Catalina de Siena sufrió el primer caso documentado de anorexia en el siglo XIV como resultado de su deseo de dedicar su vida a Dios en lugar de casarse. Los síntomas físicos de la anorexia incluyen piel fría, dolor al sentarse, vello fino en el cuerpo, baja presión sanguínea y debilidad. El tratamiento implica la recuperación nutricional y tratamiento psiquiátrico, así como el apoyo de la familia y el seguimiento a largo plazo.