El método audiolingüe se basa en el estructuralismo lingüístico y el conductismo psicológico. Hace hincapié en la práctica oral a través de repetición y uso intensivo de laboratorios de idiomas, donde los estudiantes escuchan y graban su pronunciación. Aunque los laboratorios de idiomas se asocian con este método, en realidad surgieron antes con la invención del fonógrafo en el siglo XIX y se usaron para enseñar idiomas desde la década de 1890.