Este documento presenta los fundamentos del control interno desde tres perspectivas: la autorregulación, el autocontrol y la autogestión. Define la autorregulación como la capacidad institucional para regular sus propios asuntos. El autocontrol se refiere a la capacidad de cada servidor público de considerar el control como inherente a sus responsabilidades. La autogestión es la capacidad de una entidad pública para aplicar de manera efectiva su función administrativa.