El documento habla sobre la importancia de vencer la debilidad de la carne a través de la comunión con el Espíritu Santo. Indica que cuando pasamos tiempo en oración y obedeciendo las indicaciones del Espíritu, podemos evitar caer en tentación a pesar de la fragilidad de la naturaleza humana. También enfatiza que el pecado solo puede ser vencido cuando hacemos que nuestro espíritu domine sobre nuestra carne mediante una vida dedicada a agradar a Dios.