La historia trata de una joven pastora que encontró una flauta mágica que hacía bailar a quien la escuchara. El herrero del pueblo oyó la música y empezó a bailar sin parar, enfadándose y acusándola de brujería. Los vecinos decidieron echarla, pero antes de irse la pastora les pidió tocar la flauta. Al oírla, todos se pusieron a bailar y disfrutaron tanto que decidieron dejarla quedarse.