápiz también podemos adecuar la presión que ejerce sobre el papel mientras escribe o realiza sus prime-
  • 29. 6: 29 ros trazos. En este sentido, los ejercicios de pinza, así como otros destinados a conseguir destreza manual (juegos con plastilina, barro u otro material moldeable, cortar y crear bo-las o tiras de papel, uso de tijeras, etc.) son muy convenientes para la mejora de la psi-comotricidad fina de nuestro alumnado, as-pecto clave para alcanzar un buen nivel gra-fomotor. Además, deberemos aprovechar la oportunidad que estos materiales nos ofrece para trabajar aspectos como la organización espacial y temporal, así como el orden y la limpieza durante el trabajo. No obstante, como en todo lo que se ense-ña y aprende, debemos partir de la motivación para escribir y no dejar que la actividad se vuel-va repetitiva, valorando en todo momento su iniciativa para hacerlo. A la hora de iniciar el aprendizaje de la es-critura se procurará fomentar ante todo la co-municación con los demás. ¿Qué se escribe primero? Su nombre, ya identificado y leído, puede escribirlo y estará mucho más motivado o motivada para hacer-lo. Ha terminado su ficha de trabajo y tiene que comunicarle a los demás que lo ha reali-zado él o ella. Después de su nombre, podemos continuar con su contexto más cercano (mamá/papá), valoramos su trazo libre para reproducir lo que ya lee. En la escritura el proceso lo determina cada alumno o alumna: no todos ni todas tienen el mismo ritmo en la adquisición de la escritura. Cuando se ha iniciado la actividad de escribir debe tener una continuidad, hemos partido de lo conocido a lo desconocido; cada día el alumnado debe descubrir la utilidad de lo aprendido. Una vez que ha adquirido el trazo de las grafías, resultan útiles algunas estrategias para el dominio de su escritura: •• Realizar preguntas sobre lo que ha escrito. •• Realizar escritos funcionales: carta, lista de la compra, invitación ... •• Autocorregir su propia escritura leyendo la palabra. •• Dar unas preguntas que le ayuden a es-tructurar su escrito. Cálculo y resolución de Problemas. •• Con el alumnado con s.D. tendremos que conocer aquellas habilidades que favorezcan el aprendizaje de la numera-ción. Su aprendizaje se producirá, aun-que tardará más tiempo que el resto de sus compañeros y compañeras. El obje-tivo inicial es que el alumnado reconoz-ca los números naturales hasta el 9 y sea capaz de realizar distintas operaciones con ellos. •• Debemos partir de aquello que el alum-no o alumna toca, manipula y se puede contar (experiencia práctica del cálcu-lo). Podemos utilizar el concepto uno en oposición al concepto mucho. Fa-vorecemos su aprendizaje si utilizamos la diferenciación visual existente entre estos dos conceptos (¿dónde hay uno?, ¿dónde hay muchos?) y si añadimos
  • 30. 30 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN otros conceptos en las comparaciones (uno-muchos; dos-muchos; uno-dos-tres –muchos;… ). •• Usando una representación visual de cada número vamos introduciendo al alumnado en el aprendizaje del resto de los números: uno, dos... Utilizar instruc-ciones cortas y precisas: “dame uno”, “toma dos”. •• Las actividades programadas deben realizarse en un primer momento con modelos, ya que el aprendizaje por ob-servación es muy apropiado para este alumnado. Posteriormente, estos mo-delos se retiran hasta que el alumno o alumna asimila el concepto. •• Es importante fomentar entre el profe-sorado el uso del aprendizaje sin errores como estrategia para encarar nuevos conceptos o procedimientos en el pro-ceso de enseñanza -aprendizaje de este alumnado. Evitamos, así, experiencias negativas que generen sentimientos de impotencia o fracaso. Dar la pauta para que señale o elija la opción correc-ta cuando le proponemos aprendizajes se convierte, por tanto, en una acción muy conveniente, ya que redundará en la motivación, seguridad y autoestima de nuestro alumnado a la hora de en-frentarse a otros aprendizajes. •• Paralelamente, podemos trabajar con-ceptos como mayor/menor; anterior/ posterior; orden ascendente y descen-dente, teniendo en cuenta que a nues-tro alumnado ya lo vamos introduciendo en los primeros números. Suma. La fase manipulativa es el comienzo de un aprendizaje funcional, práctico y aplica-do. La siguiente fase, de representación gráfica, se realiza utilizando imágenes cercanas, de su entorno, y de situaciones en las que se utiliza la expresión “juntar” para acercarle a la suma. Cuando el alumno o alumna haya aprendido a escribir, a colocar el número correctamente y co-nozca el cardinal de cada cifra, la suma se iniciará con la manipulación de cantidades equivalentes de objetos. En este sentido, el uso de sus propios dedos no está del todo indicado pues para ello deben soltar el lápiz o el utensilio de escritura, lo que provocará, en la mayor parte de los casos, distracción en nuestro alumnado. Posteriormen-te, pasaremos a una mayor abstracción, trabajan-do con el número mayor en la cabeza, en sentido figurado, y el otro en la plantilla. Resta. Para iniciar la operación de resta debemos partir del concepto como tal, em-pleando el apoyo verbal, que más tarde aho-rrará tiempo con las restas llevadas: “desde___ hasta ___”. Por ejemplo: “nos situamos en el piso primero para subir al cuarto. ¿cuánto falta para llegar?”. En operaciones con decenas “llevadas” ne-cesitamos unos pasos previos que permitan sa-ber el lugar que ocupan decenas y unidades… El apoyo en material manipulativo, así como de gráficos, favorece el cálculo y el paso a un nivel superior de abstracción.
  • 31. 6: 31 Multiplicación y división. En la multiplica-ción y división, como en el resto de las opera-ciones, el alumnado debe asimilar el concepto de forma manipulativa. Podemos partir de que la multiplicación es la suma repetida del mis-mo número. Podemos pedir la memorización de las tablas, sobre todo de aquellas cuya fun-cionalidad es mayor; tabla del 2 y 3 (conceptos de doble y triple) y la del 5 y del 10 para el uso de las monedas. Para comprender la multiplicación partire-mos de situaciones de la vida cotidiana en las que su uso sea la operación más adecuada. En la práctica, para operaciones más complejas, es aconsejable el uso de la calculadora. La división se aprenderá como reparto en partes iguales, como un proceso en el que se hacen agrupaciones iguales. Seguimos insis-tiendo en iniciar los conceptos manipulando objetos, partiendo de cantidades pequeñas que los niños y niñas pueden repartir. La resolución de problemas. Con la rea-lización de las operaciones básicas hemos ido introduciendo al alumnado en la resolución de problemas, pues a todo concepto abstracto le hemos dado una funcionalidad, planteándole interrogantes sencillos al realizar esas opera-ciones. A su vez, hemos ido planteando oral-mente problemas cotidianos para enmarcar las operaciones trabajadas. Ahora el problema está escrito en papel, y el alumno o alumna debe realizar una lectura del enunciado, que deberá estar redactado en un lenguaje claro, cercano y con frases muy cor-tas, que le permita diferenciar datos conocidos, datos por resolver y operaciones a realizar. En síntesis: •• Es importante que el alumnado llegue a descubrir cuándo debe utilizar las ope-raciones básicas. •• Todas las operaciones deben tener un co-rrelato funcional en la vida diaria. •• El uso del teléfono nos ayuda al aprendi-zaje del número. •• El uso de la calculadora facilita la realización de operaciones ¡Aprendamos a utilizarla!. •• Es importante aplicar el cálculo al uso de las monedas. •• Con una metodología práctica, progresi-va, constante, que proceda paso a paso y adecuada al ritmo de este alumnado, se llega a operaciones más complejas: decimales, fracciones, proporcionalidad, ecuaciones…
  • 32. 32 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN •• Conviene no olvidar la gran variabilidad de capacidades del alumnado con s.D. en el aprendizaje del cálculo y las opera-ciones abstractas. C) Áreas transversales: la educación afectiva y sexual y las habilidades sociales. La Educación Afectiva y Sexual “La sexualidad es una dimensión más en el de-sarrollo integral del ser humano. Todos tenemos el cuerpo sexuado y las necesidades afectivo-sexua-les mediatizan las relaciones que establecemos a los largo de nuestra vida” (Garvia, 2007). “La sexualidad en las personas con s.D. se de-sarrolla de la misma manera que en los demás y por eso igualmente deberán aprender a canalizar los impulsos y los sentimientos” (Fundación Ca-talana Síndrome de Down, 2002). Las personas con s.D. tienen las mismas necesidades afecitvas y sexuales que el resto de la población. Experimentan los sentimien-tos propios de la adolescencia. Sienten afecto, cariño, amor. Quieren sentirse queridos y que-ridas, deseados y deseadas, atractivos y atracti-vas, amados y amadas. Se enamoran y quieren comunicarse de forma más intima a través de todo su cuerpo. Tienen necesidades socio-sexuales. Tener su pandilla de amigos y amigas y salir juntos en sus ratos de ocio, poder elegir su colonia, su ropa, su música. Quieren sentir-se a gusto consigo mismo y disfrutar de unas relaciones personales plenas y satisfactorias. No obstante, como todo, también se aprecian importantes diferencias individuales porque en ésta, como en otras tantas cosas, no todos ni todas son iguales y la diversidad es la norma. Es fundamental que estas necesidades sean re-conocidas y formen parte de su educación. ¿Pero cómo se educa la sexualidad? La educación afectiva y sexual de las personas con s.D. se debe afrontar en la familia y también en la escuela. Sus aspiraciones se deben respetar y atender. Se les debe facilitar una información veraz y una formación profunda que orienten sus conductas. La normalización que proponemos para el alumnado con s.D. comprende también la edu-cación de la sexualidad. Hay que educar sus necesidades afectivas y sexuales que se desen-vuelvan en la normalidad. Es necesario exigirles conductas adecuadas a la y en la normalización (García, 2000).
