Los algoritmos genéticos se inspiran en la evolución biológica y la selección natural de Darwin. Funcionan inicializando una población aleatoria de soluciones y luego aplicando operadores genéticos como la selección, el cruzamiento y la mutación para generar nuevas soluciones, reteniendo las mejores a lo largo de las generaciones, hasta encontrar una solución óptima. Se han aplicado con éxito en problemas de optimización y se inspiran en la teoría de evolución de especies de Darwin.