Daniel ora pidiendo la restauración de Jerusalén al cumplirse los setenta años de cautiverio. Gabriel responde interpretando la visión de Daniel sobre las setenta semanas, dividiéndolas en tres períodos de siete semanas, sesenta y dos semanas, y una semana, asociadas con la reconstrucción de Jerusalén, la llegada de Mesías y la destrucción del pueblo y la ciudad por los romanos.