  • 33. 6: 33 Este alumnado necesita más apoyo para comprender la sexualidad como algo natural y positivo. “Es más, dadas las dificultades de orden cognitivo, es mucho más necesaria una educación afectiva y sexual formal porque, de otra manera, no van a poder interiorizar las pautas que hagan de su conducta en este terreno una fuente de crecimiento personal y auténtica felicidad. La falta de formación en ese campo les deja más vulnerables. Resulta mejor equivocarse por ampliar el ejercicio de los derechos que por restringirlos desmesurada y prematuramente” (Amor, J.R. 2002). Los niños y niñas que están en la escuela inclusiva y que se relacionan todo el día con otros niños y niñas de su edad van a tener unas necesidades parecidas a sus compañeros y compañeras. Crecen, como crecen sus com-pañeros y compañeras; sus cuerpos cambian, como el de los demás y las demás. Experimen-tan los mismos sentimientos que el resto; sen-timientos que conducen y condicionan sus re-laciones interpersonales. Es fundamental que estas necesidades sean reconocidas y formen parte de su educación. El objetivo básico de la educación debe acercarse a la necesidad y conveniencia de nor-malizar e integrar la sexualidad de las personas con s.D. Sus necesidades afectivas y sexuales deben ser reconocidas. Educar los comporta-mientos sociosexuales mediante el aprendizaje de habilidades sociales es, por tanto, una prác-tica ineludible. ¿Qué podemos hacer para ello? ¿Cómo descendemos a la práctica real? Algunas pautas orientadoras: •• “La sexualidad es una práctica adulta. Para poder llevar una vida sexual satis-factoria han de poder llegar a ser adul-tos” (Garvia, 2007). Se debe tratar la sexualidad de una forma positiva que les facilite sentirse mejor como perso-nas, sentirse más contentos con ellos mismos, con ellas mismas, y mejor con los demás. •• La sexualidad no se reduce a la genita-lidad exclusivamente. Podemos ayudar a los chicos y chicas con s.D. a que vi-van su afecto, el amor, la atracción, el enamoramiento, el placer de forma normalizada, positiva y gratificante, en un plano de igualdad, responsabilidad y respeto mutuo. •• Deben saber diferenciar amistad, no-viazgo, pareja y las relaciones que se es-tablecen en cada situación. •• Los contenidos de la sexualidad se de-ben tratar de forma entendible, explícita y positiva, propiciando un clima de ex-presión sexual saludable, real y social-mente aceptable en el contexto de toda relación interpersonal. •• La educación debe ser individualizada. No todas las personas con s.D. tienen las mismas aptitudes para aprender, idéntica estabilidad emocional e igual capacidad para relacionarse socialmen-te o para llevar una vida independiente.
  • 34. 34 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN Cada persona es un mundo, y lo impor-tante es favorecer, a través de nuestras estrategias educativas, opciones lo más autónomas posibles. •• Los profesionales de la educación deben saber que la familia tiene un papel funda-mental en la educación de la sexualidad. •• El alumnado con s.D. también debe aprender a decir “no” cuando algo no es de su agrado. Hay que informar sobre el derecho de decir “no” a las presiones para tener contactos sexuales. •• Debemos enseñar que las conductas sexuales siempre se realizan en un clima de intimidad y privacidad. El alumnado con s.D. puede aprender a tener com-portamientos socialmente aceptables, a protegerse a sí mismos y a ser capaces de decir “no”. •• Hay que reconocer y aceptar las conduc-tas autoerógenas. Los estudios mues-tran la masturbación como algo natu-ral y normal y como forma adecuada de satisfacción sexual. La intervención educativa debe tratar el tema, cuando se considere necesario, de forma indivi-dualizada y orientar las posibles conduc-tas masturbatorias hacia los momentos y lugares adecuados, siempre en la pri-vacidad, asociándolos, además, a unos correctos hábitos de higiene. •• Hay que educar en la prevención de ries-gos de las enfermedades de transmisión sexual. Sería conviene, en la edad ade-cuada, que conozcan los métodos anti-conceptivos, características de los tipos, ventajas e inconvenientes, para orien-tar hacia relaciones sexuales sin riesgo (Amor Pan, 2004). •• Si no les preparamos, si no les capacita-mos hay más riesgos. Y a mayor integra-ción, mayor necesidad de capacitación. •• Contra el abuso sexual es sumamente recomendable la educación a la edad apropiada en comportamientos protec-tivos. (Amor, 2004). También se deben educar las habilidades de auto-seguri-dad y las formas de conseguir ayuda si fuera necesario. •• Deben aprender a saber estar. Forme-mos para evitar conductas inapropiadas: no abrazos a otras personas que van por la calle y sí a familiares, amigos, novio, novia; no se realizan tocamientos a sí mismos o a otros en lugares públicos, sino en el ámbito de lo privado; no se debe realizar nada que no le agrade al otro u otra. •• A las personas con s.D., les cuesta tra-bajo saber estar. Esa capacidad valora-tiva la tienen reducida. Pueden darse repertorios desadaptativos que requie-ren la intervención profesional para ser reducidos o eliminados. A este respecto, el profesorado debe ser consciente de posibles provocaciones de algún o algu-nos alumnos y alumnas que inciten al alumnado cob s.D. a realizar conductas inadecuadas.
  • 35. 6: 35 ¿Y qué conductas se consideran adecuadas? Es muy conveniente que estos chicos y chi-cas con s.D.: •• Posean un buen autoconcepto que les permita reconocer las partes íntimas de su cuerpo y les posibilite diferenciar qué partes pueden mostrarse y qué partes de nuestro cuerpo deben ir tapadas en lugares públicos. •• Deben aprender que en el cuerpo hay partes íntimas que siempre están tapa-das, que no se deben tocar en público. Nadie tiene permiso para verlas ni to-carlas. Sólo pueden tocarles cuando la persona lo permita (Fundación Catalana Síndrome de Down, 2002). •• Comprendan que la masturbación u otras conductas de autoexploración no son inadecuadas en sí mismas. Sí lo serán si se realizan en lugares inapropiados. Es importante que aprendan el matiz entre lugares públicos y privados y conductas que pertenecen a lo público y otras que pertenecen al ámbito de lo privado. Es muy importante evitar conductas repre-soras que puedan provocar insegurida-des en la persona, así como dar informa-ción negativa o inadecuada al respecto. Los hábitos de higiene relacionados con las conductas de autoexploración o au-toerógenas también deben ser trabaja-dos con estos y estas jóvenes. •• Vivan su afecto y sentimientos sexuales en un plano de igualdad, responsabilidad y respeto mutuo. La falta de formación en ese campo les deja más vulnerables. •• Tengan amigos y amigas con los que compartir cosas e ilusiones. Para todos y todas es divertido salir con amigos y amigas y tener una pandilla. •• Reconozcan sus sentimientos hacia otras personas. Diferencien entre el amor a una pareja, el amor a la familia o el amor a los amigos y amigas. •• Comprendan que nuestros sentimientos hacia las otras personas no siempre son recíprocos. Es importante y convenien-te fomentar el respeto hacia la libertad personal de sentir, independientemente de que sea lo que a mí me gustaría en un momento dado. •• Aprendan a respetar las decisiones del otro u otra en cuanto al mantenimien-to de relaciones sexuales se refiere. Las relaciones sexuales deben estar basadas
  • 36. 36 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN siempre en la libertad y en el respeto mutuo de los participantes. •• Deben conocer que las relaciones sexuales forman parte del ámbito de lo privado. •• Aprendan a decir “no” cuando no de-seen mantener algún tipo de relación con otra persona. Es importante que posean una buena batería de respuestas para rechazar aquellas propuestas que no le satisfacen. •• Por su parte, también es importante elimi-nar algunas actitudes de insistencia que pueden aparecer en algunos niños y niñas con s.D. hacia otros compañeros y compa-ñeras que les atraen. Enseñarles a ver que algunos comportamientos pueden resultar molestos a sus amigos y amigas es una tarea importante, ya que redundará en la mejora de sus relaciones con los iguales. Habilidades Sociales. No es fácil definir qué es una conducta so-cial habilidosa. Sin embargo, todos sabemos diferenciar cuándo alguien está comportándo-se competentemente en una situación social y cuando no. Entonces, ¿cómo se define el tér-mino “habilidades sociales”?. Esta imposibilidad de encontrar una defini-ción consensuada y aceptada del término hace que nos planteemos partir del significado de cada una de las palabras que lo conforman por separado, en pos de encontrar el sentido del término en su globalidad. Así, por habilidades entendemos la capaci-dad y disposición para algo que tiene el indi-viduo. Deducimos, hasta aquí, sin menoscabar lo innato de la capacidad, que existe una parte adquirida a través de la experiencia y la acción – reacción con el medio. Esa parte, ese conjunto de capacidades aprendidas del individuo, son las que más nos interesan si miramos el término desde un punto de vista educativo. El termino social, por su parte, hace referencia a todo aque-llo perteneciente o relativo a la sociedad. Por tanto, uniendo ambos términos, definidos en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, podríamos definir las habilidades socia-les como aquellas capacidades o disposiciones para algo perteneciente o relativo a la sociedad. Analizando dicha definición, aun de manera su-perficial, observamos varios matices reseñables: uno, que las capacidades o disposiciones aun-que lleven un componente innato poseen un margen importante de mejora si enfrentamos al individuo a un entrenamiento específico; y dos, que estas habilidades se dan en el contexto de las relaciones interpersonales. Esto, que puede parecer nimio, adquiere tintes muy importante si lo observamos desde la intención de com-prender el porqué de las dificultades para llegar al consenso en la definición global. Algunos de estos porqués a los que nos referimos, resumi-dos por Ruiz Rodríguez (2006), son: •• La conducta social adecuada es par-cialmente dependiente del contexto cambiante. Lo que es correcto en un ambiente familiar puede no serlo en un contexto más formal. •• La habilidad social debe considerarse dentro de un marco cultural determina-
  • 37. 6: 37 do, existiendo diferencias importantes entre culturas e, incluso, dentro de la misma cultura. Besar para saludar a una persona puede ser adecuado o inade-cuado dependiendo de contexto cultu-ral que nos rodee en ese momento. •• Las habilidades sociales varían a lo largo del tiempo. El uso del lenguaje o estilos de vestir cambian constantemente. En este sentido, el lenguaje inadecuado o una apariencia física descuidada o anquilosada puede ofrecer imágenes del individuo que dificulte su relación con otras personas. •• El grado de efectividad de una perso-na dependerá de lo que desea lograr en la situación particular en que se encuentre. Así, una misma conducta puede ser inapropiada o apropiada dependiendo de la situación. Si el niño o niña consigue algo en casa a través del lloro y las rabietas puede intentar conseguirlo también si nos encontra-mos, por ejemplo, en un restaurante o en un lugar público. Se deduce, de todo lo anterior, que las per-sonas con s.D. adquirirán las habilidades so-ciales de modo idéntico a cómo las adquirirá el resto de compañeros o compañeras, si bien, debemos tener en cuenta sus características personales cuando planifiquemos el proceso de enseñanza – aprendizaje de las mismas. Brevemente, y siguiendo con Ruiz Rodríguez (2006), podemos indicar que los procesos de aprendizaje comúnmente utilizados para la en-señanza de las habilidades sociales son: 1. Enseñanza directa: En el caso de alum-nado con s.D. nuestras órdenes serán concretas y secuenciadas, no dando más de una orden al mismo tiempo y asegu-rándonos de que ha comprendido lo que le estamos pidiendo. No es este, sin em-bargo, el mejor modo de enseñarles ha-bilidades sociales a las personas con s.D. 2. Modelado o aprendizaje por medio de modelos. Es muy importante casar el discurso con el hecho cuando servi-mos de modelos. Además, es impor-tante tener en cuenta que en la etapa adolescente empieza a tener gran im-portancia el grupo de iguales. Su po-der como modelos y fuente de reforza-miento no debe ser pasado por alto. 3. Práctica de conducta. Conviene sin duda generalizar las prácticas realiza-das en entornos de aprendizaje progra-mado a otros contextos y/o situaciones y con distintas personas. 4. Reforzamiento de las conductas
