Juan sale de su casa con un mal presentimiento y se desvía de su camino al trabajo para dirigirse al mar, donde recuerda momentos felices de su pasado. En la playa, Juan siente deseos de sumergirse en el agua y partir hacia la profundidad. Más tarde, se queda dormido contento en un hotel cercano al mar, con el presentimiento de no volver a la ciudad. A la mañana siguiente, la dueña del hotel encuentra un cuerpo rígido en la cama que Juan había ocupado, pero él ya no estaba, había despertado en el