  • 38. 38 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN adecuadas y castigo o retirada de atención de las inadecuadas. La atención del adulto es un importan-te reforzador. Se tiende a prestar más atención a conductas inadecuadas que a conductas adecuadas y esto puede desembocar en malos comportamien-tos premeditados del niño o niña para recibir la atención del adulto, aunque sea en forma de reprimenda o castigo. 5. Retroalimentación de la actuación (feedback). Se trata de proporcionar información sobre lo que se está practi-cando. Insistir en lo correcto, sin eludir a los posibles aspectos mejorables, es sin duda la mejor estrategia de actuación. 6. Moldeamiento o aprendizaje por aproximaciones sucesivas. Se trata de descomponer la conducta en pequeños y sucesivos pasos, muy concretos y fá-cilmente evaluables, de forma que sólo subimos un escalón cuando el anterior está perfectamente afianzado. Facilita mucho la evaluación e identificación de los problemas y se usa frecuentemente para desarrollar habilidades de autono-mía personal: atarse los zapatos, situa-ciones en el aseo, comer solo, etc. 4.2.2. Orientaciones Metodológicas A) Un modelo educativo abierto a la diversidad. Los alumnos y alumnas con s.D. aprenden en la escuela diversa. Aprenden en una escuela para todos y todas donde tienen cabida niños y niñas diferentes, a los que se propone educar (García Pastor, 1998). La escuela de la diversidad no ampara una enseñanza única, sino que esta-blece que cada cual aprende según sus posibili-dades y necesidades, según sus motivaciones. Lo que llamamos “atención a la diversidad” no es, en realidad, otra cosa que el conjunto de recursos y estrategias que empleamos en un centro o un aula para “derribar las barreras que impiden el aprendizaje y la participación en el aula” (González Manjón, 2006). La atención a la diversidad, además de un derecho y un deber a tener siempre presen-te, es una actitud de respeto y confianza en la educación de todas las personas. Al mismo tiempo, es estar preparado para conocer y educar a personas diferentes (López Ocaña y Miñán Espigares, 2007). Los alumnos y alumnas con S.D. aprenden con un modelo educativo que tiene en cuenta las diferencias del alumnado y da respuesta a sus
  • 39. 6: 39 necesidades educativas. Una intervención educa-tiva apropiada puede desarrollar el potencial de aprendizaje que presenta este alumnado y que por mucho tiempo se ha ignorado o negado. La atención a la diversidad intenta atender las necesidades educativas de todo el alum-nado, cobrando especial importancia los agrupamientos heterogéneos, la enseñanza de estrategias de aprendizaje autónomo y las estrategias de aprendizaje cooperativo (Ló-pez y Miñán, 2007) que fomenten las inte-racciones positivas entre el alumnado. Este modelo educativo, por tanto, propo-ne aprender y convivir juntos en la escuela de todos y todas, respetando las diferen-cias. La inclusión escolar es un proceso por el que la escuela debe dar respuesta a las necesidades que presenten todos y cada uno de los escolares que acudan a sus aulas, sin exclusión, no sólo en el ámbito físico de la clase, sino también en el del currículum (Ló-pez Melero, 2006). Los alumnos y alumnas con s.D. presentan dificultades de aprendi-zaje, pero no son dificultades insalvables en su gran mayoría. La acción educativa debe abordar esas dificultades y resolverlas favo-rablemente, teniendo en cuenta su forma de ser y aprender. De todo ello, se desprende que los res-ponsables de la atención a la diversidad son todo el profesorado del centro, en gene-ral, y el equipo docente en particular, con el orientador u orientadora referente como un profesional más, en estrecha relación con los otros profesionales externos (López, y Mi-ñán, A. 2007). B) Estrategias de enseñanza. Planteamos aquí un conjunto de orientacio-nes metodológicas o actuaciones concretas de enseñanza-aprendizaje que hacen más efecti-vo este proceso y que, a la vez, nos adentran en la manera de ser y aprender que presentan los alumnos y alumnas con s.D. Ya se ha dicho que no hay dos alumnos o alumnas con s.D. iguales. Cada cual va a res-ponder según su propia individualidad. Sin em-bargo, a todos y todas va a favorecer el conjun-to de estrategias didácticas que se proponen: En la educación de los alumnos y alumnas con s.D. es necesario introducir nuevas estrate-gias didácticas, respetando su ritmo y de forma gradual. La intervención educativa requiere una atención permanente, ajustada a sus necesida-des y a su individual capacidad de progreso. Es conveniente planificar un currículo accesi-ble, que no se focaliza tanto en la reducción de contenidos como en adoptar unos procedimien-tos educativos adecuados. Se puede trabajar sobre los objetivos mínimos, de acuerdo con las necesidades educativas del alumno o alumna con s.D. Los aprendizajes deben ser eminentemen-te funcionales y útiles para desenvolverse en la vida cotidiana. En el aprendizaje debemos tener en cuenta la transferencia y la generalización de lo que aprenden.
  • 40. 40 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN Es necesario creer en sus capacidades y posibilidades de aprendizaje, valorar positiva-mente los éxitos conseguidos y trasmitir esta confianza a los compañeros y compañeras del aula. Si no creemos en sus capacidades no les proporcionaremos oportunidades reales de aprendizaje. Cada alumno o alumna respon-de según las expectativas y confianza que se pone en él o en ella. Si el equipo educativo desconfía de lo que el alumnado puede conse-guir, el nivel de exigencia caerá y cederá ante los primeros fracasos, no insistiendo mediante un cambio inteligente de estrategias. Aquí vale invertir el dicho bíblico y decir: “Si no lo creo, no lo veo”. Si no creemos en sus capacidades, no vamos a ver los resultados porque en el fondo no le vamos a dar las opor-tunidades de aprender. Es necesario acompasar la intervención edu-cativa al ritmo comprensivo y expresivo de este alumnado. Educador o educadora y alumno y alumna son como una pareja de baile que debe llevar el mismo ritmo. Se le debe conceder un poco más de tiempo para que elabore su respuesta. La información debe transmitirse mediante frases cortas, de forma clara, con-creta y bien pronunciada. Es necesario ha-blar, escuchar y actuar con paciencia y cons-tancia. Dar más tiempo para que conteste a la interpelación del adulto, ejecute las ins-trucciones recibidas y realice las tareas. Su dignidad lo exige y su lentitud por razón de su discapacidad lo necesita. Hay que dar más tiempo para que respon-da. No conviene adelantar la respuesta. Es conveniente descomponer los conte-nidos en pasos intermedios. El profesorado debe desmenuzar la información y los conte-nidos (de las 8 cuestiones o ejercicios de un tema, puede trabajar los 3 ó 4 más importan-tes, por ejemplo). La exposición se debe reali-zar con entusiasmo, claridad y a un ritmo ade-cuado (Buckley y otros, 2006). También hay que dejar más tiempo para la realización de pruebas y evaluaciones. Un buen resultado de la prueba se malogra si no le da-mos más tiempo que a los demás. Se debe tener en cuenta su buena capaci-dad perceptiva y su buena memoria visual en los mecanismos de acceso a los aprendi-zajes. Es necesario tener en cuenta su mayor facilidad visual y reforzar éste canal más que el auditivo. Se debe incrementar el uso de los recursos visuales. Entre ellos, el ordenador es un buen recurso.
  • 41. 6: 41 En los déficits en memoria a corto plazo, los ejercicios de intervención aplicados de mane-ra sistemática, inteligente, ajustada, cons-tante y asociados a situaciones concretas consiguen mejorar estos problemas. Si no se trabaja en ellos para mejorar la memoria a corto plazo, el retraso cognitivo crece (Florez, 2004). En la memoria a largo plazo la buena in-tervención educativa consigue desarrollar sus capacidades. Se debe iniciar con prontitud y mantener con constancia la ejercitación de este tipo de memoria (Flórez, 2004). Muchos de los problemas se superan en mayor o me-nor grado con adecuados programas pedagó-gicos ajustados a las características del alum-nado con s.D. El mundo de las emociones y de los afectos, la sensibilidad afectiva del alumnado, debe ser tenida en cuenta a la hora de plantear la inter-vención pedagógica. La relación afectiva entre docente y alumnado con s.D. va a condicionar intensamente la actitud y la respuesta del alum-no o alumna y, consiguientemente, su actividad de aprendizaje en sentido positivo o negativo. En conjunto, el tono afectivo positivo favore-cerá la adquisición de conocimientos, como tam-bién la percepción positiva de sí mismo, el deseo de agradar o el de ser felicitado (Flórez, 2004). Situaciones motivadoras de aprendizaje: •• Conocer y confiar en el alumno o alumna. •• Proponer tareas asequibles; explicacio-nes y razonamientos cortos. •• Facilitar refuerzos positivos cuando rea-liza la tarea. Respetar tiempos de ejecución, es de-cir, darle tiempo para que comprenda la ins-trucción, la procese, elabore su respuesta y la muestre (Flórez, 2004). •• La imposición, las órdenes tajantes, alzar el tono de voz y recriminar al alumnado bloquean el pensamiento y el discurso de las personas, más aún del alumnado con s.D. Si el alumnado con s.D. presenta hipoacu-sias o dificultades visuales, además de las estrategias didácticas que el equipo educativo puede poner en marcha en su aula (situarlo más cerca, hablar mirando al grupo, de for-ma pausada y con una correcta vocalización, etc.), la Administración educativa dispone de una serie de recursos para atender dichas ne-cesidades. Así, el profesorado de apoyo a la integración y el profesorado especialista en audición y lenguaje (ambos en el centro edu-cativo), el equipo de orientación educativa (de ámbito de actuación zonal), el departamento de orientación en los IES, el equipo de orientación educativa especializada (de ámbito de actuación provincial), realizarán una detección y evaluación más detallada de las necesidades del alumno o alumna en estos aspectos y propondrán las me-didas educativas más idóneas: adaptaciones de acceso o personalización del currículum; sistemas aumentativos o alternativos de comunicación; trabajo coordinado entre familia, especialista de
  • 42. 42 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN audición y lenguaje, profesorado de apoyo a la integración y equipo educativo; etc. Como se puede apreciar, el trabajo en equipo se convierte en una herramienta muy necesaria para lograr una atención educativa adaptada y personaliza-da a las necesidades individuales detectadas en nuestro alumnado. En las operaciones abstractas se debe proceder paso a paso; se necesita más apoyo, más práctica y más tiempo. El alumnado llega a aprender el mecanismo operativo, aunque mantenga dificultades en el razonamiento de la operación. Necesitan situaciones de aprendizaje signifi-cativo para mantener su atención: •• Actuar sobre y desde sus intereses. •• Ir de lo conocido a lo desconocido. •• Hacerlo o hacerla intervenir en cues-tiones conocidas. •• Reforzar sus avances. La situación más favorable en el aprendizaje es la que termina con el deseo de seguir aprendiendo. Dada su falta de iniciativa, es necesario in-teractuar siempre y proponer tareas. Hay que provocar constantemente al alumnado con s.D. e interactuar siempre. No podemos dejarlos o dejarlas a su propia iniciativa. La no interven-ción significa regresión. Hay que razonar con paciencia cuando de-ban cambiar de actitud. No es fácil para ellos y ellas modificar lo que han decidido hacer. Cuando muestra resistencia es bueno cambiar de actividad. En el aprendizaje de la escritura la eje-cución de trazos y grafismos es imperfecta y requiere numerosas sesiones de aprendizaje y entrenamiento. En los ejercicios de escritura, la buena capacidad de imitación puede mejorar sus trazos, fijándose en el modelo. En el aprendizaje de este alumnado impor-ta más el proceso que el resultado. Las es-trategias y el proceso de aprendizaje son tan importantes como los mismos contenidos. Los alumnos y alumnas con s.D. deben ser tratados desde la normalidad como uno o una más del grupo, respetando su ritmo de aprendizaje. El alumnado con s.D. es uno más en el centro escolar, aunque tenga sus dificul-tades de aprendizaje. Hay que exigirles trabajo y comportamiento adecuado como al resto. Su discapacidad no puede ser pretexto que les dispense de sus tareas.
  • 43. 6: 43 El lugar de los alumnos y alumnas con s.D. es el aula de todos y todas. Salvo contadas excepciones, el aula ordinaria es el escenario educativo adecuado para el aprendizaje de este alumnado. El trabajo cooperativo favore-ce el aprendizaje, interrelacionando alumnos y alumnas con dificultades de aprendizaje con el resto. Sería de desear que el refuerzo que reci-ba el alumno o alumna fuera del aula común estuviera a cargo del mismo profesor o profe-sora que imparte la asignatura. Se debe favorecer el aprendizaje autó-nomo, evitando la permanente dependencia del maestro o maestra o de los compañeros o compañeras. Se deben utilizar estrategias de autoaprendizaje que les permita trabajar de forma autónoma en el aula. El niño o niña con s.D. desde la atención temprana está acos-tumbrado a la presencia de profesionales de la educación. En el aula les cuesta prescindir de esa dependencia. Es importante tener en cuenta los apoyos naturales de los compañeros y compañe-ras. En el aula se producen unas sinergias de aprendizajes cuando un compañero o compañe-ra comparte aprendizajes con el alumnado con necesidades educativas especiales. Éste se be-neficia de sus compañeros y compañeras, reci-biendo aclaraciones y dosis más comprensivas de aprendizaje. El compañero, por su parte, además de la solidaridad en compartir conocimientos o habilidades, afianza mejor sus conocimientos. La metodología cooperativa es muy ade-cuada en atención a la diversidad. El aprendi-zaje cooperativo crea una red de apoyos natu-rales en la que el alumnado aprende en grupo y se ayuda entre sí. Se organizan, planifican y lle-van a cabo sus responsabilidades en un trabajo cooperativo dentro del aula. Fomento de la autorrepresentación. Se hace necesario proporcionarle instrumentos para la toma de decisiones, pertenencia y par-ticipación en grupos, etc. La implicación de la familia en el aprendi-zaje del alumnado con necesidades educativas especiales es primordial. Es necesario igual-mente que las Asociaciones de padres y ma-dres de niños y niñas con s.D. colaboren con el centro escolar. En resumen, el proceso de aprendizaje de un alumno o alumna no es fácil. Se trata de apostar por ellos y ellas, darles la oportu-nidad de aprender y ponerlos en situación de aprendizaje. Es ilusionante ver los progresos que realizan y cómo nos sorprenden al ver los avances que no creíamos alcanzables. Con una metodología adecuada el alumnado con s.D. aprende y progresa en la escuela. La atención a la diversidad exige trabajo, re-quiere un esfuerzo de búsqueda e innovación para dar con el método adecuado. Y un esfuer-zo compartido por toda la comunidad escolar. Si no existe un proceso global que incluya al tutor o tutora, profesional del apoyo, equipo docen-
  • 44. 44 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN te, orientador y orientadora y la familia, la in-clusión escolar no funciona y las estrategias de atención a la diversidad pueden correr el riesgo de convertirse en producto de segregación. En síntesis: ESTRATEGIAS •• La atención a la diversidad da respuesta a las necesidades que presentan todos y cada uno de los escolares. •• Es necesario creer que puede apren-der, confiar en sus capacidades y po-sibilidades. •• Es conveniente planificar un currículo accesible con estrategias didácticas ade-cuadas a la forma de aprender del alum-nado con s.D. •• La mayor facilidad visual reclama la utili-zación de los recursos visuales, como el ordenador. •• Se debe desmenuzar la información y descomponer los contenidos en pasos intermedios. La información debe ser corta, clara, concreta y bien pronuncia-da. Es necesario hablar, escuchar y ac-tuar con paciencia y constancia. •• En las operaciones abstractas se necesita más apoyo, más práctica y más tiempo. •• Es necesario trabajar áreas como la co-municación y el lenguaje en las personas con s.D. •• Hay que adaptar la acción educativa a las formas de ser y de aprender de es-tos alumnos y alumnas con estrategias metodológicas innovadoras y acordes al alumnado. •• Hay que fomentar el desarrollo de los aprendizajes más limitados (puntos dé-biles) y aprovechar en los que está me-jor dotado (puntos fuertes). •• Hay que respetar su ritmo de aprendizaje y darles más tiempo, pero exigiéndoles tareas y comportamientos adecuados. •• Hay que darles oportunidades de éxito y evitar el fracaso. •• La autoestima del alumno o alumna crece enormemente cuando interviene, contesta y además acierta. •• El proceso de aprendizaje se realiza paso a paso. Las tareas se deben graduar se-gún su nivel de dificultad. •• Hay que promover un aprendizaje más autónomo, que permita trabajar por sí solo al alumnado. •• Reforzar los aprendizajes con ejemplos de situaciones reales. •• Familia y Asociaciones de personas con S.D. deben coordinarse con el centro educativo para la mejora de la inclusión y del aprendizaje. •• El aprendizaje cooperativo es una me-todología que puede dar respuesta a alumnos o alumnas diferentes.
  • 45. 6: 45 C) Características y respuestas educativas. EN SÍNTESIS: Una vez revisadas las peculiaridades cogni-tivas y de aprendizaje de los alumnos y alum-nas con s.D. es importante tenerlas presentes a la hora de plantear la acción educativa, de modo que todo proceso de adaptación de los aprendizajes se centre en los puntos fuertes y refuerce aquellos puntos débiles que pre-senta por razón de su dificultad cognitiva. La rica individualidad de las personas con s.D. es un reto para los educadores y educado-ras llamados a intervenir creativamente en el desarrollo de los procesos de aprendizaje más limitados y aprovechar al máximo sus poten-cialidades. Éstos han de ser los pilares básicos de la acción educativa. Es necesario, por tanto, ir descubriendo el camino más adecuado para responder a sus necesidades, desarrollar sus potencialidades y al mismo tiempo fomentar su autoestima, tan poco reforzada en el am-biente social de hoy. Cada característica educativa debe encon-trar su respuesta en forma de estrategia de enseñanza. Elaboramos, a modo de esquema, un cuadro con algunas características y sus posibles respuestas educativas:
  • 46. 46 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN Característica Respuesta educativa Todos y todas diferentes, todos y todas capaces, todos y todas aprenden. La escuela inclusiva da respuesta a las necesidades de todos y cada uno de los alumnos y alumnas. Reciben y procesan la información y responden de forma lenta. El aprendizaje se realiza a un ritmo más lento. La información debe ser corta, clara y concreta. Se deben descomponer los contenidos en pasos intermedios. Hay que facilitar más tiempo para la respuesta, para la realización de tareas y para la evaluación. Su capacidad comprensiva es claramente superior a la expresiva . Hay que dar más tiempo para que se expresen. No debemos adelantar su respuesta. La percepción y memoria visual es mejor que la auditiva. Hay que reforzar el canal visual, más que el auditivo. Deben abundar los recursos visuales (ordenador). Déficit de atención. Baja iniciativa y motivación. Interactuar siempre. No dejarlo a su iniciativa. Situaciones motivadoras. Las personas con s.D. presentan problemas de lenguaje y comunicación. Logopedia. Hablarles y escucharles sin adelantar contestación y sin corregirles permanentemente. Déficit en la memoria a corto y largo plazo. Los ejercicios de intervención se deben iniciar con prontitud, de manera sistemática y constante. La buena intervención educativa consigue desarrollar sus capacidades. Presentan persistencia de conducta y resistencia a los cambios. Hay que razonar con paciencia. No confundir testarudez con resistencia a los cambios y a lo nuevo. Tienen baja autoestima. Reforzar siempre el éxito, resaltando lo que pueda hacer. Evitar cualquier fracaso.
  • 47. 6: 47 Característica Respuesta educativa La implicación de la familia en el aprendizaje del alumnado con NEE es un pilar fundamental. Es muy importante contar con la colaboración de la famila en todos los aspectos del aprendizaje. Aprenden bien por imitación. Los modelos normalizados de la inclusión escolar son los más adecuados para su aprendizaje. Este alumnado tiene baja motivación. El aprendizaje sin errores y el refuerzo positivo de lo realizado correctamente se convierten en estrategias metodológicas convenientes. Situaciones de aprendizaje que partan de lo conocido, conexión con los aprendizajes nuevos con su experiencia previa, estructuración de los contenidos y adecuación del nivel de lenguaje y abstracción de las tareas propuestas, provocan el aumento de la motivación al sentirse capaz de... Aumentar las expectativas sobre sus posibilidades hace que además se esfuercen en cumplirlas: Profecía del Autocumplimiento o Efecto Pigmalion El aprendizaje de este alumnado presenta puntos débiles y puntos fuertes. Hay que fomentar los aprendizajes más limitados y aprovechar aquellos en los que se encuentra mejor dotado. 4.3. Recursos Humanos y Materiales 4.3.1. Recursos Humanos Tutor o tutora. La mayor parte del alum-nado con s.D. se encuentra escolarizado en modalidad de escolarización B (aula ordina-ria con apoyos en períodos variables). Es por ello, que el alumno o alumna con s.D. for-ma, a todos los efectos, parte del grupo cla-se en el que se encuentra escolarizado y, por consiguiente, la responsabilidad última sobre su proceso de enseñanza – aprendizaje y su desarrollo íntegro como persona recae sobre el tutor o tutora del grupo, aunque para ello pueda y deba apoyarse en otros recursos que posibilita la actual normativa. Sus funciones quedan reguladas en la Orden de 9 de sep-tiembre de 1997, por la que se regulan de-terminados aspectos de la organización y el
  • 48. 48 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN nado con perturbaciones del lenguaje y la au-dición. Atienden al alumnado con retrasos, trastornos y patologías del lenguaje oral y es-crito, de distinta índole, así como a aquellos que tienen dificultades en el lenguaje asocia-das a discapacidad intelectual, motriz y fun-damentalmente auditiva. Su intervención, por tanto, está muy centrada en la aplicación de programas específicos para responder a las ne-cesidades educativas detectadas en este alum-nado con problemas en el lenguaje. Profesorado de Apoyo Curricular. Figura creada para realizar refuerzos en Secundaria (Obligatoria y Post – obligatoria) que permite el modelo bipedagógico en el aula. Dicho pro-fesional presta su dedicación a aquellos con-tenidos que el maestro o maestra de Apoyo a la Integración no refuerza por la especificidad de los mismos. Monitores y monitoras de Educación Especial para la etapa Infantil, Primaria y Secundaria. Estos profesionales realizan, prin-cipalmente, las funciones de asistencia, cuida-dos, desplazamientos y supervisión, que consti-tuyen un soporte imprescindible en los centros actualmente. Aunque no tienen funciones es-pecíficamente educativas, sí pueden, siempre bajo la supervisión del maestro o maestra de Apoyo a la Integración, colaborar en la progra-mación y realización de las mismas. El auge e importancia de esta figura queda patente en el incremento anual de profesionales que la Con-sejería destina a tal fin. funcionamiento de las Escuelas Públicas de Educación Infantil y de los Colegios Públicos de Educación Primaria de la Comunidad Au-tónoma de Andalucía. Es, sin duda, la figura más importante en Atención a la Diversidad. Maestro o maestra de Pedagogía Te-rapéutica. Realizan funciones de apoyo a la integración tanto en la etapa primaria como en la secundaria (primer y segundo ciclo). Su intervención en alumnado con necesidades educativas especiales se centra en participar de forma muy activa en la evaluación psicope-dagógica, junto con el orientador u orienta-dora responsable de la misma. Además, rea-lizan los refuerzos (anteriores, simultáneos o posteriores) de contenidos preferentemen-te dentro del aula ordinaria, ponen en mar-cha programas específicos de intervención, orientan al equipo educativo, colaboran con el tutor o tutora en el asesoramiento e infor-mación a padres, madres, etc. Sus funciones, más concretamente, vienen recogidas en el artículo 28 de la Orden de 9 de septiembre de 1997, anteriormente citada y en el artículo 5 de la orden de 27 de julio de 2006, por la que se regulan determinados aspectos refe-ridos a la organización y funcionamiento del departamento de orientación en los Institutos de Educación Secundaria. Maestro o maestra de Audición y Len-guaje. La intervención de estos profesionales se centra, fundamentalmente, sobre el alum-
  • 49. 6: 49 Educador o Educadora. Este personal la-boral está encargado básicamente de la for-mación, cuidado y atención al alumnado con especiales requerimientos en movilidad o des-plazamientos, ayudas técnicas, alimentación, control de esfínteres, etc. Sus funciones se centran en la participación y responsabilización de la programación de actividades de tiempo libre y extraescolares, colaborando además en la elaboración y aplicación de los planes de in-tervención para con estos alumnos y alumnas. Otras funciones importantes son las referidas a favorecer la coordinación escuela – familia, la colaboración en la vigilancia en los recreos o la atención en el comedor. Equipos de Orientación Educativa (E.O.E.). De carácter sectorial o zonal, estos equipos son concebidos como un recurso de apoyo a los centros educativos, centrando su trabajo principalmente en los Centros de Edu-cación Infantil y/o Primaria. Si bien más deta-lladamente podemos encontrar sus funciones en la Orden de 23 de julio de 2003, por la que se regulan determinados aspectos sobre la or-ganización y el funcionamiento de los Equipos de Orientación Educativa, la colaboración con los centros de infantil y/o primaria en la elabo-ración, aplicación y evaluación de las medidas de atención a la diversidad del alumnado y de los Planes de Orientación y de Acción Tutorial son pilares importantes en el trabajo de estos Equipos. Es importante resaltar además que a estos equipos corresponde la evaluación psico-pedagógica y la elaboración del dictamen de escolarización para el alumnado con necesida-des educativas especiales. Departamentos de Orientación en Se-cundaria (D.O.). Con una filosofía de trabajo similar a la que abarcan los E.O.E. en infan-til y Primaria, los D.O. en la etapa Secunda-ria focalizan su trabajo en torno a tres áreas o ámbitos principales: la Atención a la Diversi-dad, la Orientación Vocacional y Profesional y la Acción Tutorial. Las funciones de este D.O. quedan recogidas en la Orden de 27 de julio de 2006, por la que se regulan determinados aspectos referidos a la organización y funcio-namiento del departamento de orientación en los Institutos de Educación Secundaria, de forma más detallada y explícita. No obstante, a diferencia de los E.O.E., el D.O. no realiza dictámenes de escolarización, siendo ésta, en todos los casos e independiente de la etapa del alumnado, función de los E.O.E. También podemos encontrar las funciones de este de-partamento en la Orden de 9 de septiembre de 1997, por la que se regulan determinados as-pectos de la organización y el funcionamiento de los Institutos de Educación Secundaria de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Equipos de Orientación Educativa Espe-cializados. De demarcación geográfica pro-vincial, la actuación de estos equipos ha su-puesto un avance importante en la atención al alumnado que presenta necesidades edu-cativas especiales derivados de discapacidad o trastornos graves de conducta, complemen-
  • 50. 50 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN tando, con una intervención de mayor espe-cialización, la atención que se ofrece al mismo desde los centros educativos y servicios como los E.O.E. y los D.O. Así, su actuación estará definida en torno a los principios de preven-ción y anticipación, detección temprana de necesidades, coordinación intrainstitucional e interinstitucional desde un enfoque multi-disciplinar de la intervención. Más detallada-mente podemos encontrar sus funciones en las Instrucciones de 28 de junio de 2007 de la Dirección General de Participación y Soli-daridad en la Educación por la que se regulan determinados aspectos sobre la organización y el funcionamiento de los Equipos de Orien-tación Educativa Especializados.
  • 51. 6: 51
  • 52. MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN 5.1. ¿Por qué es necesaria la colaboración? La colaboración de la familia es ne-cesaria en todo el alumnado. Cuan-do tratamos con alumnos y alumnas con necesidades educativas espe-ciales tal colaboración resulta imprescindible. Los padres y madres son los primeros agentes educativos de sus hijos e hijas. Ahora, en la es-cuela, continúan siendo un pilar fundamental. El aprendizaje escolar se realiza en el aula, pero los logros educativos de sus hijos e hijas con NEE va a depender bastante de la participación de la familia en el proyecto educativo de la escuela. Es necesaria una colaboración de la familia con la escuela para mejorar la inclusión y el aprendizaje del alumnado con s.D. La familia tiene que ser una plataforma de inclusión y no un núcleo de sobreprotección” (Perera, 1993). El escenario educativo familiar permite dotar a los aprendizajes de un mayor significado y funcionalidad, permite optimizar el aprendiza-je escolar y facilita mejor su generalización. 52 LA FAMILIA 5
  • 53. 6: 53 Profesorado y familia deben tomar medidas para establecer una comunicación fluida y una estrecha colaboración. La colaboración de los padres y madres con la escuela es un derecho y una responsabilidad. La familia refuerza día a día en la casa el apren-dizaje de su hijo o hija con NEE. Toda la acción educativa que se realiza con el alumnado con s.D. queda muy debilitada si no hay detrás una familia que colabore activamente en la educa-ción y formación. 5.2. Pautas de colaboración Desde la familia es necesario que se adopte una actitud de confianza hacia el centro edu-cativo y el profesorado y de respeto hacia la autonomía del centro. El profesorado debe informar a la familia sobre los planes, proyectos, dificultades y de-más incidencias que se producen en el proceso educativo de sus hijos o hijas y solicitar su cola-boración siempre que sea necesaria. En la propuesta de escolarización del alum-nado con s.D. la familia debe participar activa-mente en el proceso de toma de decisiones que afecten a la modalidad de escolarización. En la comunicación escuela-familia, conviene contactar con todos el profesorado implicados en la educación del alumnado con s.D. El tutor o tutora es el responsable del proceso educa-tivo. El profesorado de apoyo y orientador u orientadora comparten con el tutor o tutora la dinámica del aprendizaje de alumnos y alumnas con s.D. y colabora en un aprendizaje coopera-tivo que, a su vez, crea otros apoyos naturales dentro del aula. El diario de clase, así como la agenda, son de gran utilidad para reflejar las incidencias del apren-dizaje diario en el aula, recibir las indicaciones de lo que ha de trabajar en casa o reflejar, por parte de la familia, aquellas circunstancias que interac-túen mejor en el aprendizaje del alumnado, para conseguir así la generalización del aprendizaje. En la reunión colectiva con las familias al comienzo de cada periodo lectivo, es conve-niente explicar y hacerles partícipes de los ob-jetivos, metodología y criterios de evaluación que se van a utilizar durante el mismo. 5.3. Down Andalucía colabora con los Centros Educativos Las familias de personas con s.D. se han orga-nizado y constituyen las Asociaciones Síndro-me de Down. Tienden un puente entre profe-sorado y familia y favorecen en gran manera el aprendizaje escolar. Los profesionales de las Aso-ciaciones de Down Andalucía se coordinan con los centros educativos donde aprende el alumna-do con s.D y asesoran al profesorado, ofreciendo colaboración en coordinación con la familia. Down Andalucía y la Consejería de Educa-ción tienen firmado un Convenio para colabo-rar con los Centros educativos en la mejora de la inclusión y aprendizaje escolares del alum-nado con s.D.
  • 54. MANUAL DE AT E N C I Ó N A L ALUMNADO C O N N E C E S I DA D E S E S P E C Í F I C A S D E APOYO EDUCAT I V O D E R I VADA S D E SÍNDROME DE DOWN John Langdon Down (1828-1896) (pág. 7): John Langdon Down nació en 1828 en Tor-point, Cornwall. Poseía estudios de Farmacia y conocimien-tos en Química Orgánica, Fisiología, Psiquia-tría y Psicología. En 1866 publicó en la revista London Hospital Reports, un artículo de tres pági-nas y media en el que presentaba una des-cripción minuciosa de un grupo de “pa-cientes” con discapacidad intelectual que mostraban características físicas parecidas: “Observations on an Ethnic Classification of Idiots”. Describió las características faciales, la anormal coordinación neuromuscular, las dificultades que mostraban con el lenguaje oral, así como la asombrosa facilidad que tenían para imitar a los médicos, además de su gran sentido del humor. De acuerdo con la teoría de Darwin, Down creyó que la entidad que hoy se conoce con su nombre, era un retroceso hacia un tipo racial más primitivo, una forma de regresión al estado primario del hombre. Sus rasgos le 54 GLOSARIO 6
  • 55. 6: 55 recordaron los mongoles, nómadas de la re-gión central de Mongolia, que entonces se consideraban “primitivos” y poco evolucio-nados. También pensó en un principio que ciertas enfermedades de los padres y madres podían originar este síndrome y en trabajos posteriores señaló que la tuberculosis duran-te el embarazo podía romper la barrera de las razas y ocasionar que padres y madres euro-peos tuvieran hijos e hijas orientales. Down buscaba explicaciones científicas y naturales para las anomalías congénitas que se acha-caban entonces a razones divinas. En 1868 se fue de Londres y creó una ins-titución en Teddington para la educación de ni-ños y niñas con enfermedades mentales de fa-milias ricas. Llegaron a tener más de cien niños y niñas. Lo equiparon al más alto nivel y con-trataron profesorado. Había talleres y se practi-caban varios deportes. Tenía también un teatro y se prefirió al personal que supiera música, cantara o tocara algún instrumento. Down, no obstante, atendió a niños y niñas pobres hasta su muerte y fue consultor del Dispensario de Kington Provident sin salario y del Teddington Cottage Hospital. Down era de ideas liberales. Defendió que las mujeres podían acceder a todas las profesiones, incluida la de clérigo, y debían tener derecho al voto. Se opuso fuertemente a la esclavitud. Señaló que debía proveerse educación especial y dar oportunidades a to-dos los niños y niñas con discapacidad, inde-pendientemente de su extracción social (On the education and training of the feeble in Mind, 1876). En esa época a estos niños y niñas se les tenía encerrados, se les asilaba y se les privaba de educación. Down siempre criticó esta situación y señaló que debían re-cibir una formación adecuada y que incluso podían llegar a ser socialmente útiles para desempeñar determinadas tareas. También tuvo fuertes convicciones religiosas. En 1890 sufrió una grave enfermedad. Murió el 7 de octubre de 1896. Jérôme Lejeune (Montrouge, París, 1926 - 3 de abril de 1994) (pág. 7): Médico genetista francés. Descubridor de que el síndrome de Down se debe a la presencia de un cromoso-ma de más. Estudió medicina y en 1952 comienza a trabajar como investigador del CNRS del que llegó a ser director diez años más tarde. Se convierte en experto internacional de Francia sobre radiaciones atómicas. En 1958, a la edad de 32 años, descubre la primera anomalía cromosómica en el hom-bre: la trisomía 21. Más tarde, con sus colaboradores, descu-bre el mecanismo de muchas más enferme-dades cromosómicas, abriendo así la vía a la citogenética y a la genética moderna. En 1964, es el primer profesor de Genéti-ca Fundamental en la Facultad de Medicina de París. Al año siguiente es nombrado jefe
  • 56. 56 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN del servicio de la misma especialidad en el hospital Necker-Enfants Malades, de la ca-pital francesa. Allí trabajó hasta su muerte en la atención a los niños y niñas enfermos, buscando terapias eficaces contra las ano-malías causantes de discapacidad e investi-gando sobre las afecciones de origen gené-tico en general. Recibió diversos galardones científicos, tanto en Francia como en otros países, ya que era reconocido como uno de los prime-ros expertos mundiales en genética. Plasticidad cerebral (pág. 7): Capacidad de cambio o de adquisición de nuevas conduc-tas como respuesta a las modificaciones del ambiente. Posibilita el carácter de intencio-nal inherente a la conducta humana, de tal forma que la adaptación no es nunca auto-mática, sino constructiva. Sinápsis (pág. 8): Conexión del axón de una neurona con la dendrita o el cuerpo ce-lular de la neurona siguiente. Al existir una pequeña distancia entre el axón y la den-drita que establecen sinapsis no se puede considerar como una conexión anatómica, sino exclusivamente funcional. Fenotipo (pág. 9): Conjunto de mani-festaciones externas de un individuo que constituye el producto de la interacción de las influencias ambientales y las disposicio-nes hereditarias (genotipo). Por tanto, dos individuos con el mismo genotipo pueden poseer, dentro de ciertos límites, fenotipos diferentes, debido al efecto del medio. Disgenesia cerebral (pág. 9): Es la alte-ración en el desarrollo normal del cerebro. En dicha alteración, en el caso del síndro-me Down, no sólo influye el cromosoma 21 extra sino también el juego de fuerzas y relaciones que se haya establecido entre los genes de ese cromosoma y los demás cromosomas que dependen de la herencia de los padres y madres. Escuela inclusiva (pág. 9): Es un enfoque educativo que entiende la diversidad no como un obstáculo sino como un elemen-to enriquecedor donde todos los alumos y alumnas aprenden juntos independiente-mente de sus condiciones personales, so-ciales o culturales. Latencia de respuesta (pág. 9): Tiempo de reacción. Período que transcurre desde la presentación de un estímulo hasta que el individuo emite una respuesta. Motricidad bucofacial (pág. 11): Ca-pacidad de los músculos (de boca y cara) para excitarse y contraerse bajo la acción de determinados estímulos (al recibir un impulso nervioso que transmite una orden de movimiento).
  • 57. 6: 57 Sensibilidad afectiva (pág 12): Capacidad de emocionarse (emotividad), de ser incluido en la esfera afectiva. Evaluación Psicopedagógica (pág. 16): Con-junto de actuaciones encaminadas a recoger, analizar y valorar la información sobre las condiciones personales del alumno o alum-na, su interacción con el contexto escolar y familiar y su competencia curricular. Es com-petencia de los Equipos de Orientación Edu-cativa en primaria y de los Departamentos de Orientación en secundaria, (Orden de 19 de septiembre de 2002, por la que se regula la realización de la evaluación psicopedagógica y el dictamen de escolarización). Dictamen de escolarización (pág. 16): Infor-me fundamentado en la evaluación psicope-dagógica en el que se determinan las nece-sidades educativas especiales y se concretan la propuesta de modalidad de escolarización y la propuesta de las ayudas, los apoyos y las adaptaciones que cada alumno o alum-na requiera. Es competencia de los Equipos de Orientación Educativa de la Consejería de Educación. (Orden de 19 de septiembre de 2002, por la que se regula la realización de la evaluación psicopedagógica y el dictamen de escolarización). Modalidad de Escolarización (pág. 25): Or-ganización de la escolarización en los cen-tros ordinarios docentes públicos y privados concertados de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Las modalidades recogidas son: a. En un grupo ordinario a tiempo completo. b. En un grupo ordinario con apoyos en períodos variables. c. En un aula de educación especial. Sólo se escolarizará al alumnado en cen-tro específico de educación especial cuando, por sus especiales características o grado de discapacidad, sus necesidades educativas no puedan ser satisfechas en régimen de inte-gración. (Decreto 147/2002, de 14 de mayo, por el que se establece la ordenación de la atención educativa al alumnado con necesi-dades educativas especiales asociadas a sus capacidades personales). Evaluación Inicial (pág. 24): Se realizará en el comienzo del curso escolar, al inicio de cada ciclo, e incluirá el análisis de los infor-mes personales de la etapa o ciclo anterior, que se completarán con otros datos obteni-dos por el propio tutor o tutora sobre el punto de partida desde el que el alumno o alumna inicia los nuevos aprendizajes. Será el punto de referencia del equipo docente para la toma de decisiones relativas al desarrollo del currí-culo y para su adecuación a las características y conocimientos del alumnado. Como conse-cuencia de esta evaluación inicial, el equipo docente adoptará las medidas pertinentes de apoyo, refuerzo y recuperación para aque-llos alumnos y alumnas que lo precisen o de
  • 58. 58 MA N U A L D E AT E N C I Ó N A L A L UMN A D O C O N N E C E S I D A D E S E S P E C Í F I C A S D E A P OYO E D U C AT I V O D E R I VA D A S D E S Í N D R OME D E D OWN adaptación curricular para el alumnado con necesidad específica de apoyo educativo). Adaptación curricular (pág. 25): Medida de modificación de los elementos del currícu-lo, a fin de dar respuesta al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo (Orden de 25 de julio de 2008, por la que se regula la atención a la diversidad del alum-nado que cursa la educación básica en los centros docentes públicos de Andalucía). Conductas adaptativas (pág. 26): Conjunto de disposiciones que capacitan a un organis-mo para mantener una relación de equilibrio con las situaciones nuevas del medio. Las si-tuaciones y el organismo varían a lo largo de su ciclo vital y, en consonancia, estas disposicio-nes deben evolucionar a lo largo de las etapas de la vida. La herencia, a través de la dotación genética, supone el cauce a través del cual se desarrolla la adaptabilidad en interacción con las condiciones del medio, pero es también la misma plasticidad de los seres vivos la que permite ir adquiriendo continuamente nuevas posibilidades y características que favorecen los procesos de adaptación al medio.
  • 59. 6: 59
  • 61. 6: BIBLIOGRAFÍA Amor Pan J.R. (2002). Educar la sexualidad de las personas con síndrome de Down. Canal Down21. http://www.down21.org/educ_psc/sexualidad/sexualidadpersonassd.htm Amor Pan J.R. (2004). Sexualidad y personas con síndrome de Down. Portal Do-wn21. http://www.down21.org/educ_psc/sexualidad/sexualidadpersonassd.htm Arnaiz, P. Las escuelas son para todos. Siglo Cero. Feaps. Madrid. Bautista, A. Hurtado F., Lopez Garrido, P. (2004). Me gusta leer, Método de lectura. Granadown. Granada Bautista, A. (2002). ¿Qué es el síndrome de Down?. Dirección Pedagógica de Granadadown. Granada. Buckley, S. (1991). Enseñar a leer para enseñar el lenguaje a niños con síndro-me de Down. Seminario internacional de la Fundación Catalana para el síndrome de Down. Barcelona. Buckley, S. Y Brid G. (2006) La educación de las personas con síndrome Down. Ed. CEPE. Madrid. Buckley, S. y Perera, J. (2006) 3 Lectura y escritura en alumnos con síndrome de Down. CEPE. Madrid. Buckey s. y col. (2006). Educación, acceso al currículum, lectura y escritura para alumnos con síndrome de Down. Síndrome de Down: temas educativos. cepe. Madrid. Buckley, S. y Otros. (2006). El acceso al currículo. Estrategias de adaptación curricular para alumnos con síndrome de Down. CEPE. Madrid. Candel I. y Turpín A. (1992). Síndrome de Down: integración escolar y laboral. Assido. Murcia. Cararach, J. (2007). Sexualidad: aspectos médicos. IX Jornada Internacional so-bre síndrome Down. Fundació Catalana síndrome Down. Barcelona Flórez, J. (2007). Bases neurológicas de la atención temprana. En Miñan, A. (2007), coord. de La atención temprana a la escuela. Editorial Nativota. Granada. Flórez J. (1999). El síndrome de Down. Siglo Cero., nº 183, mayo-junio 1999. Florez, J. (1995). Psicobiología, conducta y aprendizaje en el síndrome de Down: problemas y soluciones. Rev. Sindr. Down. nº 12. Santander. Flórez, J, Troncoso, Mª Vª,y Dierssen, M. (1997). Síndrome de Down: bio-logía, desarrollo y educación. Barcelona. Florez J. (2004). Patología cerebral y sus repercusiones cognitivas en el síndrome de Down. Canal Down 21. www.down21.es Flórez, J. y Troncoso, Mª.Vª. (reimpr. 2001). Síndrome de Down y educa-ción. Barcelona. Fundació Catalana Síndrome de Down (2002). Sexualidad, las relaciones y yo. Barcelona. García, J. L. (2000). Educación sexual y afectiva en personas con minusvalía psí-quica. Asociación Síndrome de Down Cádiz y Bahía. Cádiz. García Pastor, C. (1998). Una escuela común para niños diferentes: la integra-ción escolar. Barcelona. Garvia, B. (2007). Sexualidad: Aspectos psicológicos. IX Jornada Internacional so-bre síndrome Down. Fundació Catalana síndrome Down. Barcelona. Gijón A. (coord.) (2000). Los alumnos y alumnos con síndrome de Down apren-den en la escuela de la diversidad. Edita Andadown. Granada. González Manjón D. (2006). Procesos de aprendizaje y estrategias de atención a la diversidad. I Jornadas andaluzas sobre experiencias de atención a la diversidad en educación secundaria, Universidad de Granada, Grupo Epsido y Down Andalucía. Noviembre 2006. Granada. Granadown (2006). Dpto. de Apoyo Escolar. Habilidades para la autonomía es-colar, Estrategias de apoyo escolar. Granada. Illán Romeu, N. y García Martinez, a. (1997). La diversidad y la diferen-cia en la educación secundaria obligatoria: retos educativos para el siglo XXI. Ediciones Aljibe. Archidona. Málaga. López, A. y Miñán, A. (2007). Evaluación Inicial de programas de Atención a la Diversidad, I Congreso Internacional de Orientación Educativa de Andalucía. Granada.
  • 62. López Melero, m. (1999). Aprendiendo a conocer a las personas con síndrome de Down. Ediciones Aljibe, Málaga. López Melero, M. (2007). Derribar las barreras que impiden el aprendizaje y la participación en el aula. En Miñán, A. (2007) coord. Experiencias de atención a la diver-sidad en educación secundaria. Editorial Nativota. Granada. López Moratalla, M. (2004). El aprendizaje en las personas con S.D. Me gusta leer. Granadown, Granada. López Ocaña A.Mª. y Mñán Espigares. (2006). Atención a la Diversidad, Acción Tutorial y Orientación Académica y Profesional. Universidad de Granada. Menéndez García, Ana Isabel (2001). La Deficiencia Mental. Publicado en http://www.uniovi.es/formacion/mdelbuey/documentos/area%20academica/bases/ curso%202001-2002/deficiencia%20mental%2001-02.PDF Miller, J. F., Leddy, M., Leavitt, l. a. (2001). Síndrome de Down: comuni-cación, lenguaje, habla. Barcelona. Miñan Espigares, a. (coord) (1997). Educar a las personas con síndrome de Down. Edita Granadown. Granada. Miñan Espigares, A. (2003). Estrategias de enseñanza en el aprendizaje de los alumnos con síndrome de Down. I Congreso nacional de educación para personas con síndrome de Down. Publicaciones obra social y cultural. Cajasur, Córdoba. Molina S. y colab. (2004). Diseño curricular para alumnos con síndrome de Down. Prensas universitarias. Zaragoza. Molina García, s. (2002). Psicopedagogía del niño con síndrome de Down. Edi-torial Arial. Granada. Montiel P. (2007). El deporte como estilo de vida. Nuevos entornos de intervenci-ón. Un escenario para el cambio. VII Encuentro de Familias de Down España. Málaga. Diciembre 2007. Parra, V. y otros (2004). La atención al alumnado con necesidades educativas específicas como marco para atender a la diversidad. Ed. Adhara. Granada. Perera, J. (2001). Calidad de vida y autonomía en la persona con síndrome de Down. En Vega, A. La educación de los niños con síndrome de Down. Amarú Ediciones. Salamanca. Pueschel, S. (2007). Importancia de los cuidados médicos. IX Jornada Internacio-nal Síndrome de Down. Fundació Catalana Síndrome de Down. Barcelona. Pueschel.S.M. (1997). Síndrome de Down. Hacia un futuro mejor. Guía para pa-dres. Masson. Barcelona,(reedic.) Ramón Laca, Mª L. (2004). Vida de pareja y síndrome de Down. Canal Down21. http://www.down21.es Rondal J, Perera J, Nadel L. (2000). Síndrome de Down: Revisión de los últi-mos conocimientos. Madrid, Espasa. Ruiz, E. (2004). La integración escolar de los niños con síndrome de Down en España: algunas preguntas y respuestas. Revista Síndrome de Down de Cantabria; 21(2004): 122-133. Ruiz, E. (2008). Programas de educación emocional para jóvenes con síndrome Down. Jornadas de Formación para Profesionales. Down Andalucía. Málaga. Troncoso, Mª V. del Cerro, M. Ruiz, M. (1999). El desarrollo de las personas con s. D. En El síndrome de Down, Rev. Siglo Cero Feaps, nº 184 julio-agosto 1999. Vega, A. (coord. 2001) La educación de los niños con síndrome de Down. Presen-tación de J. Perera. Amarú Ediciones. Salamanca. Vived E. (2003). Características cognitivas y de aprendizaje en niños con síndrome de Down. Implicaciones educativas. En I Congreso nacional de educación para personas con s. D. Publicaciones Obra social y Cultural CAJASUR, Córdoba. Yadarola, Mª.E. (2007). El aula inclusiva, un espacio educativo para todos. I Con-greso Iberoamericano, mayo 2007. Buenos Aires (Argentina). Revista Down nº 36 - 37. Diciembre 2007.
  • 63. 6: DIRECCIONES DE INTERÉS DOWN ANDALUCÍA Federación Andaluza de Asociaciones para el Síndrome de Down C/ Perete, 36. CP: 18014 Granada Teléfono: 958 160104 Fax: 958 160873 Web: www.andadown.com E-mail: coordinacion@andadown.com DOWN ALMERÍA “ASALSIDO” C/ José Morales Abad, 10; C.P.: 04007 Almería Teléfono: 950 268777 Fax: 950 262807 Web: www.asalsido.org E-mail: almeria@asalsido.org A.S.D. CAMPO DE GIBRALTAR “BESANA” C/ San Nicolás, nº 1 bajo - Edif. “MAR 1”; C.P.: 11207 Algeciras, Cádiz Teléfono: 956 605341 Fax: 956 605341 E-mail: besana@hotmail.com A.S.D.. “A.SI.QUI.PU.” (Asociación Si Quieres Puedo) Avda. Generalísimo Edif. Ayuntamiento; C.P.: 11160 Barbate, Cádiz Teléfono: 956 434553 Fax: 956 433546 E-mail: down@asiquipu.org DOWN CÁDIZ “LEJEUNE” C/ Periodista Federico Joly, s/n; C.P.: 11012 Cádiz Teléfono: 956 293201 Fax: 956 293202 Web: www.uca.es/huesped/down E-mail: asociacion.sindromedown@uca.es A.S.D. DE CHICLANA “ASODOWN” Carretera de la Barrosa. Parque “El Campito” s/n. C.P.: 11130 Chiclana, Cádiz Teléfono: 956 537871 Fax: 956 537871 E-mail: asodown@hotmail.com DOWN CÓRDOBA C/ María la Judía, s/n; C.P.: 14011 Córdoba Teléfono: 957 498610 Fax: 957 401516 Web: www.downcordoba.org E-mail: administracion@downcordoba.org DOWN GRANADA “GRANADOWN” C/ Perete, 36; C.P.: 18014 Granada Teléfono: 958 151616 Fax: 958 156659 Web: www.downgranada.org E-mail: asociacion@downgranada.org DOWN HUELVA “AONES” Avda. Federico Molina, 10 1º; C.P.: 21005 Huelva Teléfono: 959 270918 Fax: 959 270918 Web: http://nuestronombre.es/aones E-mail: aoneshuelva@hotmail.com DOWN JAÉN Y PROVINCIA Avda. de Andalucía, 92 bajos; C.P.: 23006 Jaén Teléfono: 953 260413 Fax: 953 260413 Web: http://es.geocities.com/downjaen E-mail: downjaen@downjaen.e.telefonica.net
  • 64. A.S.D. CENTRO DOWN “CEDOWN” Plaza de los Ángeles, parcela 9. Local 5; C.P.: 11400 Jerez de la Frontera, Cádiz Teléfono: 956 336969 Fax: 956 169632 E-mail: equipocedown@hotmail.com Web: www.cedown.org DOWN JEREZ ASPANIDO C/ Pedro Alonso, 11; C.P.: 11402 Jerez de la Frontera, Cádiz Teléfono: 956 344650 Fax: 956 323077 Web: www.cedown.org E-mail: abuzarzuela@hotmail.com DOWN MÁLAGA C/ Godino, 9; C.P.: 29009 Málaga Teléfono: 952 274040 Fax: 952 274050 Web: www.downmalaga.com E-mail: downmalaga@downmalaga.com DOWN RONDA “ASIDOSER” C/ José Mª Castellón Madrid s/n; C.P.: 29400 Ronda, Málaga Teléfono: 952 872979 Fax: 952 872979 E-mail: asidoser@telefonica.net A.S.D. ASPANRI DOWN C/ Enrique Marco Dorta, 2 acceso A; C.P.: 41018 Sevilla Teléfono: 954 418030 Fax: 954 419899 Web: www.aspanri.org E-mail: aspanri@aspanri.org A.S.D. SEVILLA Y PROVINCIA “ASEDOWN” Avda. Cristo de la Expiración S/N Bajo Local 4; C.P.: 41001 Sevilla Teléfono: 954 902096 Fax: 954 371804 Web: www.asedown.org E-mail: asedown@asedown.org
  • 65. 6: PÁGINAS WEB Portal de referencia para el síndrome de Down http://www.down21.es. Web sobre la historia de la medicina http://www.historiadelamedicina.org. Web de la Consejería de Educación http://www.ced.junta-andalucia.es. Sexualidad y personas con síndrome de Down http://www.down21.org/educ_psc/sexualidad/sexualidadpersonassd.htm.
  • 66. 6 NORMATIVA Marco General: Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE). (BOE nº 106, de 4 de mayo de 2006). Ley 17/2007, de 10 de diciembre, de Educación de Andalucía (LEA). (BOJA nº 252, de 26 de diciembre de 2007). Ley 9/1999, de 18 de noviembre, de Solidaridad en la Educación. (BOJA nº 140, de 2 de diciembre de 1999). Ley 1/1999, de 31 de marzo, de atención a las personas con discapacidad en Andalucía. (BOJA nº 45, de 17 de abril de 1999). Escolarización: Decreto 53/2007, de 20 de febrero, por el que se regulan los criterios y el procedimiento de admisión del alumnado en los centros docentes públicos y privados concertados, a excepción de los universitarios. (BOJA nº 40, de 23 de febrero de 2007). Orden de 24 de febrero de 2007, por la que se desarrolla el procedi-miento de admisión del alumnado en los centros docentes públicos y privados concertados, a excepción de los universitarios. (BOJA nº 41, de 26 de febrero de 2007). Orden de 27 de febrero de 2009, por la que se modifica la de 24 de febre-ro de 2007, por la que se desarrolla el procedimiento de admisión del alumna-do en los centros docentes públicos y privados concertados, a excepción de los universitarios. (BOJA nº 40, de 27 de febrero de 2009). Orden de 19 de febrero de 2008, por la que se modifica la de 24 de febre-ro de 2007, por la que se desarrolla el procedimiento de admisión del alumna-do en los centros docentes públicos y privados concertados, a excepción de los universitarios. (BOJA nº 42, de 29 de febrero de 2008) Orden de 13 de mayo de 2009, por la que se convoca el procedimiento de admisión del alumnado en las Escuelas Infantiles de titularidad de la Junta de Andalucía y en los centros de convenio que imparten el primer ciclo de Educación Infantil para el curso 2009/2010 (BOJA nº 93, de 18 de mayo de 2009). Orden de 14 de mayo de 2007 por la que se desarrolla el procedimiento de admisión del alumnado en la oferta completa y parcial de los ciclos for-mativos de formación profesional sostenidos con fondos públicos en los centros docentes de la Comunidad Autónoma de Andalucía. (BOJA nº 107, de 31 de mayo de 2007) Ordenación de las enseñanzas: Decreto 428/2008, de 29 de julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes a la Educación Infantil en Andalucía. (BOJA nº 164, de 19 de agosto de 2008). Decreto 149 /2009, de 12 de mayo, por el que se regulan los centros que impar-ten el primer ciclo de la Educación Infantil. (BOJA nº 92, de 15 de mayo de 2009). Decreto 230/2007, de 31 de julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes a la Educación Primaria en Andalucía. (BOJA nº 156, de 8 de agosto de 2007). Decreto 231/2007, de 31 de julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria en Andalucía. (BOJA nº 156, de 8 de agosto de 2007). Decreto 416/2008, de 22 de julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes al Bachillerato en Andalucía. (BOJA nº 149, de 28 de julio de 2008). Decreto 436/2008, de 2 de septiembre, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas de la Formación Profesional inicial que forma parte del sistema educativo. (BOJA nº 182, de 12 septiembre de 2008). Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se regula el Plan Educativo de Forma-ción Básica para personas adultas. (BOJA nº 173, de 3 de septiembre de 2007). Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se regula la Educación Secundaria Obligatoria para personas adultas. (BOJA nº 172, de 31 de agosto de 2007). Orden de 29 de septiembre de 2008, por la que se regulan las enseñanzas de Bachillerato para personas adultas. (BOJA nº 208, de 20 de octubre de 2009). Orden de 24 de junio de 2008, por la que se regulan los Programas de Cualifi-cación Profesional Inicial. (BOJA nº 157, de 7 de agosto de 2008) Decreto 147/2002, de 14 de mayo, por el que se establece la ordenación edu-cativa a los alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales asociadas a capacidades personales. (BOJA nº 58, de 18 de mayo de 2002).
  • 67. Orden de 19 de septiembre de 2002, por la que se regula el periodo de for-mación para la transición a la vida adulta y laboral, destinado a jóvenes con necesi-dades educativas especiales. (BOJA nº 125, de 26 de octubre de 2002). Currículo: Orden de 5 de agosto de 2008, por la que se desarrolla el currículo corres-pondiente a la Educación Infantil en Andalucía. (BOJA nº 169, de 26 de agosto de 2008). Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se desarrolla el currículo correspon-diente a la Educación Primaria en Andalucía. (BOJA nº 171, de 30 de agosto de 2007). Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se desarrolla el currículo corres-pondiente a la Educación Secundaria Obligatoria en Andalucía. (BOJA nº 171, de 30 de agosto de 2007). Orden de 5 de agosto de 2008, por la que se desarrolla el currículo correspon-diente al Bachillerato en Andalucía. (BOJA nº 169, de 26 de agosto de 2008). Con respecto al currículo correspondiente a los títulos de Técnico y Técnico Supe-rior de Formación Profesional, consultar cada una de las órdenes que los desarrollan en función de la cualificación profesional deseada según el Catálogo Nacional. Orden de 19 de septiembre de 2002, por la que se regula la elaboración del proyecto curricular de los centros específicos de educación especial y de la progra-mación de las aulas de educación especial e los centros ordinarios. (BOJA nº 125, de 26 de octubre de 2002). Evaluación: Orden de 29 de diciembre de 2008, por la que se establece la ordenación de la evaluación en la Educación Infantil en la Comunidad Autónoma de Andalucía. (BOJA nº 15, de 23 de enero de 2009). Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se establece la ordenación de la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado de Educación Primaria en la Comunidad Autónoma de Andalucía. (BOJA nº 166, de 23 de agosto de 2007). Orden de 10 de agosto de 2007, por la que se establece la ordenación de la eva-luación del proceso de aprendizaje del alumnado de Educación Secundaria Obligatoria en la Comunidad Autónoma de Andalucía. (BOJA nº 166, de 23 de agosto de 2007). Orden de 15 de diciembre de 2008, por la que se establece la ordenación de la evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado de Bachillerato en la Comu-nidad Autónoma de Andalucía. (BOJA nº 2, de 5 de enero de 2009). Atención a la Diversidad: Orden de 25 de julio de 2008, por la que se regula la atención a la diversidad del alumnado que cursa la educación básica en los centros docentes públicos de Andalucía. (BOJA nº 167, de 22 de agosto de 2008). Orientación: Decreto 213/1995, de 12 de septiembre de 1995, por el que se regulan los Equipos de Orientación Educativa. (BOJA nº 153, de 29 de noviembre de 1995). Orden de 19 de septiembre de 2002, por la que se regula la realización de la evaluación psicopedagógica y el dictamen de escolarización. (BOJA nº 125, de 26 de octubre de 2002). Orden de 23 de julio de 2003, por la que se regulan determinados aspectos sobre la organización y el funcionamiento de los Equipos de Orientación Educa-tiva. (BOJA nº 155, de 13 de agosto de 2003). Orden de 27 de julio de 2006, por la que se regulan determinados aspectos referidos al Plan de Orientación y Acción Tutorial en los Institutos de Enseñanza Secundaria. (BOJA nº 175, de 8 de septiembre de 2006). Orden de 27 de julio de 2006, por la que se regulan determinados as-pectos referidos a la organización de y funcionamiento del Departamento de Orientación en los Institutos de Enseñanza Secundaria. (BOJA nº 175, de 8 de septiembre de 2006). Instrucciones de 28 de junio de 2007, de la Dirección General de Parti-cipación y Solidaridad en la Educación por la que se regulan determinados as-pectos sobre la organización y el funcionamiento de los Equipos de Orientación Educativa Especializados. Orden de 14 de julio de 2008, por la que se modifica la de 16 de noviembre de 2007, por la que se regula la organización de la orientación y la acción Tutorial en los centros públicos que imparten las enseñanzas de Educación Infantil y Primaria. (BOJA nº 157, de 7 de agosto de 2008).
  • 68. NORMATIVA Accesibilidad y barreras arquitectónicas: Decreto 293/2009, de 7 de julio, por el que se aprueba el reglamento que regula las normas para la accesibilidad en las infraestructuras, el urbanismo, la edi-ficación y el transporte en Andalucía. (BOJA nº 140, de 21 de julio de 2009). Ayudas y subvenciones educativas: Resolución de 1 de junio de 2009, de la Secretaría de Estado de Educación y Formación Profesional, por la que se convocan ayudas para alumnado con necesi-dad específica de apoyo educativo para el curso académico 2009-2010. (BOE nº 136, de 5 de junio de 2009). Orden de 27 de abril de 2005, por la que se regula el programa de gratuidad de los libros de texto dirigido al alumnado que curse enseñanzas obligatorias en los centros docentes sostenidos con fondos públicos. (BOJA nº 92, de 13 de mayo de 2005). Orden de 8 de enero de 2009, por la que se establecen las bases reguladoras para la concesión de subvenciones a corporaciones locales, asociaciones profe-sionales y organizaciones no gubernamentales para el desarrollo de los módulos obligatorios de los Programas de Cualificación Profesional Inicial y se convocan las correspondientes para el curso 2009/2010 (BOJA nº 31, de 16 de febrero de 2009). Orden de 14 de enero de 2009, por la que se regulan las medidas de apoyo, aprobación y reconocimiento al profesorado para la realización de proyectos de investigación e innovación educativa y de elaboración de materiales curriculares. (BOJA nº 21, de 2 de febrero de 2009). Orden de 9 de mayo de 2008, por la que se establecen las bases reguladoras y se convocan ayudas económicas para financiar actividades extraescolares organi-zadas por las federaciones y confederaciones de asociaciones de padres y madres del alumnado, con necesidades específicas de apoyo educativo, asociadas a sus capacidades personales, escolarizado en centros educativos sostenidos con fondos públicos. (BOJA nº 105, de 28 de mayo de 2008). Plan de Apoyo Familias: Decreto 137/2002, de 30 de abril, de apoyo a las familias andaluzas. (BOJA nº 52, de 4 de mayo de 2002). Decreto 18/2003, de 4 de febrero, de ampliación de las medidas de apoyo a las familias andaluzas (BOJA nº 26, de 7 de febrero de 2003). Decreto 64/2008, de 26 de febrero, por el que se modifica el Decreto 137/2002, de 30 de abril, de apoyo a las familias andaluzas. (BOJA nº 43, de 3 de marzo de 2008). Decreto 59/2009, de 10 de marzo, por el que se modifica el Decreto 137/2002, de 30 de abril, de apoyo a las familias andaluzas, y el Decreto 18/2003, de 4 de fe-brero, de ampliación de las medidas de apoyo a las familias andaluzas. (BOJA nº 50, de 13 de marzo de 2009). Transporte escolar: Decreto 287/2009, de 30 de junio, por el que se regula la prestación gratuita del servicio complementario de transporte escolar para alumnado de los centros do-centes sostenidos con fondos públicos. (BOJA nº 128, de 3 de julio de 2009). Orden de 29 de junio de 2009, por la que se modifica parcialmente la de 9 de febrero de 2004, por la que se regula la concesión de ayudas por despla-zamiento para alumnos y alumnas que realizan prácticas formativas corres-pondientes a la fase de Formación en centros de Trabajo. (BOJA nº 145, de 28 de julio de 2009). Acuerdo de 1 de julio de 2008, del Consejo de Gobierno, por el que se establece la prestación gratuita del servicio de transporte escolar al alumnado de Bachillerato y Formación Profesional Inicial. (BOJA nº 138, de 11 de julio de 2008). Residencias escolares: Orden de 3 de febrero de 2009, por la que se convocan las plazas de Residen-cia Escolar para cursar estudios posteriores a la educación secundaria obligatoria en el curso 2009/2010. (BOJA nº 41, de 2 de marzo de 2009). Orden de 3 de febrero de 2009, por la que se convocan plazas de Residencia Escolar o Escuela Hogar para facilitar la escolarización del alumnado en las ense-ñanzas obligatorias en el curso 2009/2010. (BOJA nº 41, de 2 de marzo de 2009). Orden de 9 de abril de 2008, por la que se efectúa la convocatoria para la conce-sión de subvenciones instrumentalizadas a través de convenios con escuelas Hogar y Entidades de titularidad privada sin ánimo de lucro, para facilitar la escolarización del alumnado con graves discapacidades. (BOJA nº 87, de 2 de mayo de 2008). 6:
  • 69. Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y su Protocolo Facultativo. Resolución aprobada por la Asamblea General de la ONU [A/RES/62/170] . En vigor desde el 3 de Mayo de 2008. Recomendación Rec (2006)-5 del Comité de Ministros a los Esta-dos miembros sobre el Plan de Acción del Consejo de Europa para la promoción de derechos y la plena participación de las personas con discapacidad en la sociedad: mejorar la calidad de vida de las perso-nas con discapacidad en Europa 2006-2015. (15 líneas de acción clave y aspectos transversales). Diario Oficial de las Comunidades Europeas (03/11/2006).